El sonorense fulminó con un gancho de izquierda al favorito quintanarroense Miguel “Alarán” Berchelt
José Luis Camarillo | ESTO
El sonorense Óscar Valdez se confirmó como un boxeador con muchos recursos, muy astuto que, en combinación con una estrategia perfecta que le dictó el laureado entrenador Eddy Reynoso, fulminó con un gancho de izquierda al favorito quintanarroense Miguel “Alarán” Berchelt al inicio del décimo asalto, para arrebatarle el cinto universal superpluma delWBC, la noche del sábado en el MGM Grand de Las Vegas.
Valdez (29-0, 23 KOs) arrancó con su punzante jab, movimientos de cintura y desplazamientos sobre la lona. El “Alacrán” (su marca bajó a 38-2, 34 KOs), reaccionó, pero Óscar se le escapaba sin permitirle conectarlo con solidez.
El cuarto round fue decisivo porque Valdez lastimó a Berchelt con una andanada a la cara y ya no lo dejó ir, hasta lanzarlo contra las cuerdas y el réferi Russell Mora aplicó a Miguel el conteo de protección.
En el quinto lapso, Berchelt sacó el orgullo y comenzó a llegar con sus puños a la humanidad de Valdez, que lo amarraba o cambiaba de guardia para neutralizarlo.
El rostro de Berchelt mostraba los estragos y ambos rivales parecieron fatigados por el intenso ritmo, tras cinco episodios. Valdez tuvo descuento de un punto en el sexto giro por conectar el tercer golpe a la nuca de Miguel en la pelea. Para el séptimo, Valdez paró la ofensiva de Valdez con dos virulentos contraataques. Aunque Miguel iba hacia el frente, caminaba ya sobre piernas torpes. Valdez le boxeó al pica y huye.
En el noveno asalto, Óscar “preparó la mesa”, al tumbar a Miguel con un izquierdazo a la cara. Sus obuses al cuerpo del peninsular también habían cobrado su cuota.
En el episodio postrero, ya solamente llevado por el corazón, con piernas flojas, Berchelt lanzó una ofensiva a fondo, pero Valdez lo burló con movimiento de cintura y le descargó ese zurdazo a la mandíbula que le hizo desplomarse de cara a la lona.. Así estuvo Miguel por algunos minutos en la lona. Afortunadamente, se repuso, sin problemas. Ya incorporado, recibió palabras de aliento de su verdugo, con la promesa de que su amistad, sólo interrumpida por la rivalidad deportiva, se reiniciará.
Valdez expresó: “Lo dije antes, que no hay nada mejor que callar bocas de la gente que no creía en mí. Tenía que mantenerme enfocado en este tiempo de pandemia. Tuvimos un campamento complicado, éste era mi sueño (ser campeón del WBC, tras abandonar su cinto pluma de la WBO) y tenía que hacer lo mejor para ser el número uno. Mi equipo es gran parte de esta victoria: mi padre, mi entrenador Eddy, mi familia, mi promotor”.
“No sé que venga después -agregó-, quiero ir con mi familia. Lo que decida el equipo para mí, estará perfecto, quiero ser el numero uno”