Historia de Karen Villaseñor
Hoy es uno de esos días en los que decido sumergirme en las grietas de mi corazón. Me gusta repasarlas y no es por amor a lo malo, es para recordarme que me quisieron destruir y me volví más valiente. Sin embargo, hay algo que me sacude por dentro, me quita el sueño y hace que las lágrimas corran. ¿Te digo algo? Me faltó amarme, se me fue la vida esperando que alguien más me amara.
Volver a ver a la niña que fui en los secretos de mi memoria, es soltar un suspiro, de esos que duelen, de los que asustan un poco. Porque esa niña se sintió muy sola, vacía, ignorada, se sintió como un mueble más en casa. Esa niña rogó mil veces en silencio que sus padres la abrazaran, la besaran, le dieran un beso de buenas noches, pero eso jamás llegó. Esa niña quería escuchar un Te amo.
Esperé que alguien más me amara
Entonces la vida no se detuvo, la niña fue creciendo, saltando una etapa tras otra y aprendió a disfrazar las heridas. Se volvió una rebelde, una loca de la vida, de esas que entre más lastimadas, más sonríen. Ella hizo de todo para ser aceptada y fue muy popular, pero no quería llegar a casa, no quería cruzar la puerta y encontrarse una vez más con la soledad.
Así que, tuve mi primer novio y vaya que desborde todos mis miedos en él, estaba tan necesitada de ser amada y valorada, que me conforme con tan poquito. Me acostumbré a juntar las migajas. Normalicé que no respondiera mis mensajes, que no me diera detalles, que apariencia y desapareciera.
Me acostumbré a un compañero ausente, al que no le preocupaba ver mis ojos llorosos y de todas maneras me quedé a su lado. Fui la espectadora por años, la que no recibió sus flores favoritas, la que dejaron plantada con la cena sorpresa, la que lloraba horas encerrada en el baño y al siguiente día hacía como que no pasaba nada.
Me faltó amarme
No lo voy a negar, recordarme tan frágil, tan ignorante de mis emociones y llenando vacíos que sólo me hundían, me parte el alma. Pero lo que más duele es que ignoré personas a mi paso, las que sí me supieron querer, nada más que había un problema, yo no me quería.
Me faltó amarme y mucho, se me fue la vida esperando que alguien me amara y yo era la que tenía que abrazarme fuerte. Yo era la que tenía que perdonarme, yo era la que tenía que dejar de juzgarme. Yo era la que tenía que dejar de conformarme Me faltaron pantalones para elegirme por encima de todo.
Me faltó enamorarme de mi corazón, porque es bonito, está muy lastimado, pero es un loco igual que yo. Es valiente, atrevido y muy dulce. Sólo le puse una capa para que no vuelvan a herirlo. Hoy ya me quiero, ya me perdoné, ya me doy mi lugar y ya hice las paces con la soledad.
Ella me enseñó que aun con mucho dolor es posible volver a sonreír y que la palabra aferrada me define hasta los huesos. Hoy ya me puse los pantalones y los tengo bien puestos, mi amor propio está tan alto que hasta tiene un poco de ego.
Pensándolo bien, no se me ha ido la vida, recién empezó y, ¿sabes qué? Ya nadie me va a parar. Dime, ¿estás lista para que empiece la tuya?