La estrategia antihuachicol inició formalmente el 27 de diciembre tras consultar solo a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), para saber si tenía la capacidad de controlar las instalaciones estratégicas, y a la dirección general de Petróleos Mexicanos (Pemex), para proporcionar información logística y de acceso. Ductos fueron cerrados y la distribución en varias regiones se haría a través de autotanques.
De acuerdo con fuentes del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) y de la empresa, la respuesta de los agremiados fue mantener brazos caídos tras una decisión tomada cuando la dirigencia estaba de vacaciones, por lo que además de una revisión más rigurosa, comenzaron los retrasos en la distribución de pipas en Michoacán, Jalisco, Querétaro, Guanajuato y el Estado de México, principalmente, porque además la medida se instrumentó en una temporada en que la demanda de gasolina es muy alta por la cantidad de viajes debido a las vacaciones de fin de año.La cantidad de gasolina que se tenía almacenada no alcanzaba ni para cubrir la demanda de un día y, en algunas terminales, se tenía producto para unas horas. Cuando se cerró el ducto que va de Celaya a Zapopan la crisis se desató en El Bajío. “Por eso el desabasto pega en el occidente, porque se deja de atender a por lo menos seis o siete terminales de almacenamiento que atienden a grandes ciudades como Morelia, Guadalajara y León”, dice una fuente de la empresa estatal.
Además, con el cierre del ducto, que pese a anuncios de reapertura sigue sin funcionar, se dejó de llevar petróleo para refinar a Salamanca, situación similar a la de la frontera norte, pues desde el 24 de diciembre la terminal de almacenamiento de Reynosa no tiene producto y, aunque no está cerrada, el Ejército mantiene el control. Otro cierre parcial, entre Cadereyta y Madero, ya afectó el abasto en Nuevo León y ha reducido también la oferta en esa región.