Pide Gobernador cumplir resguardo de 15 días para disminuir una tragedia colectiva
– Dirige Javier Corral un mensaje al Pueblo de Chihuahua y llama a poner el ejemplo a nivel nacional de que juntos, actuando con solidaridad y pensando en el beneficio de todos, se puede salir adelante ante la pandemia
– “Recordemos que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos”, cita el mandatario al Papa Francisco.
En un mensaje dirigido al Pueblo de Chihuahua, el gobernador del estado, Javier Corral Jurado, llamó a la responsabilidad social de realizar el esfuerzo inicial de 15 días de resguardo, para contribuir a disminuir una tragedia colectiva.
Llamó además a poner el ejemplo a nivel nacional de que con voluntad, con compromiso y amor por nuestra tierra y nuestra gente la situación puede mejorar.
“Y una vez superado el resguardo, cumplamos con las medidas sanitarias indispensables, seamos conscientes de que este virus llegó para quedarse y que nuestras vidas jamás serán las mismas; nuestra interrelación humana, personal, social, familiar cambiará por siempre y es momento de que nos hagamos a la idea de que con medidas tan sencillas como el uso obligatorio del cubrebocas y lavarnos las manos en cada oportunidad, estaremos contribuyendo a disminuir una tragedia colectiva”, expresó.
Al cumplirse seis días de que la entidad regresó al semáforo rojo del sistema epidemiológico y a dos días de que se implementó la medida de restricción total de la movilidad durante la noche y los fines de semana, el gobernador Javier Corral se dirigió a la población para solicitar que cada quien ponga su parte.
El mensaje es el siguiente:
Estimadas paisanas, estimados paisanos.
Este es un mensaje, en primer lugar para agradecerles a todas y a todos, su solidaridad y su compromiso con las medidas que el Gobierno del Estado ha tomado para enfrentar la pandemia del Sars-Cov-2.
Estamos en este viernes 6 de noviembre, son las 6 de la tarde en el Palacio estatal, es el segundo día de nuestro nuevo acuerdo de restricción horaria, y quiero enviarles un mensaje, insisto, en primer lugar de agradecimiento de reconocimiento a la solidaridad con que la mayoría de la población ha asumido las nuevas medidas que ha dictado el Consejo Estatal de Salud.
Las últimas semanas, Chihuahua ha atravesado por momentos sumamente complicados, atroces diría yo, en las que hemos visto la peor cara de la pandemia provocada por el Sars-Cov-2, al presentarse un repunte y un aumento en el nivel de transmisión, en la velocidad de diseminación y en la ocupación hospitalaria al 100% en instituciones de salud pública del estado, lo que por supuesto, no sólo ha afectado nuestra capacidad de atención, sino incluso ha mermado aún más al equipo médico y el medicamento.
Esta situación nos ha llevado a tomar una difícil decisión -estoy consciente de que es poco popular-, pero absolutamente indispensable y necesaria, de regresar a la luz roja de nuestro semáforo epidemiológico.
Sé que hay otros gobiernos que estando en rojo, se mantienen en naranja, porque es muy fácil darle a la gente por su lado, porque nadie quiere arriesgar su imagen, no obstante, estoy convencido de que el gobernante responsable guía a su pueblo y antepone la verdad a su imagen.
Hoy quisiera apelar a la conciencia de la sociedad chihuahuense que históricamente se ha distinguido por su tesón, corazón y valentía, porque somos la gente que venció al desierto y que unidos hemos vencido la adversidad.
Quisiera que tú que me escuchas, desde el lugar en el que te encuentres, pienses en las diversas situaciones que se presentan ante este virus invisible e impredecible.
Cuando hablamos de la pandemia, hablamos de miles de hombres y mujeres del equipo sanitario de nuestro estado agotado en la primera línea de la batalla, desesperados porque no hay más manos que las de ellos para dar atención lo más oportuna a cada uno de los pacientes; del temor de quienes tienen la suerte de aún no haberse contagiado y del desánimo de no poder abrazar a los suyos ante el riesgo latente de contagiarlos.
Hablamos también de las familias que, ante la saturación de los hospitales, han tenido que peregrinar de hospital en hospital para que el padre o madre de familia, algún abuelo o hijo sean atendidos, muchas de las cuales desafortunadamente han visto morir a su gente de camino a un hospital o en su propio hogar.
De aquellas personas que, como Magda, pudieron ser admitidas en un nosocomio e incluso presentaron notables mejoras y que de un momento a otro, el virus les hizo colapsar y lamentablemente ya no pudo salir con vida, dejando a sus seres queridos sin ese último abrazo, sin ese último beso, sin ese último adiós.
