Marcelo Stiletano
ANAHEIM, California.- Cada vez que se celebra aquí la convención D23, los fans de Disney más incondicionales del mundo reciben de la compañía del ratón Mickey el regalo de ser los primeros privilegiados en tomar contacto con los próximos estrenos y atracciones. Ese reconocimiento a una fidelidad que supera cualquier límite en términos de entusiasmo se transforma cada dos años en un gran show en el que Disney se asegura por un buen tiempo la iniciativa para crear agenda y marcar nuevas tendencias en la industria del entretenimiento.
La extensa presentación que se hizo en la noche del viernes tuvo esa identidad, pero esta vez deliberadamente recargada para dar una impresión todavía más grande de despliegue y amplitud. Fue mucho más grande que cualquier experiencia anterior en el mismo sentido. Tal vez porque la estrategia de Disney tiene muy en cuenta el momento poco feliz por el que atraviesa el negocio de la exhibición en cines de las películas más grandes, después del fracaso en taquilla de la mayoría de las apuestas fuertes que hizo Hollywood este año, y se impone la necesidad de recuperar hacia adelante el poder de la experiencia cinematográfica.
Esto fue lo que mostró Disney, fue más allá del ruido de los títulos y el festejo del público local frente a la aparición de nombres con mucho arraigo en el mercado doméstico de los Estados Unidos. De hecho, la aparición más festejada por las 12.000 personas que siguieron desde las tribunas del gigantesco estadio cubierto Honda Center un show de casi tres horas fue la de Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis, que adelantaron la llegada en 2025 de la secuela de Un viernes de locos, cuyo flamante título original será Freakier Friday.
El uso de los aumentativos fue una constante en la presentación. Disney no escondió nada en ese sentido. Lo viene señalando desde que reasumió como CEO Bob Iger, cuya aparición en el escenario fue recibida con la ovación que solo se brinda a a las grandes estrellas del espectáculo. La mayoría de los grandes anuncios correspondió a los próximos estrenos en los cines del contenido más fuerte que la compañía del ratón Mickey puede ofrecer. De hecho, en el único lugar que Disney todavía domina de manera indiscutida: el de las películas dirigidas a toda la familia, sobre todo los títulos de animación más fuertes, ambiciosos y con personajes ya reconocidos por el público.
Disney tomó nota de la lección aprendida con Intensa-mente 2 y decidió actuar en consecuencia. Después de la extraordinaria respuesta global que tuvo la nueva película de Pixar, convertida ya en la más taquillera película de animación de todos los tiempos, era previsible que esa línea se extendiera por toda la línea estratégica de la compañía. La emoción central que atraviesa la conducta de Disney por estas horas es la apuesta a lo seguro.
Desde esa perspectiva se entiende la seguidilla de grandes secuelas que se anunciaron para los próximos años y que pusieron silenciosamente a Pixar en el centro de la atención de los analistas de Hollywood. Fue Pete Docter, jefe creativo del estudio, el encargado de presentar las novedades más fuertes en ese sentido: tendremos por ejemplo Toy Story 5 en 2026 (algo que ya se venía comentando) y, para sorpresa de casi todos, una tercera película de Los Increíbles que Brad Bird (uno de los grandes genios de la animación de las últimas décadas) empezó a desarrollar y tardará todavía bastante en ver la luz.
Pero hay más. Sobre todo la confirmación de que Intensa-mente seguirá su camino en formato de serie. No cualquier serie: se va a llamar Dream Scenario, con las emociones de Riley transformadas en situaciones propias de una sitcom ambientada en una cadena de televisión. ¿Algo así como 30 Rock en formato animado y con emociones a flor de piel? Puede ser una salida interesante, potencialmente más ligera y chispeante, para una historia que recibió razonables reparos desde el comienzo por su carácter exageradamente alegórico.
