Permanece la grandeza de Jeff Beck
Eduardo Arredondo Delgado
Crítico de rock
El británico, Jeff Beck fue parte de ese pequeño y selecto grupo de la alcurnia de los grandes guitarristas que jamás dio el rock n roll.
Ninguna aduana lo pudo contener, automáticamente ingresó al salón de la fama del rock n roll. Primero con The Yardbirds y después por la Jeff Beck Band.
Deslumbrante con sus guitarras Fender aunque también lo hizo con Gibson; portaba en ocasiones sus collares indígenas y sus brazaletes metálicos llevando mascadas sobre el escenario.
En sus hombros recayó la responsabilidad de sustituir a la leyenda, Eric Clapton en The Yardbirds y poco antes de que Beck se fuera de la banda llegó Jimmy Page como segunda guitarra. Es decir en The Yardbirds pasaron tres fenómenos de la guitarra contemporánea, eran los utópicos años sesenta.
Beck era un músico extraordinario. Nació en Surrey, Inglaterra el 24 de junio de 1944y fue registrada como Geoffrey Arnold. Quedó impresionado al escuchar por vez primera al matrimonio de Les Paul y Mary Ford.
Con una guitarra prestada aprendió a tocar hasta su llegada a los Yardbirds.
Su figura larguirucha con nariz afilada paulatinamente sin quererlo ni creerlo se volvió en uno de los referentes máximos de la guitarra eléctrica.
Prodigioso, encantador en sus solos, en su composición, hicieron de Jeff un guitarrista invaluable.
Su carrera despegó con dos excelentes trabajos: Truth (1968), y Beck-Ola (1969). Su banda la integraron figuras como, Rod Stewart, Ron Wood, Nicky Hopkins (primero como invitado en Truth y posteriormente como músico de tiempo completo), mismos que a la postre harían sus propias carreras en bandas de gran envergadura.
Tras un accidente automovilístico, Jeff Beck canalizó su talento y a principios de los setenta formó el trío: Beck, Bogart & Appice, pero tristemente su vida artística fue corta aunque impactante.
Más adelante, Jeff Beck no se pudo resistir al embrujo de George Martin y el destacado productor le materializó Blow by Blow (1975), un álbum instrumental, exquisito, donde el guitarrista inglés hacía gala de sus facultades.
En 1990 fue acreedor al Grammy (8 en su haber) por su elocuente, álbum, Guitar Shop, lanzado un año antes. La banda se había reinventado con otro power trio: Terry Bozzio (batería), Tony Hymas (bajo y sintetizador) y Jeff Beck.
A Jeff Beck se le vio como invitado en Primitive Cool (1987) segundo álbum de Mick Jagger, así como en Blaze of Glory (1990) de Jon Bon Jovi, y en Amused to Death (1992) de Roger Waters.
El estilo de Beck era único, un sonido fresco, hipnotizaste y virtuoso, no obstante de la permanente competencia entre sus compatriotas, Richie Blackmore, Eric Clapton y Jimmy Page.
Lo que supone la grandeza de Jeff Beck es que fue muy versátil; lo mismo tocó blues y covers de sus ídolos afro descendientes así como jazz fusión y rock n roll.
Hace algunos años el fundador de la revista Rolling Stone, Jann Wenner, tuvo el acierto de invitar y lanzar una edición de los más grandes guitarristas y por supuesto ahí se incluyó a Jeff Beck dentro de las más legendarias figuras.
En un programa que conducía David Letterman en la ciudad de Nueva York, el presentador quedo sorprendido al ver los dotes de Beck en compañía de Jennifer Batten (otrora guitarrista de Michael Jackson).
En los últimos años tocó y afianzó su amistad con el también actor, Johny Deep. Fruto de su estrecha relación surgió el álbum, Jeff Beck Johnny Deep 18, lanzado el año pasado por Rhino records.
En las pruebas de sonido aparecía fachoso, con unos botines negros de trabajador de mina y al tomar la guitarra se transformaba.
La meningitis bacteriana se lo llevó el pasado 10 de enero. Tenía 78 años y su sonido siempre brillará. Nadie como él decía Eric Clapton. Y Steve Stevens de Billy Idol, como Rod Stewart dirían: “Grande, el más Grande”.
*Eduardo Arredondo ha trabajado como periodista, crítico de rock y arqueólogo. Publicó “La Máquina de los Impostores” libro que expone a los artífices más importantes del rock del siglo XX.