ALEJANDRA TORALES
El problema, la eterna disputa que hoy toma más fuerza que nunca, es cómo las revistas del corazón o la prensa rosa, generan un estándar de sociedad, estilo de vida y apariencia en el mundo que no está al alcance de todos. Ellas, las revistas, generan contenidos dependiendo del target al que vayan dirigidas. Algunas se alimentan de chismes, de paparazzi, de “fuentes cercanas” o bien, del poder adquisitivo de sus personajes y por ende, de la imagen.
Desde hace ya varios meses, Yalitza Aparicio se convirtió en una figura aspiracional para el mexicano que sin importar su procedencia o color de piel, hoy tiene las posibilidades de brillar tanto en su propio país como en el extranjero. Ella, una mujer indígena proveniente de Oaxaca, se abrió paso gracias a ROMA, una producción de Alfonso Cuarón con Netflix que hoy cuenta con 10 nominaciones al Oscar 2019 entre las cuales se incluye la categoría a Mejor Actriz por el rol de Yalitza.
Debido a esta importancia y a lo cerca que estamos de los premios de La Academia, el tema de conversación es Yalitza Aparicio, sus raíces y la manera en la que triunfó. Por ello es que la revista ¡Hola!, en su versión mexicana, utilizó a la actriz como portada de su más reciente edición.
Y aunque buscaba generar un impacto y crear una figura aspiracional que mezclara las raíces indígenas con vestidos fastuosos, nos encontramos con que, al final, un error puede ser tema de conversación —en este caso para mal— y ser objeto de críticas.
El problema, como resalta a simple vista, es que Yalitza no parece ser Yalitza, sino una modelo con aparentes raíces indígenas, pero operada (con cara y nariz afiladas), ‘blanqueada’ y con un vestido rojo que resalta su cintura. Esto, a simple vista, cumple con los estándares de un prototipo que bien puede ser propio de Hollywood, pero que no termina de encajar con la identidad de una mexicana común… como lo es Yalitza.
Ella en ningún momento ha negado de dónde viene, qué es lo que quiere y hacia dónde va. Sus vestidos, por más costosos que sean, resaltan y enaltecen tanto su tez morena como su figura.Yalitza Aparicio no ha necesitado hacer uso de cirugías plásticas, de fajas o maquillaje excesivo para llamar la atención. Sus cualidades, más allá de lo físico, radican en su carisma, en su humildad y sencillez. Ella no necesita mucho para agradar a la gente.
Esto último es un poco de lo que la gente ha comentado tanto en las publicaciones de las redes sociales de la revista ¡Hola! México, como en sus propios perfiles. Hoy esta revista del corazón nos presenta un doble discurso, nos muestra a una actriz de cara afilada, brazos y cintura estilizados, con cero líneas de expresión y un tono de piel claro. Nos reitera los estándares de lo que ellos consideran “belleza” y el modelo al que las personas, especialmente sus lectores, pueden llegar a aspirar.
La revista ¡Hola! México no ha sido la única en tener a Yalitza Aparicio en su portada. La primera fue Vogue México. Después siguió Vanity Fair Estados Unidos y luego la revista mexicana Quiéncon su especial de ’31 mujeres que amamos’.
Las tres enaltecieron las raíces indígenas de Yalitza. Demostraron, incluso con su periodismo rosa y ropa de diseñador, que una mujer que representa a las minorías (las comunidades indígenas que no forman parte de la élite o “gremio” actoral) puede tener su propio protagonismo incluso con su tez morena y cuerpo imperfecto (si es que algún cuerpo es la excepción).