En el sector animado
Este virtual regreso en masa de Disney a las secuelas y continuidades de productos más que probados como apuesta más destacada se extiende desde Pixar al resto de las divisiones animadas de la compañía. Tendremos el estreno de Moana 2 antes de fin de año, el de Zootopia 2 a fines de 2025 y el de Frozen 3 en la Navidad de 2026. A todo esto se suma la película con personajes de carne y hueso de Lilo & Stitch, que llegará el año que viene.
En esa misma dirección también asistiremos, con estreno ya confirmado para marzo de 2025, al regreso de Blancanieves, en este caso con personajes de carne y hueso mezclados con las habituales proezas en materia de animación digital en todas las formas posibles e imaginables, más el poder de convocatoria de una carismática protagonista (Rachel Zegler, excelente actriz y cantante) y de una estrella que suele jugar de buena, Gal Gadot, convertida ahora en la nueva Reina Malvada.
Disney obsequió en exclusividad a sus fans, presentes en D23 y en la presentación de este viernes, una secuencia completa de Blancanieves que tardará un tiempo en difundirse al público. Es más, quizás no se vea hasta el estreno de la película. Es una nueva canción en la que nuestra heroína interactúa con los inefables siete enanitos en un formato clásico (aunque reforzado por la tecnología digital) que a Disney le rindió siempre muy bien.
Un poco más escéptica es la mirada frente a lo que promete Mufasa: el Rey León, que también se estrenará a fin de año y fue elegido de manera deliberada por Disney para el gran final de fiesta de la presentación. Es otra demostración de poder, en este caso del talento de los animadores de Hollywood para crear por completo con perfil hiperrealista los escenarios en apariencia reales de la interminable sabana africana en la que transcurre la acción. Que pasa en este caso de la animación al mundo de los personajes “reales”.
Vemos en los nuevos adelantos ampliados un desfile de leones, elefantes, marsupiales y otras especies similares a las que vemos en los documentales de la naturaleza o en los zoológicos, pero moviendo la boca y hablando como seres humanos. Todo generado digitalmente para apoyar la mirada seguramente aleccionadora del director Barry Jenkins (el mismo que ganó el Oscar con la olvidable Moonlight: luz de luna) y de Lin-Manuel Miranda, creador de la letra y la música de un puñado de nuevas canciones.
¿Qué podríanos esperar de El Rey León desde esta nueva perspectiva? Por lo pronto un alarde inédito de la nueva frontera tecnológica y visual a la que se asoma Hollywood en un tiempo de transformaciones colosales gracias a las potencialidades de la realidad virtual y a la inteligencia artificial. Y al mismo tiempo el riesgo de mezclar acción “real” con movimientos propios de la animación, un modelo que abrió interrogantes cuando quedó a la vista con las criaturas del reino animal en la más reciente versión de La sirenita, perpetrada por Rob Marshall.
Bien mirado, el despliegue de secuelas y continuidades marcó desde el principio hasta el final la presentación de las próximas grandes apuestas de Disney. Allí está por ejemplo a la vista la primera imagen de Tron: Ares, nuevo capítulo de una aventura futurista que tiene fans muy consecuentes en varias generaciones. Hay que festejar el regreso del mítico personaje de Jeff Bridges, que empezó esta historia hace 40 años, y preguntarnos cómo se sumarán a esta historia Jared Leto y la música de Nine Inch Nails.
También se inunda de secuelas el futuro más cercano en materia de lanzamientos de Star Wars, con el anuncio de la segunda temporada de Andor y, sobre todo, del primer largometraje de The Mandalorian. También aparece en esta línea Skeleton Crew, una nueva serie original que Jude Law presentó en el escenario con palabras que el primer tráiler certificó por completo. Es una serie con mucha influencia ochentosa, sobre todo por lo que se asocia al recuerdo que tenemos de los Goonies.
Y finalmente está Avatar. Todo lo que pueda decirse por anticipado puede ser redundante, ya que después, en los hechos, James Cameron conseguirá transformar en números de asombro en la taquilla global junto con la entrada de Hollywood a una nueva fase de su historia de avances tecnológicos al servicio de las grandes historias contadas en el cine.
