En algunos círculos parece que existe mucha discusión sobre la posible o no cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). En otros círculos parece que más bien es un asunto de poca relevancia. Posiblemente es menos importante de lo que algunos le atribuyen, pero más relevante de lo que creen quienes no le dan importancia. El NAICM originalmente estaba pensando para abrir operaciones en 2020, no obstante, parece que con un avance rondando el 10 por ciento de la construcción quizá lo veríamos en sexenio y medio o, peor, en un par más.
Si el NAICM se logra concluir será una inversión millonaria que ronde más de 250 mil millones de pesos (poco más de 1 punto del PIB), pero que desafortunadamente vería sus beneficios opacados por los costos ambientales de construir en un lago. ¿Y si no se construyera? Durante los últimos 25 años el mundo ha visto una gran cantidad de mega proyectos de infraestructura nacer y morir al poco tiempo, México, de hecho, es de los campeones mundiales en cancelarlos, por lo que vale la pena preguntarnos: ¿por qué se cancelan?
La imagen de arriba corresponde a un reporte del Banco Mundial, muestra una lista parcial de proyectos de infraestructura que combinan dinero público y dinero privado para su realización, México y la India se pelean los primeros lugares en cancelaciones. México, en un periodo de apenas diez años, canceló 15 proyectos por un monto de más o menos 10 mil millones de dólares.
Si vemos la segunda tabla, en el periodo de entre 1990 y 2001 se cancelaron 48 mega proyectos en el mundo, con un costo de más de 24 mil millones de dólares; aunque es un número pequeño respecto al número de mega proyectos que sí se realizaron, es muy llamativo que casi el 30 por ciento de todas las cancelaciones en el mundo en ese periodo son en México y más del 10 por ciento en India e Indonesia.
¿Qué explica esto? De acuerdo al mismo reporte del Banco Mundial podríamos clasificar las causas de cancelación en 3 grandes categorías:
1.- Fallas en los cálculos sobre el número de usuarios que están dispuestos a pagar una tarifa por el uso de la infraestructura; es decir, que los ingresos que se supone pagarán por el proyecto son menores a los esperados (el caso de las cuotas para las carreteras mexicanas).
2.- Sobre costos y retrasos en la construcción; es decir, posibles problemas de corrupción, ineficiencias y otros lastres.
3.- Problemas en las licitaciones, falta de competencia, capitalismo de cuates o simplemente mal diseño de los procesos.
Los tres problemas son potencialmente relevantes para el caso del Aeropuerto en México. El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) en sus propias emisiones de bonos señalan un riesgo potencial de que se pudo estimar mal el flujo de visitantes del cual dependen los recursos para pagar la construcción. Los retrasos en la construcción existen y las licitaciones siempre son un tema de controversia en México.
Que estas condiciones se cumplan no significa que sea obvio que la mejor salida es cancelar; no obstante, de acuerdo con el Banco Mundial la mejor salida es revisar y modificar los contratos de forma que se puedan mitigar riesgos de incumplimientos, fallas de cálculo y estimar correctamente costos y flujos de efectivo destinados a pagar este tipo de inversiones.
Asegurar total transparencia es un requisito necesario para que estos proyectos tengan oportunidades de sobrevivir y para que la sociedad pueda evaluar correctamente si su beneficio social es mayor que su costo social. Afortunadamente por la naturaleza del proyecto (una concesión del gobierno federal a una empresa paraestatal), el gobierno siempre tiene la capacidad para revisar y de ser necesario cancelar o modificar los términos del proyecto para asegurar el beneficio de la nación, una práctica que es común y es respaldada por órganos internacionales que colaboran en proyectos donde se involucran la iniciativa privada y el sector público.
Más allá de las cuestiones técnicas por las cuales el NAICM es un buen proyecto o no, debe continuar o no, un aspecto importante que debemos tomar en cuenta es que rara vez estos proyectos son de vida o muerte para un país. En el mundo en desarrollo es común ver qué proyectos viven y qué proyectos mueren, sobre todo en economías relativamente grandes como la mexicana estos proyectos tienen poca capacidad por sí mismos de alterar la estabilidad económica en cualquier sentido, positivo o negativo.
Si vamos a escuchar mucho sobre este tema en los próximos meses haríamos bien en recordar que en el país hay temas realmente más importantes que discutir que una disputa que casi siempre se reduce a distintos grupos de interés defendiendo proyectos que muchas veces resultan problemáticos y que siempre pueden ser mejorables. Si nos importa la infraestructura es mucho más importante hablar de puertos, carreteras, infraestructura eléctrica, drenaje y salud, cuellos de botella reales del poco crecimiento del país, sobre todo en el sur.
Si nos importa mucho la infraestructura en la Ciudad de México es más importante que millones de personas no tienen acceso al agua, que un proyecto se cancele o siga es una cosa trivial cuando discutimos los problemas de desarrollo del país.