Pensó en buscar otra vocación cuando dejó el cine durante dos años, como dar clases, aprender a dirigir orquestas o ser guía de vida silvestre
Fue una táctica inteligente porque derribó el mito superficial de sex-symbol y galán romántico de las rom-coms para abrazar una imagen más auténtica. Lo vemos claramente cuando analizamos su filmografía, viendo cómo pasó de Los fantasmas de mis ex, la insulsa producción que protagonizó con Jennifer Garner en 2009 (un verdadero insulto a la inteligencia del espectador) al cine indie dos años más tarde (El niño y el fugitivo, Amores peligrosos), a la trágica representación de Magic Mike (2012) y su cameo electrificante en El lobo de Wall Street con aquella meditación sobre el hedonismo y las finanzas.
Por eso, cuando lo vimos ganar el Oscar en 2014 por El club de los Desahuciados parecía que estaba viviendo la transición más natural de su carrera. Su inolvidable discurso representó aquella autenticidad que por fin comenzaba a brillar a través de una filmografía renovada, de una manera sencilla y fluida. Sin embargo, detrás de aquella ‘McConaissance’ hubo otra realidad.
Una etapa “aterradora” que casi lo aleja de la actuación
El actor recordó aquella decisión de abandonar Hollywood en 2009 en una charla con Glen Powell para Interview Magazine, derivando en dos años de distanciamiento profesional desde su Texas natal con su familia. “Por lo general, hacía zigzag cuando sentía que Hollywood quería que hiciera zag”, dijo. “Cuando tuve mis años de comedia romántica, había un límite de ancho de banda que podía darles, y esos fueron algunos éxitos sólidos para mí”.
“Pero quería probar otras cosas. Por supuesto que no las recibía, así que tuve que dejar Hollywood durante dos años”, explicó. Sin embargo, no se trató de una etapa sencilla. Al contrario, en realidad fue “aterradora”.
Dejarlo todo cuando se está en la cima fue difícil incluso para Matthew McConaughey. El tiempo pasaba y la confusión empezó a generar consecuencias, llevándolo a considerar la necesidad de buscar otro tipo de profesión para seguir adelante.
“Amigo, fue aterrador”, explicaba a Powell. “Tuve largas conversaciones con mi esposa sobre la necesidad de encontrar una nueva vocación. Creo que voy a dar clases en la escuela secundaria. Creo que voy a estudiar para ser director de orquesta. Creo que voy a ser guía de vida silvestre”, repasó McConaughey, enumerando las diferentes profesiones que se le cruzaron por la mente.
“Honestamente pensé: ‘Salí de Hollywood. Me salí de mi carril’”, añadió. “El carril en el que Hollywood dijo que debía quedarme, y Hollywood me dijo: ‘Bueno, vete a la m*erda, amigo. Deberías haberte quedado en tu carril. Hasta luego’”.
La situación comenzó a asustarle. No solo por la falta de creatividad profesional, sino por el miedo al olvido y la irrelevancia que sentía. «Fue aterrador. Los días son largos… la sensación de insignificancia. Pero decidí que eso era lo que tenía que hacer, así que no iba a tirar del paracaídas y abandonar la misión en la que estaba. Pero fue aterrador, porque no sabía si algún día iba a salir del desierto”.
La necesidad de tomar distancia: una costumbre en su vida
Que Matthew McConaughey optara por la lejanía total en lugar de quedarse en Hollywood rechazando ofertas hasta que llegara la adecuada, forma parte de su estilo de vida en general. Fue justamente lo mismo que hizo cuando la burbuja del éxito explotó en su vida.
Lo recordó en la misma entrevista explicando cómo vivió el reconocimiento repentino que Tiempo de matar trajo a su existencia, pasando de ser el chico de Rebeldes y confundidos a nueva estrella de cine.
“En mi caso, volviendo a Tiempo de matar, después de que tuve un gran éxito por primera vez en una película de estudio importante y me hice famoso, recordé que el jueves antes del estreno de esa película, había 100 guiones que habría hecho, y 99 de ellos no los pude fichar”, dijo McConaughey. «Durante ese fin de semana, 99 noes se convirtieron en 99 sí».
“Pensé: ‘¿Qué? ¡Hace tres días habría hecho cualquiera de estos! ¿Y ahora me preguntas cuál quiero hacer?’. Fue algo tremendamente impactante. Me puse una mochila y me fui a Perú por tres semanas sólo para poder oírme pensar”, sentenció.
Aquel thriller de 1996 con Sandra Bullock y Samuel L. Jackson recibió críticas mixtas pero fue un éxito comercial con $152 millones recaudados a nivel global, abriendo un nuevo camino profesional para el actor que, poco después, apareció en Contacto de Robert Zemeckis acompañando a Jodie Foster, trabajó en Amistad con Steven Spielberg e hizo EDtv con Ron Howard para entonces iniciar una etapa en las comedias románticas junto a Jennifer Lopez con la lucrativa Experta en bodas.
De esta manera, aunque la efusiva personalidad de Matthew McConaughey nos hiciera creer que su exitosa renovación profesional fue un proceso natural, fluido y evidente en su vida, en realidad, fue una etapa de gran incertidumbre y miedos que lo llevó a considerar abandonar la actuación y lanzarse hacia trabajos completamente diferentes.
Sin embargo, después de dos años «aterradores» comenzó a vivir la recompensa. Bajó 20 kilos para interpretar al desgarbado Ron Woodroof en El club de los Desahuciados, un hombre diagnosticado con Sida en los inicios de la epidemia en los ’80 que se convierte en capo distribuidor de medicamentos no aprobados. Y no solo ganó el Oscar sino la aprobación unánime del público y la industria como actor de talento renovado, con nuevas oportunidades para seguir exprimiéndolo al máximo. Y la primera temporada de True Detective se encargó de confirmarlo a continuación.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.