A principios del año 2023, la modelo estadounidense, Jennifer Barlow, compartió imágenes de su escultural cuerpo en las paradisiacas islas de Bahamas en su cuenta personal de Instagram. “Dulce con un bocado de pastel de ron caribeño”, fue el mensaje sugestivo que incluyó.
Fue hasta mayo del mismo año que, Barlow subió a sus redes sociales una instantánea desgarradora en la que aparecía intubada en una cama de hospital. Atrás había quedado el aspecto perfecto de aquella influencer que cuidaba de cada detalle de su pose y el escenario que pisaba.
- Florida reporta 5 muertes y 26 infectados en lo que va de año por la bacteria «come-carne»
La foto iba acompañada de un mensaje que decía: “No hice una publicación sobre la rara infección contra la que estaba luchando porque quería concentrarme únicamente en sobrevivir… ¡Necesitaba espacio para luchar y sanar! Ahora que estoy estable quiero compartir mi historia sobre mis experiencias cercanas a la muerte a lo largo del camino”.
Según explicó Barlow, en su viaje contrajo una bacteria que le ocasionó la pérdida de su pierna derecha. El primer síntoma fue una clase de “hormigueo” o “burbujeo” en su rodilla, hasta que después se prolongó a dolores intensos. Cuando regresó a su ciudad natal en Atlanta, Georgia, acudió al médico y se instaló en casa con muletas y analgésicos prescritos.
Todo empeoró con el paso del tiempo. Su pierna creció tres veces su tamaño.
Tras otras evaluaciones, los médicos revelaron que se había contagiado de una bacteria carnívora conocida como “Vibrio vulnificus” o “comecarne”. Barlow no supo más debido a que entró en coma 10 días y, al despertar, el personal de salud tuvo que amputarle la pierna infectada para evitar que esta se expandiera.
En el mensaje que envió a sus seguidores en Instagram, refirió: “He sobrevivido al encontrar la magia de entregarme completamente a Dios. ¡Y sin mencionar que no podría estar aquí sin mi hermano pequeño que me salvó la vida cuando me estaba muriendo en el piso de mi cocina!”.
¿Qué es la bacteria “comecarne”?
Al menos 26 casos de la bacteria “comecarne” han sido reportadas en el estado de Florida, en EEUU, en lo que va del año 2023; cinco han sido mortales. Se trata de la bacteria carnívora conocida como “Vibrio vulnificus” que, según el Departamento de Salud de dicho estado, vive en el agua de mar y tiene la capacidad de entrar en el cuerpo humano por el torrente sanguíneo a través de lesiones o cortes en la piel.
La bacteria “comecarne” también se encuentra en mariscos crudos o poco cocidos.
Los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EEUU) revelaron que esta bacteria podría afectar a personas de la tercera edad y gente que tenga comprometido su sistema inmunológico; lo más alarmante es que el organismo dijo que una de cada tres personas que se infecta con dicha bacteria muere.
Al contraer la bacteria, se espera que con antibióticos la persona se cure en tres días; sin embargo, los CDC aseguran que un porcentaje menor requerirá acudir a salas de cuidados intensivos y, tal vez, amputación.
¿Cuáles son los síntomas?
De acuerdo con los CDC, estos podrían ser algunos de los síntomas que se presenten tras el contagio de la bacteria:
- Diarrea acuosa o líquida.
- Cólicos estomacales.
- Náuseas, vómitos y fiebre.
En caso de infecciones del torrente sanguíneo, pueden suscitarse:
- Fiebre.
- Escalofríos.
- Presión sanguínea peligrosamente baja.
- Lesiones en la piel con ampollas.
En caso de infecciones en heridas, pueden presentarse:
- Fiebre.
- Enrojecimiento.
- Dolor.
- Hinchazón.
- Sensación de calor.
- Descoloración y secreción de la herida.
Cómo evitar el contagio de la bacteria “comecarne”
Tres de las principales recomendaciones que han emitido las autoridades sanitarias para evitar el contagio de esta bacteria son:
- Usar sandalias o zapatos acuáticos, especialmente al escalar rocas.
- No comer mariscos crudos o pocos cocidos, sobre todo, ostras.
- No bañarse en el mar con heridas o cortes en la piel recientes.
De acuerdo con cifras oficiales, en 2022, se contabilizaron 177 muerrtes y 74 casos de la bacteria “comecarne” solo en Florida.
