Para Chihuahua, simplemente nada de nada de inversión federalizada
Por: Froilán Meza Rivera
Y la canallada se perpetró. De nada valieron cuatro días de sesiones en los formatos presencial y semi presencial, durante los que se discutieron con amplitud las mil 29 reservas que presentaron todas las fracciones parlamentarias para modificar diferentes rubros a la propuesta inicial, la que les envió el Ejecutivo federal. Los diputados de Morena y sus aliados terminaron por nulificar y aplastar todas las variaciones, cada propuesta, cada objeción que contradijera el espíritu original de la “cuarta te” del recorte al gasto público y a las participaciones a los estados y municipios.
Bajo la carcajada y la burla de los diputados federales de mayoría morenista, se ejecutó el recorte mayor al gasto pública ¡en plena crisis social y económica por la pandemia! Pablo Gómez Álvarez, de Morena, pretendió justificar, riéndose en plena tribuna, la política de su presidente de la república: “Los órganos constitucionales autónomos… como siguen con sus políticas de burocracias doradas, de dispendios, de gastadera… pues seguimos autorizándoles un poco menos de lo que nos piden cada año. Pero ustedes (dirigiéndose a los priistas y panistas) también lo hacían, ja, ja, ja, yo no sé ahora qué lloran, parecen consejeros del INE o empleados de Córdova, ja, ja, ja”. Y se refirió también a la propuesta de abrir una partida federal para poder comprar la vacuna contra el Covid-19. Pero como a López Obrador no le pasó ni tantito cerca de su cabecita el combate a la pandemia, a Gómez Álvarez le dio por hacer el trabajo de su cómico patiño, y siguió con el tono burlón: “Por ejemplo -dijo al respecto-, esta tontería de la vacuna, ja, ja… Porque no hay vacuna, porque no se sabe cuánto cuesta ni cuánto costará, ni cuántas dosis se van a necesitar, no podemos abrir un apartado en el Presupuesto de algo que no conocemos”, advirtió, sin importarle que el que hacía el ridículo era él.
En general, resultó un gasto neto total de 6.3 billones 295,736.2 millones de pesos, que representa el 25% del PIB y una reducción de 0.3% respecto al aprobado en 2020. Los pocos programas a los que aumentaron partidas son los relativos al Medio Ambiente y Recursos Naturales, por un monto de 400 millones de pesos, y a la Secretaría del Bienestar con poco más de 1,754 millones de pesos, de los cuales, 596 millones corresponden al programa Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, y otros 1,158 millones al programa Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad Permanente. En materia de salud, Morena redujo partidas y desapareció programas; le dieron cuello también el Seguro Popular, al Seguro Médico Siglo XXI y al de Proyectos de Infraestructura Social de Salud. El Programa de Salud Materna, Sexual y Reproductiva mereció asimismo un presupuesto menor. El morenismo recortó la atención de VIH/SIDA, la prevención y atención contra las adicciones, el programa de vacunación y, por mencionar sólo algunos rubros, mocharon también recursos destinados a la Atención a la Salud y Medicamentos Gratuitos para la Población sin Seguridad Social Laboral. Cero gasto para infraestructura de clínicas y hospitales, cero recursos etiquetados para la vacuna contra el Covid-19 (remember la risa de Pablo Gómez). El monto destinado a obra pública en el PEF 2021 representa apenas 2.1% del PIB y 8.76% del gasto público total, una magnitud insuficiente siquiera para compensar la disminución de la inversión privada y los costos de la crisis. En apoyo al campo, el PEF 2020 ya había reducido la vertiente a nueve programas, eliminó más de 30. Además, disminuyó los recursos a programas creados en 2019 como el de Fertilizantes, Desarrollo Rural y Crédito Ganadero a la Palabra; estos dos últimos se eliminaron en 2021. Ahora, el PEF 2021 dejó vivos únicamente cinco programas presupuestarios.
