Delitos incrementaron en 7.9 y 12.7 por ciento, reconoce presidente en su Segundo Informe
I. González / C. Guerrero / Agencia Reforma
Ciudad de México— El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó ayer su Segundo Informe con un discurso inusualmente breve, de apenas 45 minutos, sin aplausos que lo interrumpieran ni anuncios sobre los planes de su Administración.
Desde el patio de Honor de Palacio Nacional, frente a unos 60 invitados, el mandatario inició con la advertencia de que su Gobierno no será recordado por corrupto, pero tampoco como persecutor, ejecutor de venganzas políticas o encubridor de la impunidad.
Por adelantado, indicó que aceptará los resultados de una eventual consulta sobre el enjuiciamiento contra los expresidentes y, fuera de discurso, exhibió como evidencia de los nuevos tiempos la ausencia en el recinto del presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, y del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz.
“Miren cómo han cambiado las cosas. Invité al Fiscal General de la República y al presidente de la Suprema Corte de Justicia y no pudieron asistir. En otros tiempos eso no pasaba, porque ellos tienen la arrogancia de sentirse libres. Este es el cambio, esta es la transformación”, presumió.
A 20 meses de iniciada su gestión, López Obrador destacó ahorros por 560 mil millones de pesos por la austeridad y el combate a la corrupción; se refirió a la pandemia por Covid-19 como algo doloroso que permitió mejorar el sistema de salud y, pese a reconocer una caída económica del 10.4 en el primer semestre, afirmó que ya pasó lo peor.
“No es para presumir, pero en el peor momento contamos con el mejor Gobierno. Estamos enfrentando dos crisis al mismo tiempo: la sanitaria y la económica, y vamos saliendo adelante”, dijo.
Frente a una docena de empresarios, agradeció la colaboración del sector privado para conseguir la vacuna contra el Covid-19 –que estaría lista a principios de 2021–, la atención médica en hospitales y la disposición de las televisoras para las clases a distancia.
Sin embargo, tras citar al economista escocés Adam Smith, dejó en claro que el esquema del endeudamiento y el rescate de empresas privadas no se repetirá.
“Nos han reprochado que no emprendimos un rescate económico elitista para atenuar los efectos de la pandemia, pero es un timbre de orgullo poder decir que ayudamos por medio de los programas sociales a 23 millones de familias”, señaló.
Acompañado de su gabinete, su esposa y dos de sus cuatro hijos, el presidente reconoció que, pese al despliegue de 97 mil elementos de la Guardia Nacional y una inversión millonaria en programas de bienestar, delitos como el homicidio doloso y la extorsión se han incrementado en 7.9 y 12.7 por ciento, respectivamente.
Y tras destacar la labor de las Fuerzas Armadas, aseveró que, en esta Administración no manda la delincuencia organizada.
“Ya no hay en el Gobierno federal funcionarios como García Luna”, señaló.
Hace un año, el Presidente se lanzó contra sus adversarios al asegurar que la Oposición se encontraba moralmente derrotada.
Ayer, llamó pseudoecologistas a quienes critican su política energética y de medio ambiente, y denunció presiones de quienes le piden traicionar el proyecto con el que llegó al poder.
“Hoy, algunos críticos piden que se gobierne en sentido distinto, que prescindamos de nuestro ideario y de nuestro proyecto, que apliquemos recetas económicas contra las que hemos luchado o que seamos tolerantes con la corrupción que nos propusimos erradicar”, señaló.
“Piden, en suma, que yo traicione mi compromiso con la sociedad, que falte a mi palabra y que renuncie a mi congruencia, y eso, lógicamente, no va a ocurrir”.
Desde el patio de Honor de Palacio Nacional, frente a unos 60 invitados, el mandatario inició con la advertencia de que su Gobierno no será recordado por corrupto, pero tampoco como persecutor, ejecutor de venganzas políticas o encubridor de la impunidad.
Por adelantado, indicó que aceptará los resultados de una eventual consulta sobre el enjuiciamiento contra los expresidentes y, fuera de discurso, exhibió como evidencia de los nuevos tiempos la ausencia en el recinto del presidente de la Corte, Arturo Zaldívar, y del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz.
“Miren cómo han cambiado las cosas. Invité al Fiscal General de la República y al presidente de la Suprema Corte de Justicia y no pudieron asistir. En otros tiempos eso no pasaba, porque ellos tienen la arrogancia de sentirse libres. Este es el cambio, esta es la transformación”, presumió.
A 20 meses de iniciada su gestión, López Obrador destacó ahorros por 560 mil millones de pesos por la austeridad y el combate a la corrupción; se refirió a la pandemia por Covid-19 como algo doloroso que permitió mejorar el sistema de salud y, pese a reconocer una caída económica del 10.4 en el primer semestre, afirmó que ya pasó lo peor.
“No es para presumir, pero en el peor momento contamos con el mejor Gobierno. Estamos enfrentando dos crisis al mismo tiempo: la sanitaria y la económica, y vamos saliendo adelante”, dijo.
Frente a una docena de empresarios, agradeció la colaboración del sector privado para conseguir la vacuna contra el Covid-19 –que estaría lista a principios de 2021–, la atención médica en hospitales y la disposición de las televisoras para las clases a distancia.
Sin embargo, tras citar al economista escocés Adam Smith, dejó en claro que el esquema del endeudamiento y el rescate de empresas privadas no se repetirá.
“Nos han reprochado que no emprendimos un rescate económico elitista para atenuar los efectos de la pandemia, pero es un timbre de orgullo poder decir que ayudamos por medio de los programas sociales a 23 millones de familias”, señaló.
Acompañado de su gabinete, su esposa y dos de sus cuatro hijos, el presidente reconoció que, pese al despliegue de 97 mil elementos de la Guardia Nacional y una inversión millonaria en programas de bienestar, delitos como el homicidio doloso y la extorsión se han incrementado en 7.9 y 12.7 por ciento, respectivamente.
Y tras destacar la labor de las Fuerzas Armadas, aseveró que, en esta Administración no manda la delincuencia organizada.
“Ya no hay en el Gobierno federal funcionarios como García Luna”, señaló.
Hace un año, el Presidente se lanzó contra sus adversarios al asegurar que la Oposición se encontraba moralmente derrotada.
Ayer, llamó pseudoecologistas a quienes critican su política energética y de medio ambiente, y denunció presiones de quienes le piden traicionar el proyecto con el que llegó al poder.
“Hoy, algunos críticos piden que se gobierne en sentido distinto, que prescindamos de nuestro ideario y de nuestro proyecto, que apliquemos recetas económicas contra las que hemos luchado o que seamos tolerantes con la corrupción que nos propusimos erradicar”, señaló.
“Piden, en suma, que yo traicione mi compromiso con la sociedad, que falte a mi palabra y que renuncie a mi congruencia, y eso, lógicamente, no va a ocurrir”.
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