La primera dama estadounidense minimiza en una entrevista las presuntas infidelidades de Donald Trump: “No es una preocupación para mí” JOAN FAUS
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Sin apenas pestañear y manteniendo el rostro serio que la caracteriza, Melania Trump minimiza en una entrevista televisiva las presuntas infidelidades de su marido. “No es una preocupación y un foco para mí”, dice la primera dama a la cadena ABC, según los primeros extractos de la entrevista. Melania, sin embargo, evita desmentir con rotundidad las supuestas aventuras de Donald Trump hace una década, cuando ya estaban casados, con una actriz de cine porno y una exmodelo de Playboy. Aunque asegura ser feliz en su matrimonio: “Sí, estamos bien”.
Melania Trump es uno de los grandes misterios de los 20 meses de presidencia del republicano. Como todas sus predecesoras, es objeto de un escrutinio constante sobre qué hace y dice. Ella misma parece alimentarlo, por ejemplo cuando en junio pasado llevó una chaqueta con la leyenda ‘Realmente no me importa. ¿A ti?’ durante su viaje a Texas para conocer a familias de inmigrantes que habían sido separadas por una polémica directiva del Gobierno. Sus comienzos como primera dama han sido convulsos: no se mudó inicialmente a la Casa Blanca, tuvo que ser operada del riñón y su primera iniciativa de calado, contra el ciberacoso, parece una ironía dados los constantes ataques de su marido, a través de Twitter, contra la prensa y sus rivales políticos.
La primera dama apenas ha concedido entrevistas, aunque se ha esforzado en marcar perfil propio cuando lo ha considerado conveniente. La entrevista a ABC tuvo lugar la semana pasada en África, en el que fue su primer viaje en solitario. Incluso antes de la victoria electoral de Trump en 2016, Melania ya vivía bajo un foco constante de elucubraciones sobre si es feliz junto al presidente.
“Soy madre y primera dama, y tengo cosas mucho más importantes en las que pensar y hacer. Sé que a la gente y a los medios les gusta especular sobre nuestro matrimonio”, responde en la entrevista a una pregunta sobre si las acusaciones de infidelidad han dañado su relación con el mandatario.
La esposa del presidente, con el que tiene un hijo (Barron, de 12 años), había evitado hasta ahora valorar directamente el caso de Stormy Daniels, la actriz de cine porno que asegura que mantuvo una relación sexual con Trump en 2006 y 2007. Michael Cohen, el hasta hace poco fiel abogado del mandatario, ha admitido haber pagado dinero a Daniels, por orden de Trump, con tal de garantizar su silencio en la antesala de los comicios presidenciales de 2016. La transacción puede suponer un delito electoral y es objeto de una investigación judicial. Trump ha negado el affair con la actriz.
Rudy Giuliani, que ahora es el principal abogado del presidente, aseguró el pasado junio, en relación con la acusación de Stormy Daniels, que la primera dama “cree a su marido y sabe que esto es falso”. Sin embargo, en la entrevista de ABC, Melania Trump evita secundar esas declaraciones cuando se le pregunta si son rigurosas. “Nunca he hablado con el señor Giuliani”, dice. Y cuando se le inquiere en el motivo por el que el letrado haría esa afirmación, responde: “No lo sé. Tiene que preguntarle a él”.
La primera dama también reconoce que le han hecho daño las acusaciones de infidelidad de Trump. “Sí, la especulación de los medios”, responde tras varios segundos de silencio meditando su respuesta. “No siempre es cómodo, por supuesto, pero sé lo que es correcto y lo que es incorrecto, y lo que es cierto y no cierto”, añade. Y en otro momento subraya: “Soy muy fuerte y sé cuáles son mis prioridades”.
Colaboradores poco de fiar
Durante la entrevista, Melania también aborda el funcionamiento de la Casa Blanca. Se mueve en una fina línea en la que evita inmiscuirse en el día a día de la presidencia de su marido, pero deja caer frases de calado. Sostiene que hay gente trabajando para Trump en la que ella no confía aunque evita dar nombres. Asegura que en el pasado se lo ha dicho al presidente y que algunas de esas personas ya no están en la Casa Blanca.
La primera dama alega que “siempre tienes que mirar tu espalda”, en lo que puede interpretarse como un temor a traiciones entre los colaboradores más estrechos de Trump. Y dice ser víctima ella misma de un acoso constante. “Podría decir que soy la persona más acosada del mundo”, enfatiza. “Si ves realmente lo que la gente dice sobre mí”.
Aun así, dice estar contenta con su vida actual. “Estoy disfrutando. Realmente me encanta vivir en Washington y en la Casa Blanca”, afirma, desmintiendo los rumores de que preferiría residir en Nueva York como hacía antes. Y ve con buenos ojos continuar en la ciudad hasta enero de 2025 si Trump gana la reelección en 2020: “Creo que mi marido está haciendo un trabajo increíble para esta nación y quiero que el pueblo estadounidense tenga éxito. Apoyaré lo que él decida”.