Omar Peralta
La época de calor trae consigo diferentes complicaciones y problemas. Lo más común sale en cualquier conversación: los riesgos de que las altas temperaturas generen deshidratación, mareos y golpes de calor como tal. Sin embargo, también hay consecuencias que no se toman cuenta, pero que florecen en el contexto actual. El ojo seco es uno de esos problemas que más vale prevenir que lamentar, pues su sola presencia ya es una molestia con la que resulta difícil lidiar; además, puede generar otras complicaciones a largo plazo si no se trata con cuidado.
En el país hay temperaturas que han superado los 40 grados. De acuerdo con los especialistas, la situación no será diferente durante los meses venideros. Así que todavía queda bastante tiempo por delante para lidiar con el calor y sus efectos, entre ellos los que afectan a los ojos. Selene Bárcenas Chávez, coordinadora de programas médicos de la División de Medicina Familiar, señaló a El Universal que el calor puede promover males como irritación, conjuntivitis, carnosidad y síndrome de ojo seco.
Este último, el síndrome del ojo seco, se caracteriza por afectar la producción de lágrimas naturales, provocando así que la superficie sufra sequedad, irritación y enrojecimiento. La lágrima se ve afectada así tanto en su cantidad como en su calidad, pues la que sí se produce no tiene la capacidad de mantener humectado al ojo. Esta afectación encuentra un potenciador en el contacto de la vista con el sol, además de que hay poca humedad en el entorno.
Hay otros aspectos que influyen en el desarrollo de este síndrome, como lo pueden ser el uso de lentes de contacto, tomar medicamentos para la gripe, pasar muchas horas frente a pantallas y el tabaco. Entre las formas de detectarlo están la presentación de una vista cansada, dificultad para ver con claridad, así como picazón constante y una sensación similar a tener arena en los ojos. La recomendaciones de la UNAM para combatir el ojo seco se sustentan en dos pilares: uso de lágrimas artificiales y ponerse compresas calientes encima de los ojos.
Por otra parte, Diana González Guajardo, oftalmóloga de la Coordinación de Atención Integral en Segundo Nivel del IMSS, recomendó en una entrevista publicada en Milenio Diario que se usen gafas y goggles en caso de visitar alguna alberca, esto con la finalidad de evitar que alguna partícula entre en contacto con los ojos. Como método preventivo, se recomienda tomar agua de manera constante, ya que lo ojos se sirven de ella para humectarse, así como parpadear de manera regular y tener descansos tanto del sol como de las pantallas.
Se trata de una afectación que, en dado caso de progresar, puede traer grandes complicaciones, como úlceras corneales e infecciones como la conjuntivitis. En caso de que los síntomas se tornen graves, es fundamental una rápida atención médica en el oftalmólogo. Así que es mejor tomar en cuenta las recomendaciones y estar preparado para cualquier eventualidad. Asimismo, comprender que la época de calor trae momentos así y que, en lugar de echar maldiciones, hay que tenerlos previstos.
Las olas de calor han supuesto un gran problema para México en los últimos meses. Vale recordar que estas olas pueden tener duraciones de días o semanas, pero que aunque terminen son sucedidas por nuevas olas que, de hecho, pueden generar temperaturas todavía más altas. La tercera ola de calor tuvo fin la semana pasada, pero eso no dio motivos para cantar victoria, puesto que la cuarta ola empezó apenas el viernes… Este fenómeno ha cobrado la vida de 90 personas en lo que va del año.