“Nueva normalidad” y transporte público
Iván Leo Tepatzi Ramírez
A raíz de que el gobierno estatal nos avisara en días pasados, que el estado entraba en semáforo naranja, por ello, y a pesar del alto riesgo por la pandemia de Covid-19, miles de chihuahuenses desde muy temprano se alistan y esperan entre 15 y 20 minutos en las paradas del camión de las rutas alimentadoras que conforman el transporte público, ya sea para transferir a la ruta troncal “Bowí”, también conocido como “ViveBús”, o a destinos dentro de la misma ruta secundaria. Unos para irse a sus trabajos, otros a buscar la papa en el empleo informal, limpiando parabrisas, en el ambulantaje, etc., todos ellos empujados por el hambre, ya que por parte del gobierno federal y estatal no existe un solo programa real, que llegue y que beneficie a la gente, con abasto de alimentos, ni salarios solidarios, tampoco respaldo a pequeños negocios, ni otras formas de ayuda a la población. Todos sabemos que, con esto de la pandemia, muchos trabajadores se quedaron en casa, que a otros los despidieron, y que a unos solo les pagaron al 50%; pero hay que pagar renta, la luz, agua potable, comprar alimentos, curarse de alguna enfermedad, y ya no hablamos de querer comprar ropa o calzado, porque a estas alturas es un privilegio. Otros salen y se trasladan en el transporte urbano, porque necesitan realizar compras, hacer tramites gubernamentales, pagos de servicios y refrendos de empeños, deudas; o para ir a sus pueblos o colonias, etc. Y todos salen con el claro propósito de ir y regresar sanos y salvos a sus hogares una vez cumplido su cometido del día.
Todo esto sucede dentro de una supuesta “normalidad” que, por muy nueva que nos la quieran presentar, es el mismo riesgo pero multiplicado hoy, porque ya hay 4,811 casos confirmados y 677 defunciones en el estado de Chihuahua, y a nivel nacional 252,165 casos confirmados y 30,366 defunciones. Estamos en un periodo en el que, lejos de que “se aplane la curva”, como gusta expresarse Hugo López Gatell, sigue creciendo el número de contagios y de defunciones.
El pasado 1 de junio, la Dirección de Transporte dio a conocer que el horario de servicio del sistema de transporte urbano colectivo, dejará de prestarse a las 20:30 horas como parte de las medidas preventivas por COVID-19 establecidas mediante el acuerdo 083/2020, publicado en el Periódico Oficial del Estado. El documento, que fue publicado por el gobernador Javier Corral, determina que los vehículos destinados al servicio de transporte público serán abordados solamente al 50 por ciento de su capacidad conforme a los asientos disponibles, con un límite de aforo de 30 personas”, según datos de la página web del Gobierno del Estado.
Pero cualquier persona puede subirse a las rutas alimentadoras y observar que no hay un control en el número de pasajeros, en la sana distancia, en el uso de cubrebocas y mucho menos en la sanitización de los camiones. Urge que en realidad la Dirección de Transporte implemente una estrategia de control y supervisión en el sistema de transporte público colectivo urbano, ya que miles de vidas de chihuahuenses dependen de ello. No son
cualesquier vidas, sino las vidas de la gente más vulnerable, quienes precisamente son el sostén y los productores de la riqueza social, nuestros trabajadores y sus familias.
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