POR: ALVARO CORTES
Todavía hay justicia en el mundo: Donald Trump y Kim Jong-un se la pellizcaron y desde bieeen lejos ven cómo el Comité Nobel de Noruega ha decidido otorgar el Premio Nobel de la Paz para 2018 a Denis Mukwege y Nadia Murad, por sus esfuerzos para poner fin al uso de la violencia sexual como arma de guerra”.
Nadia Murad es una exesclava del grupo yihadista Estado Islámico, mientras que Denis Mukwege es un ginecólogo congoleño que se ha dedicado a ofrecer asistencia a mujeres violadas en la República Democrática del Congo. Ambos han dedicado esfuerzos para erradicar la violencia sexual como arma en conflictos armados. “Han puesto en riesgo su propia seguridad personal al combatir valientemente los crímenes de guerra y al asegurar la justicia para las víctimas”, indica el comité del Nobel de la Paz.
Munrad fue secuestrada con otras mujeres yazidi en 2014 cuando su aldea natal, Kocho, en el norte de Irak. No sólo vivió el horror de se esclava del grupo yihadista, al momento de ser capturada vio cómo hombres y mujeres de su aldea considerados demasiado viejos para ser explotados sexualmente fueron ejecutados. Sin embargo, se repuso de la adversidad y tras su liberación ha sido una férrea activista, labor por la que fue ganadora conjunta del premio de derechos humanos Sakharov de la Unión Europea, en 2016.
Murad es la segunda premio Nobel de la Paz más joven en la historia. Sólo después de Malala Yousafzai, quien se pasó de lanza y con sólo 17 años se llevó el galardón en 2014… ambos casos dejan a todo mundo preguntándose “¿qué he hecho con mi vida?”
Por su parte, el ginecólogo congoleño Mukwege ha sido candidato al Nobel de la Paz por muchos años. De hecho, según The Guardian, ha estado en la lista de selección por aproximadamente 10 años. No es para menos, Mukwege se ha dedicado a ofrecer apoyo a las mujeres en uno de los países considerado como “capital mundial de las violaciones”, esto vía el centro para sobrevivientes de violación, en Congo.
De acuerdo con la editora de The Guardian, Katherine Viner, la historia del “City of Joy centre for survivors of rape” comenzó en 1999, cuando Mukwege – en ese entonces ginecólogo de un hospital en Bukavu – notó que llegaban mujeres con heridas sexuales fuera de lo normal. “Dijo que había empezado a ver lesiones que nunca antes había visto, mujeres que habían sido violadas de manera terrible, cuyos órganos reproductivos habían sido destrozados, que sufrían fístulas entre la vagina y el recto, no solo por violaciones colectivas sino también por ataques. Con palos, pistolas, botellas”.
Ya que seguramente están muy ocupados trabajando en serio, ninguno de los activistas ha podido ser informado de su merecido reconocimiento. “Si están viendo esto, mis más sinceras felicitaciones”, comentó el comité del Nobel de la Paz al dar a conocer los nombres de los laureados.