Los marcianos de Puscifer sorprenden a El Paso, texas
Eduardo Arredondo Delgado
El Paso, tx.- En tres actos, Puscifer rompió con toda solemnidad y usó el humor negro, la sátira que los ha caracterizado para enriquecer su concierto ecléctico que más bien pareció ser un plató de alguna película de ciencia ficción y comedia. Fue una descripción/adaptación ufológica detallada estilo incidente de Roswell de 1947 o bien un capitulo inédito de la investigación de J. Allen Hynek en el proyecto Blue Book (auspiciado por la milicia estadounidense) junto a una hilarante comedia estilo M.A.S.H.
Keenan, toma a Puscifer para criticar abiertamente los vicios de la sociedad estadunidense desde las costumbres, estafas y reiterativos procesos enajenantes como la política y la espiritualidad.
El ring de antaño, de giras previas, donde aparecían luchadores enmascarados en directo quedó en otro episodio de su carrera, pero está temática está presente en su obra, incluso en la actualidad, siempre rindiéndole homenaje a luchadores.
Puscifer, es un fenómeno sobre el escenario. Son vertiginosos, teatrales, humoristas profesionales y músicos de primera clase que continúan buscando algo más en la industria musical comercial, porque saben que la innovación es el único medio para sobrevivir.
A través de su particular discurso, Puscifer cautivó al Teatro Abraham Chávez el pasado viernes. Aunque no llenó, de nada importó el dato cuantitativo. Lo cierto es que Puscifer, es el proyecto menos comercial del también cantante de Tool. Puscifer se reivindicó con sus fans quienes estuvieron esperando años para cristalizar este concierto, antes ya se había cancelado.
Se valieron de la tecnología pero sin saturar. Dos pantallas a los extremos, videos y luces de neón y una escalinata de metal en caracol donde los músicos con gafas negras subían y se colocaban al centro, principalmente Mat Mitchell y Keenan, aunque de pronto alternaban con la británica, Carina Round.
Vestidos al típico, último concepto de Puscifer como hombres de negro modernos y con la sonrisa pícara del agente Merkin (Keenan) con boca pintada de rojo, enfundados en trajes de etiqueta se lucieron tocando parte de su discografía, dando prioridad a su último trabajo, “Existencial Reckoning”.
La bizarra propuesta alterna del cantante, Maynard James Keenan (Tool, A Perfect Circle) sorprendió y refrescó la última oleada de conciertos de bandas
agotadas creativamente que se han presentado aquí en los últimos meses, incluyendo a bandas “consagradas” como Iron Maiden, Scorpions entre muchas otras que ya nada ofrecen, salvo la nostalgia envenenada.
Uno a uno, los personajes de Maynard James Keenan envolvieron al público desde el primer momento que fueron apareciendo.
Keenan y su otro alter ego, Bill D (bajo el regaño de su esposa Hildy Berger) el estafador, con una peluca rubia y su traje caqui acaparó la atención mientras cantaba “Bullet Train to Iowa” y se enfrentaba a sus enemigos, unos extraterrestres, del tipo denominado grises (cabeza grande y ojos achinados, rasgados), quienes probablemente en otro momento lo abdujeron e incluso se rumoraba que habían experimentado con él, quizás colocándole unos implantes.
Inesperadamente la banda le rindió un breve homenaje a Wendy O. Williams, la desaparecida cantante de Plasmatics, de cuya vida se recuerda los excesos y la forma sui generis de enrolarse en la escena punk, desde aquel entonces ingiriendo mezcalina y desvistiéndose en los conciertos, luego trabaría amistad con el músico inglés, Lemmy Kilmister.
La cantante, Carina Round, parte de esa comedia que tiende a recordar pasajes de la televisión estadounidense de la década de los años setenta, brilló con sus grandes dotes de intérprete. Ni ella ni Mitchell hablaron solo Keenan y cuando era importante transmitir un mensaje.
El concierto se fue en menos de un parpadeo y mucho quisieran que Puscifer siguieran tocando por días.
Puscifer es el mejor ejemplo de profesionalismo y entienden que el entretenimiento no riñe con la crítica social a Estados Unidos. A menudo la realidad supera la ficción, especialmente en materia de violencia.
Se despidieron con la pieza Bedlatime.
Pan y circo, el mejor recurso para el control, propone Puscifer.