Los que más ganan en recursos son el de Precios de Garantía a Productos Alimentarios Básicos y Producción para el Bienestar. La vertiente de estímulos a la actividad agropecuaria prácticamente ha sido desmantelada en los dos años de gobierno de AMLO.
El monto total de los programas desaparecidos ascendió a más de 11 mil millones de pesos, lo que, mutatis mutandis, quedó libre para su aplicación en otros programas en lo proyectado para 2021 (¿cuáles? Ah, por ejemplo, los programas de compra de votos para Morena por medio de las transferencias directas, ¿cuáles otros?).
Para 2021, el estado de Chihuahua sufrirá una disminución de 3 mil 144.4 millones de pesos provenientes de las participaciones federales, una de las mayores afectaciones económicas de toda la historia en la entidad. Por su parte, el diputado federal chihuahuense Mario Mata Carrasco, del PAN, dijo al respecto, en reproche a la actitud de los morenistas, quienes le dieron la espalda a sus electores prefiriendo darle gusto a su jefe el presidente de la república: “Los diputados federales nos debemos al pueblo, no al partido. Lo que critico es la falta de explicación a los chihuahuenses por la falta de presupuesto” para las principales partidas sociales, dijo, en referencia a los diputados de Morena por Chihuahua. ¿Y cómo respondieron éstos? Se defendieron sin argumentos, simplemente repitiendo en sus palabras lo que es la venganza de López Obrador contra el gobierno de Chihuahua y contra quienes en esta entidad se atrevieron a contrariarlo en su política de entreguismo en el tema del agua. AMLO no olvida que de la Presa La Boquilla no pudo extraer toda el agua que se le antojó para pagarle a Trump el adeudo por el Tratado Internacional, simplemente porque la población afectada se rebeló y tomó las instalaciones de esta presa. Ahora, los diputados “pejistas”, en su entreguismo a López Obrador, dijeron triunfalmente que “el presupuesto federal ira directo a la población y a obras, no al gobernador”, y que “La oposición argumenta recortes, pero los recursos irán de forma directa a las manos de los inscritos en programas de Bienestar y se invertirá en obras sin que los gobernadores intervengan”. Así lo dijeron Juan Carlos Loera de la Rosa, Ulises García Soto, Maité Vargas Meraz, Efraín Rocha Vega y Esther Mejía Cruz. Entonces, que se atengan a que, como dice el dicho popular: “en su cuero lo hallarán”.
Pero la realidad es otra.
El estado de Chihuahua resintió recortes y la desaparición de programas y partidas en el terreno de la infraestructura, en el sector agropecuario; desapareció, por ejemplo, el Subsidio Hidroagrícola para los Módulos de Riego; se desamparó de recursos al programa de las Zonas Metropolitanas (Ciudad Juárez, Chihuahua, Delicias y Parral). No se van a terminar, por falta de presupuesto, los hospitales de Juárez, Delicias, ni otras clínicas en todo el estado. ¿Apoyo para el desastre social producto de la peor sequía en los últimos 50 años? ¿Para heladas atípicas, para granizadas y otros desastres naturales? Olvídense, porque ya no existe el FONDEN (el Fondo de Desastres Naturales). Inoperante también quedó el Fondo de Seguridad (FORTASEG) para Juárez, Chihuahua, Delicias, Cuauhtémoc y Parral. En el estado no habrá ni una sola nueva carretera, ni habrá mantenimiento para las existentes; ni un solo camino saca cosechas; cero pesos al Ramo 23. No habrá recursos federales para pavimentación, electrificación, agua potable, alcantarillado, saneamiento, plazas públicas, canchas, etc.
Simplemente nada de nada de inversión federalizada para Chihuahua.
Pero “no hay mal que por bien no venga”, dicen acá. O como bien lo planteó ya el Movimiento Antorchista nacional, en palabras de su secretario general, el Ingeniero Aquiles Córdova Morán: “Tenemos que hacernos oír por los sordos de la 4ªT, o prepararnos para sacarlos del Congreso de la Unión en la elección que viene y para poner en su lugar a verdaderos y dignos representantes de la voluntad popular”.