Por: New York Times
Un estudio encontró que la falta crónica de sueño y un sueño de mala calidadaumentan las probabilidades de acumulación de placas grasas en las arterias, una afección conocida como aterosclerosis, que aumenta las probabilidades de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular.
Hay muchas formas de combatir la enfermedad cardiaca, incluyendo «los fármacos, la actividad física y la dieta», señaló el investigador líder, José Ordovás. «Pero este estudio enfatiza que debemos incluir el sueño como una de las armas que usamos para combatir la enfermedad cardiaca, un factor que ponemos en riesgo cada día».
Ordovás es investigador en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares en Madrid, España.
En la nueva investigación, su equipo utilizó ultrasonidos coronarios y TC para seguir la salud arterial de casi 4,000 españoles adultos. Los participantes del estudio, con una edad promedio de 46 años, no tenían enfermedad cardiaca a inicios del estudio.
El estudio no pudo probar causalidad, pero las personas que dormían menos de seis horas por noche tenían un 27 por ciento más de probabilidades de tener aterosclerosis en todo el cuerpo que las que dormían de siete a ocho horas por noche, reportaron Ordovás y sus colaboradores.
Un exceso de sueño tampoco era muy bueno para el corazón. El estudio también encontró que las mujeres que dormían más de ocho horas por noche tenían un mayor riesgo de aterosclerosis.
Los participantes con un sueño de «mala calidad» (que se despertaban con frecuencia o tenían dificultades para quedar dormidos) también tenían un 34 por ciento más de probabilidades de sufrir aterosclerosis, en comparación con los que tenían un sueño de buena calidad.
El estudio aparece en la edición del 14 de enero de revista Journal of the American College of Cardiology.
«Se trata del primer estudio en mostrar que el sueño medido de forma objetiva se asocia independientemente con la aterosclerosis por todo el cuerpo, no solo en el corazón», comentó Ordovás en un comunicado de prensa de la revista. Ordovás también es director de nutrición y genómica en el Centro Jean Mayer de Investigación sobre la Nutrición Humana en el Envejecimiento del USDA, de la Universidad de Tufts, en Boston.
Las personas que tenían un sueño de corta duración y de mala calidad también tendían a consumir unos niveles más altos de cafeína y alcohol, anotó Ordovás.
«Muchas personas creen que el alcohol es un buen inductor del sueño, pero hay un efecto de rebote», advirtió. «Si bebe alcohol, podría despertar tras un periodo corto de sueño y tener problemas para volver a dormirse. Y si vuelve a dormir, con frecuencia es un sueño de mala calidad».
Dos expertos de EE. UU. concurrieron en que el sueño es un componente clave de la salud cardiovascular.
Gianos razonó que las conductas en las horas de vigilia de una persona podrían explicar la conexión entre el sueño y el corazón. Esto «se debe a que los pacientes con una buena higiene del sueño tienen la energía para hacer actividad física, elegir bien los alimentos y gestionar mejor el estrés», apuntó.
El Dr. Thomas Kilkenny es director de medicina del sueño en el Hospital de la Universidad de Staten Island, en la ciudad de Nueva York. El nuevo estudio «abre una puerta a investigaciones futuras para que con algo de suerte demuestren la causalidad entre un sueño de mala calidad y la generación de la enfermedad de la aterosclerosis», planteó.