Lo único que el director reveló junto con los protagonistas del film, Zoe Saldana y Sam Worthington, desde el escenario del Honda Center, fue el título de la tercera parte, con estreno previsto para fines de 2025: Avatar: Fire and Ash (fuego y cenizas). No hay imágenes hasta ahora de una producción y un rodaje que siguen su marcha por estas horas en Nueva Zelanda, pero sí un par de bocetos, que LA NACION pudo ver junto a los asistentes a la presentación, de figuras y escenarios propios del mundo fantástico de Pandora, pero con tonos un poco más oscuros.
La única decepción de la noche fue la presentación de Marvel, que optó estratégicamente por poner toda la carne en el asador en la reciente Comic Con. Después de los anuncios sobre el futuro de los Avengers y de la metamorfosis de Robert Downey Jr., que pasa de héroe a villano en las próximas grandes aventuras de ese universo cinematográfico, lo que acaba de presentar Kevin Feige tuvo sabor a poco.
Apenas un saludo desde Londres del nuevo elenco de Los 4 Fantásticos, en pleno rodaje de su película, un tráiler ampliado de Capitán América: Un nuevo mundo, con la aparición de un Hulk de tonalidades rojizas y la presencia protagónica de Harrison Ford, y las próximas novedades en materia de series de TV: Ironheart, Daredevil: Born Again y la inminente Agatha en todas partes.
Resultó mucho más atractiva en ese sentido la recorrida en la convención D23 del stand de Marvel, con una excelente ambientación de realidad virtual que permite a los fans dialogar literalmente y en tiempo real con el mapache Rocket Raccoon, que el reel de novedades del estudio anunciadas durante la gran presentación de Disney.
De todas maneras no hubo nada (ni el anuncio de grandes estrenos o trailers poderosos, ni la aparición en vivo y en directo de la estrella más carismática) que superara para quienes estuvieron en el Honda Center el momento de la aparición en el escenario de David Blaine, uno de los grandes protagonistas de toda la historia del ilusionismo.
Blaine primero apareció en el tráiler de una serie que pareció a primera vista fuera de contexto dentro de la presentación. Se llama Do Not Attempt, se estrenará en Disney+ como producción de National Geographic y mostrará a Blaine recorriendo el mundo en contacto con personajes capaces de las más inverosímiles conductas: desde devorarse decenas de bichos hasta clavarse objetos filosos que atraviesan la piel desde el pecho hasta la espalda, pasando por el contacto cercano con las especies del reino animal más peligrosas y letales que puedan concebirse.
El temerario Blaine se animó a hacer un juego de prestidigitación del que participaron los 12.000 asistentes. Cada uno recibió al entrar al estadio un sobre que no debía abrirse bajo ningún concepto hasta que el propio Blaine lo indicara. Cuando llegó el momento vimos que se trataba de un mazo de naipes. Seguimos al pie de la letra las instrucciones del mago, movimos las cartas de distintas maneras y reagrupamientos, hasta que se nos pidió que sacáramos una sola de esas cartas, elegida al azar y sin conocer cuál era, fuera del mazo. Teníamos que guardarla en un lugar secreto.
El juego tuvo un par de etapas más hasta que Blaine nos pidió que reveláramos la carta que estaba guardada. Todo el estadio quedó mudo de asombro en ese momento. Cada espectador tenía en su mano la misma carta, un tres de corazones.
Cuando se llega al inmenso Centro de Convenciones de Anaheim, sede hasta mañana, domingo 11 de agosto, de la convención D23, lo primero que se ve es una vistosa imagen del ratón Mickey con el atuendo clásico de la película Fantasía y su gran sombrero de hechicero. Esta vez la varita quedó en manos de una persona de carne y hueso que mostró su mejor talento, casi único en el mundo.
Junto a una presentación que tuvo el propósito de mostrarle a toda la industria del entretenimiento la confianza en el potencial cinematográfico de sus contenidos (cuanto más conocidos y familiares, mucho mejor), este pase de magia del que participaron en vivo y en directo 12.000 personas al mismo tiempo fue uno de los mejores regalos que Disney les hizo esta vez a sus fans.