Estados Unidos señala al líder absoluto del Cártel Jalisco Nueva Generación como heredero del poder criminal
Tras darse a conocer la decisión de las autoridades de Estados Unidos de desestimar los cargos de narcotráfico y lavado de dinero contra del general Salvador Cienfuegos Zepeda, ha resultado inevitable preguntarse qué consideraciones entraron en juego para su liberación.
La respuesta formal ha sido que el ex secretario de la Defensa es ciudadano mexicano, y los delitos presuntamente cometidos tuvieron lugar en este territorio, donde tendría que ser procesado.
En medio de una polémica generada por éste inesperado e histórico giro del gobierno de EEUU, la agencia de noticias Reuters estimó que la devolución del militar fue el precio pactado a cambio de que el gobierno mexicano entregara a un líder narcotraficante de alto nivel.
“El gobierno mexicano se comprometió a arrestar a un líder de un cártel de alto nivel en el acuerdo con el fiscal general de Estados Unidos, William Barr, esto para retirar los cargos de tráfico de drogas contra el ex secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos”.
“[…] México le dijo a Barr en privado, que trabajaría con Estados Unidos para arrestar a un líder de un cártel de alto nivel, involucrado en el tráfico de grandes cantidades del opioide sintético fentanilo”, afirmó Reuters.
México es el mayor proveedor de fentanilo de su vecino del norte, en un tráfico dominado por el Cártel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Según acusaciones del Departamento de Justicia de Estados Unidos, Nemesio Oseguera Cervantes, el “Mencho”, dirige el CJNG ―o su versión embrionaria― al menos desde el año 2000 y ha logrado expandirlo a la mayoría de las entidades de México y a varias ciudades de Estados Unidos.
La clave de su avance radica, según expertos, en su capacidad de corromper a las autoridades de todos los niveles de gobierno y del uso de la violencia extrema cuando no se acata su autoridad.
El “Mencho” se convirtió el pasado mes de marzo en el criminal más buscado por Washington. Las autoridades ofrecen hasta USD 10 millones por pistas que ayuden a atraparle.
Este líder criminal, conocido también como el “Señor de los Gallos” ha ido creciendo a la sombra de otros narcos más conocidos como el fundador del Cártel de Sinaloa, Ismael Zambada García, el “Mayo”, el único capo de la vieja guardia, con más de 40 años de trayectoria, que nunca ha sido detenido.
A diferencia de su socio, Joaquín Guzmán Loera, el “Mayo” empezó a ser buscado por las autoridades mexicanas a finales de los 90, durante el llamado Maxiproceso, iniciado en el estado de Quintana Roo. La acusación pasaría desapercibida en buena medida hasta el inicio de este nuevo siglo, cuando finalmente cobraría algo de notoriedad.
Entonces, su perfil empezó a ser de mayor interés para la DEA, que llegó a colocar anuncios panorámicos con la fotografía de Ismael Zambada.
Bajo ea misma lógica, la agencia antidrogas intentó cazar al “Narco de Narcos”, Rafael Caro Quintero, quien tras 28 años en prisión ha reagrupados sus fuerzas para atacar a los “Chapitos”, herederos de Joaquín el “Chapo” Guzmán.
Para Caro Quintero, aprovechando la caída de Guzmán Loera ―sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos―ha sido disputarle el territorio al mismísimo Cártel de Sinaloa. A sangre y fuego ha hecho sentir sus pasos en el estado de Sonora.
El capo procede de una época germinal en el que el narcotráfico mexicano era un apéndice del colombiano. Su bonanza acabaría en 1985, cuando cometió uno de sus peores errores. Tras descubrir que habían sido infiltrados por la DEA, decidieron acabar con su hombre en la zona, Enrique “Kiki” Camarena.
El crimen desató una de las mayores operaciones de venganza de la Agencia antidrogas.