La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
Putin: una amenaza para el mundo.
El conflicto bélico del gobierno de Vladimir Putin contra Ucrania ha costado cientos de vidas, así como la animadversión mundial respecto al líder ruso. Según los datos y cifras dadas a conocer por los medios de comunicación de diversos países, suma más de 2 mil el número de civiles muertos en la guerra desatada por Putin. Además, los ataques militares ordenados por Putin también se han empezado a dar contra objetivos civiles, tales como zonas habitacionales y centros de trabajo, lo cual, bajo las circunstancias en las que se está dando la agresión militar rusa, constituye una violación a los derechos humanos y a los tratados internacionales.
La respuesta de occidente ha sido opuesta a lo que el sentido común podría aconsejar, ya que en lugar de optar por una confrontación bélica con Rusia, el bloque de naciones europeas y de norte américa (OTAN) liderado por Estados Unidos ha decidido imponer sanciones económicas y financieras al Estado ruso, a Putin, y las empresas de ese país. Por cierto, tal decisión de la OTAN ha sido sensata, pues de haber optado por el enfrentamiento militar se estaría configurando prácticamente el escenario de una tercera Guerra Mundial, cuyos efectos serían devastadores para el mundo entero.
El embargo económico y financiero ha comenzado a surtir efecto, pues algunos prominentes multimillonarios hombres de negocios de Rusia se han acercado al presidente Putin para manifestarle su inconformidad con la guerra ante la muerte de gente inocente, así como por las consecuencias que el bloqueo económico internacional ha empezado a causar en la economía general del país y la de sus propias empresas. La depreciación de las acciones de las empresas rusas, así como la cancelación de las exportaciones rusas hacia importantes naciones de Europa y América, son algunas de las secuelas de tal aislamiento comercial y financiero, que evidentemente perjudicarán a Rusia, al disminuir su actividad comercial internacional, así como el producto interno bruto y la captación de ingresos tributarios, y al incrementarse el desempleo y la inestabilidad social.
Además de la postura antibélica del sector empresarial de Rusia, se han registrado protestas colectivas mediante las que miles de ciudadanos rusos han manifestado su oposición a la invasión y las acciones militares que han sido ordenadas por Putin en perjuicio de la soberanía, la seguridad y la paz de Ucrania. La respuesta de Putin hacia sus conciudadanos ha sido represiva, ya que ha ordenado la detención de cientos de manifestantes opositores, ha decretado severas restricciones legales a la libertad de expresión, y ha bloqueado las redes sociales Facebook y Twitter. Al gobierno de Rusia parecen complicársele cada día más las cosas con motivo de su equivocada intervención militar en Ucrania. Tanto las medidas de aislamiento económico adoptadas por los países occidentales, como las autoritarias decisiones tomadas por Putin para acallar las protestas de
sus gobernados, podrían derivar en una crisis social y política que obligara a Putin abandonar el cargo. Lo cierto es que hoy Putin se ha convertido en una amenaza para el mundo.