Juegos y actividades para niños con discapacidad motriz e intelectual
Miguel Domínguez Palomares Auxiliar técnico educativoNo es lo mismo una discapacidad cognitiva o intelectual que una discapacidad motriz y, por eso, la forma de trabajar la educación con cada uno de estos grupos de niños es totalmente diferente. Lo que si es un denominado común es todo lo que aprenden los niños con discapacidad a través del juego: autonomía, ganar y perder, reglas, capacidad de superación
Una discapacidad motriz no tiene porque llevar consigo una discapacidad intelectual ni viceversa. La discapacidad motriz dentro de sus variedades está ligada a un deficiente funcionamiento del aparato al aparato locomotor, ya sea a nivel óseo-articulatorio, muscular o nervioso y, por tanto, afecta a la postura, a los movimientos, a la marcha… En cambio, la discapacidad intelectual está más relacionada con lo conductual.
Aunque el procedimiento sea diferente, a la hora de trabajar con estos niños el objetivo es el mismo, que no es otro que el niño/a sea capaz de alcanzar el máximo desarrollo posible en todas las dimensiones de su persona (física, mental, emocional, social, salud) para conseguir el máximo grado de autonomía posible y que sea capaz de generalizarlo en diferentes ambientes y contextos. Obviamente esto dependerá del tipo de discapacidad y del grado de afectación que tenga.
El juego es una actividad muy seria para el niño. A través del juego el niño aprende cosas que luego las puede generalizar a otros ambientes: la concentración, la espera, el guardar el turno, el seguir unas reglas, el adoptar unos roles determinados, el saber ganar y perder, el esfuerzo; pero fundamentalmente el juego debe divertir y debe servir para socializar, es decir, debe ser una oportunidad para que niños y niñas con y sin discapacidad jueguen juntos y de manera normalizada.
Actividades y juguetes recomendados para niños de discapacidad intelectual
El trabajo con un niño/a con discapacidad iría encaminado a conseguir el mayor grado de autonomía posible, es decir, a cargar su mochila de herramientas que pueda utilizar a lo largo de su vida para tener la mayor independencia posible. El juego favorece su autoestima, le ayuda a superarse y a divertirse.
Desde hábitos relacionados con el día a día (vestirse/desvestirse, comer, control de esfínteres, aseo), con el hogar (cocinar, hacer lista de la compra, ir a comprar, coger el metro o un bus…), las habilidades sociales (adecuar su estado anímico a la situación que corresponde, seguir normas sociales establecidas, seguridad vial, saber vivir en comunidad…) o conceptuales (saber leer, escribir, habilidades académicas básicas…) y hasta habilidad para su propia seguridad (reconocerse cuando se está enfermo, saber normas de seguridad vial, no dejarse engañar…)
En cuanto a los tipos de juguetes para niños con discapacidad intelectual, hay que decir que los niños/as con discapacidad intelectual reciben, procesan y organizan la información con dificultad y lentitud por lo que su posibilidad de respuesta presenta limitaciones. En estas personas, todo aquello que posibilite la llegada de información exterior y la estimulación sensorial favorecerá su desarrollo cerebral.
Los juguetes han de ser de fácil manejo de todas sus funciones para que el niño/a pueda jugar con autonomía. Deben ser juguetes atractivos que le posibiliten mantener la atención desde el principios hasta el final, que se ajusten a su tiempo de respuesta, que no requieran altos niveles de concentración o razonamiento, que si son juegos de reglas se puedan adaptar éstas a los distintos niveles de participantes etc.
También va a depender de lo que queramos potenciar: el lenguaje y la comunicación, la concentración, la memoria el tiempo de espera… El mercado ofrece una gran cantidad de juguetes para estos intereses, sin renunciar a los clásicos juegos de mesa (parchís, oca, cuatro en raya, bingo, quién es quién…)
Qué actividades se pueden realizar con niños de discapacidad motriz
En el caso de los niños con discapacidad motriz dependerá del grado de autonomía que tengan, pero obviamente todas las actividades relacionadas deben centrarse en evitar deformaciones, la aparición de escaras (heridas), lograr un buen control postural y actividades que potencien su autonomía y que les permita hacer el máximo de cosas por sí mismo/a, desde desplazarse, vestirse, comer, control de esfínteres… Pero claro, esto va a depender de su grado de discapacidad y del tipo de discapacidad que tenga, porque no es lo mismo un niño/a con parálisis cerebral con una monoplejía que otro/a con una tretraplejía.
Con respecto a los juguetes más apropiados hay muchas personas con discapacidad física que tienen dificultades para el manejo de juguetes, precisamente porque éstos requieren de habilidades como el desplazamiento, la movilidad de partes del cuerpo, la precisión o coordinación, por lo que muchos juguetes no pueden ser aprovechados del todo por este tipo de niños/as y requieren adaptaciones o la ayuda de otra persona.
En este sentido los juguetes deben permitir que puedan ser controlados motrizmente por ellos/as, es decir, que sean accesibles; que si tienen piezas éstas sean fáciles de encajar; que les permitan llegar a ellos con sus sillas de ruedas, que tengan velcros o imanes para que las piezas no se caigan con facilidad por algún movimiento inesperado; que no sean juguetes que necesiten varios movimientos simultáneos a la vez (pulsar dos teclas a la vez).
Qué papel tiene la familia en el desarrollo de un niño con discapacidad
Ante todo, la familia debe evitar la sobreprotección y caer en la pena. El juego es una oportunidad para divertirse, pero también sirve para aprender. Es importante aprender progresando y el juego te permite progresar a través de un mínimo esfuerzo.
Son muy aconsejables los juegos que favorezcan la relación entre hermanos, evitando la competencia y las comparaciones; juegos en los que se potencie la participación de la familia y en los que el niño/a con discapacidad tenga la oportunidad de aprender disfrutando.
El juego es una actividad muy seria en la que se da la oportunidad de trabajar la concentración, el tiempo de espera (tan difícil para muchos de estos niños), el control de la impulsividad, los roles, la paciencia etc. Los juegos al aire libre y con elementos naturales (arena, agua, barro) son también muy estimulantes, por ejemplo, el parque es un contexto que favorece el desarrollo motriz, sensorial y social para cualquier niño. ¿Jugamos?