LA NACION
La selección argentina Sub 20 empató 1-1 con Brasil en la penúltima fecha del Sudamericano que se disputa en Venezuela y postergó la definición del título para el domingo. Sin embargo, el clásico del continente se picó en el segundo tiempo: a tres minutos del final, el árbitro uruguayo Mathías De Armas decidió apenas amonestar al brasileño Igor Serrote tras una patada que mandó a los vestuarios -y al hospital- al argentino Alexander Woiski, y tras el pitazo final hubo un encontronazo entre el propio Serrote y Franco Mastantuono, futbolista de la Albiceleste y de River.
A tres minutos del final, el partido entre argentinos y brasileños casi se desmadra. La patada de Igor a Woiski terminó por sacar mentalmente del encuentro a los dirigidos por Diego Placente, que habían estado al frente en el marcador hasta poco antes. Todos le reclamaron la tarjeta roja para el lateral derecho de la selección vedeamarelha y de Gremio de Porto Alegre. El propio entrenador argentino se refirió a esa jugada en la conferencia de prensa posterior al encuentro: “Woiski está en el hospital por una patada que era para tarjeta roja y que nunca dieron”, protestó. El futbolista nacido en Malllorca abandonó el campo de juego del Estadio Nacional Brígido Iriarte (Caracas, Venezuela) entre lágrimas. Luego, fue trasladado en ambulancia a un centro asistencial para ser evaluado. No hay precisiones sobre su lesión.
El entrenador brasileño, Ramón Menezes, le quitó importancia a la jugada: “Brasil y Argentina juegan siempre partidos muy disputados, con mucha rivalidad”, dijo, al tiempo que se mostró contrario a “cualquier tipo de violencia”. De todas maneras, los altercados entre argentinos y brasileños continuaron tras el pitazo final del árbitro. El propio Serrote se retiró del campo mostrando una mano abierta -evocando los cinco títulos mundiales de Brasil- y haciendo gestos provocadores a la hinchada. Mastantuono recogió el guante y le respondió con una frase fácil de leer en sus labios: “Seis te comiste, ¡muerto!”, en referencia al partido del debut de ambos seleccionados en el torneo, que terminó con el 6-0 a favor de los argentinos. Y fue la máxima goleada de la historia en el clásico sudamericano.
Tanto Menezes como Placente, los entrenadores, procuraron calmar a sus futbolistas, y que la situación no escalara. Hubo insultos y un intercambio de palabras propio de un partido clave y definitorio. Pero nada más. Cuando los chicos -argentinos y brasileños- llegaron a los vestuarios todo había regresado a la normalidad. Y el encuentro era historia. Unos ya tenían la cabeza puesta en Chile. Otros, los argentinos, en Paraguay. Serán sus próximos rivales. Los últimos del torneo, en horario a definir. Todo en domingo, el día en que Sudamérica coronará a su nuevo campeón Sub 20. Argentina quiere el título por dos motivos: sus jugadores buscan dedicárselo al lesionado Agustín Ruberto y, además, cortar con él una racha de diez años sin triunfos continentales en la categoría. Sí están definidas, en cambio, las cuatro plazas para el Mundial de Chile. Además de los trasandinos, organizadores, estarán la Argentina, Brasil, Colombia y Paraguay. La derrota de Uruguay contra el seleccionado guaraní por 1-0 lo dejó afuera de la Copa del Mundo.
Después del encuentro habló Claudio “Diablito” Echeverri, capitán, nave insignia y goleador del equipo argentino. Comprado por Manchester City, el chaqueño expresó: “Nos vamos con mucha tristeza por que al partido lo teníamos controlado. Ellos no habían hecho nada. Una lástima”, evaluó el talentoso jugador formado en River. Y agregó, sobre su gol de penal -la picó desde los doce pasos y dejó desairado al arquero brasileño-: “Estoy contento por marcar; una lástima que no se haya dado (la victoria). Nos queda el último paso y todavía tenemos la chance de ser campeones”, resumió el Diablito. Al igual que Woiski, también terminó el partido lesionado y salió tras presionar bien alto a la defensa brasileña: se lo evaluará para saber si puede estar presente en la última fecha.
La cuenta oficial de los seleccionados argentinos divulgó su parte médico y el de Woiski. El Diablito padece un “esguince grado uno en su tobillo izquierdo”, mientras que lo de su compañero es un “importante traumatismo abdominal.
Una victoria ante Brasil hubiera decidido el título a favor de los argentinos: en caso de igualdad en puntos, el primer criterio de desempate es el enfrentamiento entre los dos equipos en pugna. El 1-1 deja todo en veremos y obliga a la Argentina a ganar en la última fecha por un margen más amplio que Brasil. ¿La razón? Los brasileños tienen +4 de diferencia de gol; los argentinos, en cambio, +3. Ambos equipos tienen 10 puntos, producto de tres victorias y un empate. En caso de que ambos ganen, el equipo dirigido por Diego Placente tiene que sobrepasar aquel margen: debe vencer por una diferencia de dos o más goles en relación a lo que haga Brasil. Si ambos seleccionados empatan, el campeón será el equipo dirigido por Ramón Menezes. Si Brasil, en cambio, empata o pierde y la Argentina gana -por cualquier margen-, el nuevo monarca sudamericano será el combinado argentino.