Operativo del INM Causa Caos y Destrucción en Campamento Migrante al Sur de la Ciudad
El desalojo realizado por el Instituto Nacional de Migración (INM) en un campamento migrante al sur de la ciudad, la madrugada de este jueves, dejó en evidencia no solo la brutalidad de los operativos de control migratorio, sino también la total falta de sensibilidad ante la vulnerabilidad de las personas afectadas.
Alrededor de las 2:00 a.m., más de 100 agentes de diferentes corporaciones de seguridad, apoyados por al menos seis autobuses, llegaron a la zona de Juan Pablo II con la misión de desalojar a los migrantes que habitaban el campamento. Sin embargo, la respuesta de las autoridades fue desproporcionada: en lugar de gestionar un proceso ordenado y respetuoso de los derechos humanos, el operativo provocó una violenta confrontación, en la que los migrantes, desesperados, recurrieron a lanzar piedras y palos en un intento por resistir el desalojo forzado.
La intervención de las fuerzas policiales, el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional para sofocar los disturbios no hizo más que escalar la tensión. Lo peor ocurrió cuando, ante la presencia de los uniformados, los migrantes decidieron prender fuego a sus viviendas improvisadas de madera y cartón, una acción desesperada frente a la amenaza de perder lo poco que tenían. El incendio resultante bloqueó el acceso de las autoridades, mientras que las llamas pusieron en peligro instalaciones cercanas, como una tienda Oxxo y una fábrica, que pudieron haber derivado en una tragedia aún mayor.
El Cuerpo de Bomberos actuó rápidamente para controlar el fuego, pero la destrucción era inevitable. Mientras tanto, en medio del caos, varios migrantes lograron huir por la parte trasera del campamento, sumándose a la creciente incertidumbre sobre el paradero de las personas involucradas.
Lo más alarmante es que, hasta el momento, las autoridades no han proporcionado información clara sobre el número exacto de migrantes detenidos ni sobre posibles víctimas o heridos. En cambio, lo único que se reporta son daños materiales en unidades policiales y de bomberos, lo que da cuenta de una falta total de consideración por la seguridad y el bienestar de las personas migrantes.
Este operativo, lejos de contribuir a una solución integral para la crisis migratoria, solo deja al descubierto la política represiva del INM, que se basa en el uso de la fuerza y el despojo, sin brindar una alternativa humanitaria o respetuosa de los derechos humanos. Los migrantes, ya de por sí vulnerables, se encuentran ahora más que nunca atrapados entre las llamas de un sistema que los margina, los expulsa y, en este caso, les priva incluso de la mínima dignidad.