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Una vacuna revolucionaria contra la enfermedad de Lyme, con sello latino y español
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París, 8 ago (EFE).- Un científico cubano, otra de España y otra de Paraguay trabajan en Francia en una prometedora vacuna indirecta para la enfermedad de Lyme, que apunta contra la microbiota de las garrapatas y da la vuelta a los principios clásicos de vacunación, abriendo un mundo de posibilidades para otras enfermedades. Con el investigador cubano Alejandro Cabezas-Cruz como líder del equipo y la paraguaya Alejandra Wu Chuang y la española Lourdes Mateos Hernández como sus principales colaboradoras, los primeros resultados con ratones, publicados recientemente, muestran una nueva vía para combatir patologías que se expanden a través de vectores de transmisión como los mosquitos o las garrapatas. Es el caso de la enfermedad de Lyme, para la que nunca se ha encontrado una vacuna y que puede causar problemas en la piel, el sistema nervioso y vascular, entre otros. «Puede llegar a ser bastante grave porque puede provocar algunas neuropatías», detalla a EFE Wu Chuang, originaria de Asunción. La desencadenan bacterias de tipo Borrelia a raíz de la mordedura de garrapatas infectadas y aunque no es tan famosa como el dengue o la malaria, sí ha acaparado titulares cuando estrellas como el cantante Justin Bieber o la modelo Bella Hadid confesaron sufrirla. «Nosotros estamos centrados en hacer vacunas contra el vector, que en este caso es la garrapata, y lo que hemos producido son anticuerpos contra bacterias que están dentro de la microbiota de la garrapata», explica a EFE Mateos Hernández. Más concretamente, en vez de vacunar a los humanos o animales para que produzcan una respuesta inmune ante un patógeno, lo que proponen estos investigadores es modificar de manera indirecta las bacterias que viven dentro del vector de transmisión. El primer paso de esta lógica es analizar las bacterias internas de la garrapata y vacunar a los sujetos del estudio, en este caso ratones, para que produzcan los anticuerpos deseados. Cuando las garrapatas muerden a los ratones reciben los anticuerpos a través de su sangre y estos alteran la microbiota de la garrapata de forma que la bacteria que causa la enfermedad de Lyme ya no pueda colonizarla. «Esto quiere decir que, si no puede entrar en la garrapata, la garrapata cuando se alimente de otro animal no va a transmitir la enfermedad», precisa Mateos Hernández, originaria de Valdepeñas (Castilla-La Mancha). UN NUEVO PARADIGMA DE VACUNACIÓN QUE SURGIÓ DE UN SUEÑO La investigación de estos científicos, que trabajan en una unidad mixta de instituciones francesas -el Instituto Nacional para la Investigación Agronómica (Inrae), la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria Alimentaria, del Medioambiente y del Trabajo (Anses) y la Escuela Nacional Veterinaria de Alfort, a las afueras de París-, no solo puede ser revolucionaria para la enfermedad de Lyme, sino para muchas otras. En vez de «inmunizar contra A para proteger contra A», con la vacuna antimicrobiota, como la han bautizado este grupo de investigación que se autodenomina NeuroPaTick, se inmuniza «contra A, para proteger contra B», en palabras de Cabezas-Cruz. «Es un cambio de paradigma importante y la idea original viene en un sueño que ocurrió en 2020», rememora el investigador cubano. Ningún grupo científico había pensado hasta ahora en vacunar contra la microbiota de los vectores para proteger contra los patógenos que transmiten, detalla el científico, a pesar de que en los últimos 30 años hubo «mucha evidencia científica» de que las bacterias que habitan dentro son esenciales para su supervivencia y para la transmisión de patógenos. A eso se añade que, con las vacunas clásicas, no se ha logrado erradicar las enfermedades transmitidas por vectores, como sí ha ocurrido para patologías de otros tipos, como la poliomielitis. Por ejemplo, con la mejor vacuna contra la malaria hasta la fecha, tras muchos recursos invertidos, la eficacia es inferior al 50 %. «Las vacunas antimicrobiota son una nueva herramienta que nos permite pensar en erradicación de enfermedades transmitidas por vectores, en una coyuntura donde hay cambio climático y los cambios de temperatura asociados están exponiendo a la población europea a enfermedades que anteriormente eran exóticas», resalta Cabezas-Cruz. El proceso completo hasta poder usar la vacuna para la enfermedad de Lyme aún puede implicar entre 5 y 10 años de desarrollos. Mientras, hay que mantener alta la vigilancia contra las garrapatas, que son el segundo mayor vector de transmisión de enfermedades -solo por detrás del mosquito- y cuya peligrosidad muchas veces no se tiene tan presente. «Es como que quedan en segundo plano, pero creo que todos deberíamos tener cuidado, especialmente cuando vamos a zonas boscosas o un poco húmedas», aconseja Wu Chuang. Por Nerea González (c) Agencia EFE