México Hace el Ridículo ante el Valencia
El pasado sábado, el Estadio Cuauhtémoc fue el escenario de una noche para el olvido para la Selección Mexicana, que no logró capitalizar una clara ventaja de dos goles ante el equipo suplente del Valencia, finalizando en un decepcionante empate 2-2. Este encuentro, que debería haber sido una celebración del fútbol mexicano, se convirtió en un bochorno monumental, dejando a los aficionados furiosos y abucheando a sus propios jugadores.
Desde el inicio del partido, el Tricolor mostró destellos de lo que se esperaba: una actuación convincente y sólida. Sin embargo, a medida que avanzaba el juego, la fragilidad de la selección se hizo evidente. La falta de compromiso y energía de algunos jugadores fue alarmante. Germán Berterame, Guillermo Martínez y Carlos Rodríguez, entre otros, fueron incapaces de mantener el ritmo y la concentración necesarios para asegurar la victoria.
La gestión de Javier Aguirre se encuentra en una encrucijada. Desde su llegada, la selección parece no encontrar un rumbo claro, y este nuevo revés solo intensifica las críticas que ya se escuchan en torno a su liderazgo. La afición exige más de un equipo que, a pesar de tener el potencial, ha demostrado ser inconsistente y falto de carácter en momentos clave.
El hecho de que un equipo como el Valencia, presentando una alineación alterna, pudiera igualar el marcador, es un claro reflejo de la situación preocupante en la que se encuentra el fútbol mexicano. La expresión “es un equipo de tercera, por no decir de cuarta” resuena con f
En conclusión, el empate ante el Valencia no es solo un mal resultado, sino un llamado urgente a la reflexión sobre la dirección del equipo y la actitud de sus integrantes. Si México desea recuperar el respeto y la confianza.Y todavía, el próximo martes, en Guadalajara, enfrentarán a Estados Unidos, que viene con equipo completo y un estilo de juego definido bajo la dirección de Mauricio Pochettino. Si México repite el desastre que ofreció en Puebla, el Tricolor no solo se enfrentará a la derrota, sino al inicio de una crisis profunda que podría sacudir las bases del equipo.