En total, más de 53 millones de personas contrajeron el virus, de las cuales 1,3 murieron. Estados Unidos evita el confinamiento mientras registra un fuerte ascenso de las cifras, y Europa se cierra para controlar el rebrote
Los casos globales de COVID-19 ascendieron hoy a 53,1 millones, después de que se registraran más de 657.000 en las últimas 24 horas, una nueva cifra récord de casos diarios, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los muertos en la pandemia se elevan a 1,3 millones, 9.700 más que en la jornada anterior, y la gráfica de fallecimientos diarios también muestra una preocupante tendencia ascendente y por encima de las cifras de mortalidad de la primera oleada, en marzo y abril.
Por regiones, América suma 22 millones de casos, Europa 14 millones y Asia meridional roza los 10 millones, siendo las zonas más afectadas del planeta. El número de contagios en el resto de continentes sigue aumentando, salvo en Oceanía.
América, condicionada sobre todo por el fuerte ascenso en el número de casos en Estados Unidos, también arrojó hoy un récord diario de contagios, casi 270.000, mientras que en Europa, donde la curva parece en descenso, aún se rondan los 300.000 cada 24 horas.
Estados Unidos suma 10,4 millones de casos, India 8,7 millones, Brasil 5,7 millones y Rusia 1,9 millones, siendo los cuatro países con mayores cifras absolutas de positivos.
Les siguen inmediatamente Francia (1,8 millones), España (1,4 millones) y el Reino Unido (1,3 millones), en puestos que hace unas semanas ocupaban países latinoamericanos como Perú, Colombia o México, evidenciando el desplazamiento de la cresta de la pandemia al Viejo Continente.
Los pacientes recuperados en el planeta ascienden a 37,6 millones, mientras que se ha rebasado ya la barrera de los 100.000 pacientes en estado grave o crítico (ahora son más de 110.000), si bien representan sólo un uno por ciento de los casos activos totales, que superan los 15 millones.
Estados Unidos, entre el aumento de casos y los confinamientos
En Nueva York, el gobernador Andrew Cuomo, ya había anunciado el cierre de bares y restaurantes, una medida generalmente bien aceptada en “la ciudad que nunca duerme”, donde el desconfinamiento ha sido muy paulatino. Con más de 23.000 muertos registrados en la metrópolis, aún está muy vivo el recuerdo de los camiones morgue y las tiendas erigidas delante de los hospitales en marzo y abril.
“Tendremos que cerrar todo”, advirtió el viernes Michael Mina, epidemiólogo de Harvard. “Y si no cerramos todo o buscamos alguna otra salida, la festividad de Acción de Gracias conducirá a otra explosión masiva de casos”.
Pero Donald Trump, en su primera intervención pública desde el anuncio de su derrota hace una semana -que sigue negándose a reconocer-, descartó firmemente esta posibilidad.
“Pase lo que pase en el futuro (…) esta administración no impondrá confinamiento”, dijo el presidente republicano. En cambio, prometió que la distribución de las primeras dosis de una vacuna para las personas en situación de riesgo era “cuestión de semanas”.
Este repunte de casos de covid-19 en Estados Unidos amenaza además el crecimiento de la mayor economía mundial, que corre el riesgo de sufrir otro revés.
El covid-19 “todavía determina el curso de la economía”, estimó la economista Diane Swonk de la consultora Grant Thornton, en un análisis.
Europa, cerca del colapso
Con 284.000 nuevos casos diarios, Europa sigue siendo la región que registra la mayor progresión, incluso si los nuevos contagios parecen ahora haberse estabilizado (+1%).
Las restricciones se siguen multiplicando en el Viejo Continente, como en Grecia que anunció el sábado el cierre de escuelas primarias y guarderías, o en Portugal donde el sábado el toque de queda en vigor, entre las 23H00 y las 05H00 entre semana, pasó a adelantarse a la 13H00 los dos próximos fines de semana.
Las autoridades de casi todos los países descartan la idea de suavizar las medidas impuestas.
Francia, uno de los epicentros de la segunda ola en Europa (932 muertos en las últimas 24 horas), constata también una desaceleración de contagios, pero aún es demasiado “frágil” para relajar las restricciones el 1 de diciembre, señaló el gobierno. Las unidades de cuidados intensivos están ocupadas a un 95% y el “pico” de esta ola no se ha alcanzado.
El primer ministro Jean Castex indicó que el gobierno trabaja en “reglas” para el país hasta la llegada de una vacuna, en una entrevista el sábado en el diario Le Monde.
Pero las restricciones crean rechazo sobre todo en el sector de bares y restaurantes, que anunciaron que llevarán ante la justicia la decisión gubernamental de cerrar sus establecimientos durante el reconfinamiento.
En Italia, donde cerca de la mitad de los italianos están en confinamiento parcial, la situación se agrava. En la región de Nápoles, declarada “zona roja”, como la Toscana, los hospitales están desbordados: a veces se atiende a los pacientes directamente en sus vehículos o en las ambulancias.
Pese a las señales de una ralentización del virus en Alemania, la canciller Angela Merkel estimó que la epidemia va a “ocuparnos todo el invierno”.
En medio del optimismo por las noticias prometedoras de una vacuna contra el covid-19, la desconfianza de la población hacia la inmunización podría socavar el producto más eficaz, advirtió la división de inmunización de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tras el anuncio de Pfizer y BioNTech del desarrollo de una vacuna “eficaz en un 90%”, queda por saber si los países pobres tendrán acceso al producto. El director de la OMS llamó a que cualquier “avance científico” beneficie a todos los países rápidamente.
Con información de EFE y AFP