Una sorpresa fascinante tras el análisis de los objetos de oro y plata del tesoro Javier Peláez
Tras una humilde vitrina de cristal (antibalas, eso sí) y en el interior de un pequeño museo en el sureste de España se encuentra expuesto el Tesoro de Villena, uno de los más ostentosos descubrimientos arqueológicos de la Edad de Bronce. Una extraordinaria colección de 59 objetos, la mayoría de oro aunque también hay plata, hierro y ámbar, que roza los 10 kilos de materiales preciosos… un altísimo valor, tanto histórico como económico, que lo convierte en el tesoro más importante de España y el segundo de toda Europa, superado tan solo por el de las Tumbas Reales de Micenas en Grecia.
La memoria de este hallazgo se remonta a la década de 1960 cuando, en pleno boom turístico en la provincia de Alicante, un albañil encontró por casualidad una primera pieza entre las obras de construcción que se estaban realizando en la localidad de Villena. Se trataba un precioso brazalete de oro que pronto llamó la atención del arqueólogo local José María Soler que inició las excavaciones arqueológicas en aquel lugar. Los objetos que lograron extraer eran espléndidos: cuencos, vasijas, piezas de fina orfebrería…
Ahora, un reciente estudio publicado en la Revista Trabajos de Prehistoria indica que aquellos artesanos de la Edad de Bronce, hace aproximadamente unos 3.000 años, no solo utilizaron oro y plata para sus creaciones… también aprovecharon un material nada convencional para componer sus piezas de joyería.
Quizá no sean los objetos más deslumbrantes de la colección, pero en dos artefactos de este tesoro se utilizó hierro originado a partir de un meteorito que cayó a la Tierra hace aproximadamente un millón de años. Una semiesfera con incrustaciones laminadas de oro, posiblemente utilizada como empuñadura para alguna espada y un brazalete compuesto de ese hierro procedente del espacio… dos sorprendentes ejemplos de material extraterrestre elaborados hace más de 3.000 años (entre 1400 y 1200 a.C.).
Para llegar a esta conclusión, los autores del estudio utilizaron técnicas de espectrometría de masas con las que encontraron rastros de aleación de hierro y níquel comparables a las encontradas en otros meteoritos diseminados por el mundo. La composición del hierro en ambos objetos es muy similar lo que indica que el material procedía del mismo meteorito.
Encontrar hierro procedente de un meteorito en objetos de la Edad de Bronce es un hecho realmente interesante y, de hecho, estos dos objetos son ahora los objetos meteoríticos de hierro más antiguos encontrados en la Península Ibérica. “Trabajar con hierro meteorítico, y más tarde con hierro terrestre requiere técnicas metalúrgicas completamente diferentes a las basadas en el cobre, el oro o la plata”, explica el autor principal del estudio, Ignacio Montero Ruiz. “Las personas que comenzaron a trabajar con este material de hierro fueron innovadores que desarrollaron una nueva tecnología. Un ejemplo fascinante de cómo la experimentación y la curiosidad eran parte de estas sociedades pasadas».