De aquellos compañeros de trabajo, de aquellos amigos de los cuales nos despedimos como tantas veces lo hicimos antes, sin saber que ese hasta entonces, ese hasta luego o ese hasta mañana, sería el último que les diríamos.
Inclusive, de personas que aun superando el contagio, mantienen secuelas, no sólo físicas, también psicológicas por el temor que representó poder contagiar a sus seres queridos.
Hablamos de esos planes que teníamos y que hoy se han convertido en un solo deseo colectivo que es el de poder culminar este año sin que falte un miembro más en nuestra familia.
Estos días, el coronavirus arrebató la vida de Arturo, de María, de Juan y Dolores y de cientos de personas más, pero es importante que seamos conscientes de que pudo ser la nuestra o la de algún ser querido.
Es por ello que para Gobierno del Estado resulta obligado tomar medidas que nos permitan proteger la salud y la vida de la gente, esa, por más críticas que haya al respecto, siempre será nuestra apuesta y para ello llamo a la comprensión y a la solidaridad del pueblo de Chihuahua para que hagamos un frente común, para que con una participación y colaboración activa, nos ayuden en el cumplimiento de las nuevas medidas dispuestas en el nuevo Acuerdo publicado en el Periódico Oficial del Estado.
Porque este virus se ha esparcido con mayor fuerza ante el egoísmo, la falta de conciencia, de responsabilidad y de solidaridad de la sociedad en general y encuentra su mayor fortaleza en la mezquindad de aquellos que en medio de la tragedia, se aprovechan para ver solo por sus intereses individuales, de sus intereses personales o de grupo.
Pareciera que el virus conoce bien de nuestras debilidades humanas como sociedad en su conjunto y la época atroz de individualismo que estamos viviendo.
Como Gobernador, les digo que no quiero que en Chihuahua se le niegue una cama de hospital a alguien o estar ante el dilema ético de a quien preferir, cuando se tenga que disponer de un ventilador.
Por ello, el establecimiento de una Alerta Sanitaria para toda la entidad que contempla un horario de restricción general de lunes a viernes de las 7 de la tarde a las 6 de la mañana y los fines de semana, de las 7 de la tarde del viernes, hasta las 6 de la mañana del lunes.
Estoy consciente de las afectaciones a la economía y también de la necesidad de repartir los impactos. Con las disposiciones del nuevo Acuerdo, se mantendrán abiertos los abarrotes, las tiendas de barrio, las que están a la vuelta de la esquina.
Es decir, al principio de la pandemia restringimos a los chiquitos, mientras se abrieron los grandes supermercados y hubo solidaridad y comprensión; ahora es tiempo de balancear y se restringirá por dos fines de semana a los grandes comercios. Esperamos y deseamos, por el bien de la sociedad chihuahuense, que en los empresarios encontremos sensibilidad y empatía tan necesaria en momentos como estos como entonces.
Pensemos en lo que nos recordó el Papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti en “cómo el mundo avanza de manera implacable hacia una economía que procuraba reducir los ‘costos humanos’, y algunos pretendían hacernos creer que bastaba la libertad de mercado para que todo estuviera asegurado. Pero el golpe duro e inesperado de esta pandemia fuera de control, obligó por la fuerza a volver a pensar en los seres humanos, en todos, más que en el beneficio de algunos”.
Hoy, los tiempos nos demandan absoluta responsabilidad social, que nos cuidemos entre todas y todos, que pensemos en las vidas que se pierden, en la salud que se mengua si no hacemos nuestra parte, si no nos ponemos en los zapatos del otro.
Realicemos un esfuerzo de 15 días y evaluemos los resultados, pongamos el ejemplo a nivel nacional de que con voluntad, con compromiso y amor por nuestra tierra y nuestra gente, la situación puede mejorar.
Y una vez superado el resguardo, cumplamos con las medidas sanitarias indispensables, seamos conscientes de que este virus llegó para quedarse y que nuestras vidas jamás serán las mismas.
Nuestra interrelación humana, personal, social, familiar cambiará por siempre y es momento de que nos hagamos a la idea de que con medidas tan sencillas como el uso obligatorio del cubrebocas, lavarnos las manos en cada oportunidad, estaremos contribuyendo a disminuir una tragedia colectiva.
Recordemos de nueva cuenta lo escrito por el Papa Francisco acerca de que “somos una comunidad mundial que navega en una misma barca, donde el mal de uno perjudica a todos. Recordemos que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos”.
Muchas gracias.