-No durmieron para cuidar el arranque de MQ
-Nueva burocracia electoral innecesaria con sueldazos
-Fueron indolentes y ahora gritan alarmistas
Muy lejos de creerse que desde la oficina principal de “El Higadito” Eduardo Fernández Herrera salió la negativa para que el candidato del PAN al ayuntamiento capitalino pudiera arrancar campaña como lo tenía previsto.
Más bien salió desde el despacho principal de palacio, cosa curiosa, porque no se habían metido con Marco Bonilla.
Hasta cierto punto lo habían respetado, enfocando sus baterías con la obsesiva intención de descarrilar a Maru Campos.
Era un auto-mitín, una concentración de personas, dos en cada vehículo, lo que consideró la Secretaría de Salud que se trataba de un alto riesgo de contagio.
Si con ese rasero actuaran con todos, no hubiese habido precampaña ni mucho menos ahorita campaña.
Es una intromisión indebida la que hace formalmente la dependencia responsable de la salud, que con el pretexto del Covid está haciendo gala de capricho.
A todos los demás candidatos los están dejando hacer chilar y huerto, pero sobre Maru y su gente habrá lupa para estorbar, torpedear y sabotear.
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En el arranque de campaña del aspirante a la Presidencia Municipal de Chihuahua por Morena, Marco Adán Quezada, se vio que la capital del estado es prioridad del candidato a gobernador, Juan Carlos Loera.
El equipo de Loera de la Rosa se lució en la organización y colaboración con la gente del exalcalde. Se vio serio y concentrado el grupo loerista en los detalles que faltan de la operación cicatriz.
Tras el arranque siguieron extensas reuniones de acuerdos y planeación que se extendieron prácticamente hasta el alba luego del evento oficial de arranque.
Metieron mano en hacer algo lucidor gente como el candidato a diputado local por el distrito 12, Víctor Quintana y su suplente Osmand González, Jorge Maravé; Hugo González y el diputado Miguel Colunga.
También se vio la mano activa de la gente de Quezada Martínez y del candidato a diputado federal por el distrito 08 federal, Fernando Tiscareño.
Además, para dejar constancia de dónde se enfocan las baterías, el delegado nacional José Ramón Enríquez se plantó para apoyar al morenismo en uno de los ahora bastiones panistas.
Eso habla de la intención de arrebatar la ciudad de manos azules, tras dos administraciones al hilo, además de una alternancia entre panistas y tricolores. Esta es la primera vez que la competencia se juega entre dos partidos de postura ideológica opuesta, Morena y PAN.
Despertar el interés de la gente y llevarla en una de las elecciones más singulares en la historia de la capital, en el marco de una pandemia mundial, es de resaltar para los distintos equipos que confluyen en el morenismo.
De ahí que, según lo que dicen dentro de Morena, hubo reconocimiento al esfuerzo del equipo loerista en la organización del evento.
Y el dilema sigue siendo el mismo: ¿cómo despintar a Marco del guinda que abandera y que rechaza el grueso de los ciudadanos de la capital?
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No tiene perdón quien se aventó la graciosa puntada de creación de asambleas distritales auxiliares en tareas de cómputo y resguardo de material electoral, boletas y actas.
En plena crisis económica provocada por la pandemia, a mediados del 2020, tuvieron a bien los señores y señoras legisladoras autorizar la creación de dichos organismos.
Más aún, con los problemas financieros por los que atraviesa la entidad y con las severas críticas que despierta el despilfarro de recursos.
Tendrán un costo de un millón de pesos mensuales, durante el tiempo que tengan que estar funcionando, sólo en salarios de los consejeros y secretarios.
Ni qué pensar si se calculan los directores y jefes de departamento considerados en la estructura de los lineamientos recientemente autorizados, renta de inmuebles e insumos propios para el funcionamiento. La cifra se duplica o triplica sin problema.
Se supone que están próximas a instalarse dichas asambleas, cuatro para Juárez y dos más para Chihuahua, y estarán en funcionamiento hasta que sean declarados firmes los resultados.
O sea que alguna de ellas o todas, mínimo podrían quedarse dos o tres meses más, hasta que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal diga la última palabra en algún recurso.
Los consejeros, el secretario y el personal que quede en funciones, sólo estarán haciéndola de velador y guardia de seguridad, muy costosos con sueldazos de 20 a 30 mil pesos. Esa será toda su función, salvo que se ordene en algún momento un recuento.
Esas funciones las realizaban sin problema, pero con mucho esfuerzo, las asambleas municipales, con la ayuda de mesas de recepción de paquetes e incluso en su caso de cómputo, desde hace mucho, más de 20 años, sólo que algún genio vio que era necesario crear más estructura, burocracia, y nómina.
El asunto no hace nada de gracia para quienes saben del tema, porque es la misma carga de trabajo de siempre, en una elección intermedia, diputados, ayuntamientos y síndicos.
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El último tuit de Lucha Castro sólo evidencia lo que siempre se supo, que sus lealtades han estado siempre muy alejadas del PAN y más cercanas a Morena.
Un partido que toleró su incorporación a la administración estatal en 2016, incluso cuando después fue designada Consejera de la Judicatura por designación del mismito gobernador panista.
Gozó de sueldos y prestaciones de magistrada, con poder de decisión para poner y quitar jueces.
Era un elemento ajeno, el prietito en el arroz, que no encajaba bajo ningún concepto, igualita que su amigo del alma Víctor Quintana o Teresa “Pety” Guerrero.
Víctor ya se fue y regresó al redil morenista aunque al estilo pocho, allá no lo quieren y acá tampoco; Pety continúa disfrutando de las mieles de la nómina en la Comisión estatal indigenista.
No es tan grave el mensajito en la red social como aquella llamada filtrada donde azuzaba a morenistas para ir contra la candidata del PAN a la gubernatura, pero es una gota más que llena el vaso, por si faltaba un elemento adicional.
Retuitea un mensaje del productor favorito de la 4T, Epigmenio Ibarra, en contra del PRI, PAN y PRD, “quieren frustrar la transformación de México y hablan de la Constitución como si fuera Dios”.
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Muy lejos de existir consonancia ni siquiera cercana, entre el discurso alarmista del pasado fin de semana con la ocupación hospitalaria real, o al menos, próxima a lo real.
El pasado martes se publicó el último reporte de ocupación hospitalaria, con el Central al tope, a un 91 por ciento y el Hospital General de Juárez a un 97 por ciento.
Pero resulta que entre ambos apenas llegan a 68 camas ocupadas, de una capacidad pobre, muy pobre de 74 camas en total. Sólo el hospital Morelos tenía a esa fecha del reporte diez camas más utilizadas para Covid.
Entre los tres hospitales serían 160 camas, no más, en una población de dos millones y medio de habitantes.
Haciendo el cálculo entre el total camas de hospitales IRAG, que son algo así como mil 235, apenas hay ocupadas en el Estado 299, un 24 por ciento. Una de cada cinco.
Por ello no es de extrañar que a nivel nacional, el subsecretario López Gatell salga con la tranquilidad del mundo a manifestar que la propagación del virus está controlada.
El naranja de Gatell para Chihuahua es amarillento, en lugar del naranja de Corral que casi pinta en colorado.
Por ello, innecesario el castigo a Chihuahua y toda la zona sur con los supercierres, que hoy tendrán su segunda edición, mucho menos para Juárez.
Lo que es cierto es que no hay reconversión, cero inversión ni crecimiento en camas Covid…a eso le temen, que se durmieron en sus laureles y abandonaron el fortalecimiento de la infraestructura.