LISTO…El no va más: los Kings arrollan a los Warriors y habrá séptimo partido
Las dos mejores palabras del deporte: game seven. Eso decía un genio como Bill Russell y eso tendrán que disputar Kings y Warriors el domingo (21:30, hora española) tras la conquista por parte del equipo visitante que ha tenido lugar en los dos últimos encuentros. El campeón venció en el Arco Arena en lo que se preveía como un golpe definitivo a la serie, pero los Kings han demostrado un increíble ejercicio de personalidad para conquistar el Chase Center y alargar la serie. El asalto que decidirá la eliminatoria tendrá lugar en Sacramento, un lugar ávido de baloncesto que ha esperado 16 años para volver a ver a su equipo disputar los playoffs. Una crisis demasiado larga que tendrá un capítulo nuevo en el que podrán avanzar a segunda ronda, algo que no consiguen desde 2004. Será una fiesta total con el baloncesto como epicentro. Y totalmente merecida tras una serie fantástica, de ese tipo de estilo que permite a la NBA presumir del juego más cautivador del planeta.
Los Kings fueron, sostenidamente, mejor equipo que los Warriors. Tras un primer cuarto de tanteo mutuo (25-23), los visitantes se desquitaron en el segundo periodo: 25-36 de parcial para mandar al descanso (51-58). En esos minutos emergió Trey Lyles, que anotó 9 puntos y atrapó 3 rebotes, 12+9 al final del choque. Y Malik Monk, que convirtió otros 9 y fue el elemento diferenciador del partido con 28. Los Kings cargaron mucho más contra los exteriores de los Warriors mientras conseguían pasar bien los bloqueos o hacer bien los cambios. Dieron un paso adelante en defensa para conseguir la ventaja. Y, después de eso, no la perdieron: 80-90 al final del tercer periodo y escape total en el último, ya con sus rivales desmadejados, precipitados, intentando muchos lanzamientos a la desesperada y con la sensación de que no iban a poder remontar. Se llegaron a poner a 8 (94-102), con 8 minutos por delante. Hasta ahí llegaron. Al final, 99-118. Y vuelta al Arco Arena. Espectacular.
Y eso que los Warriors lo intentaron: estuvieron siempre en el partido hasta el arreón final, pero no pudieron sentenciar una serie que muchos daban por terminada tras su victoria en Sacramento, la primera de las ya dos que ha habido fuera de casa en esta serie. El triple fallado por Harrison Barnes al final del cuarto partido pudo ser, y de momento no ha sido, la oportunidad perdida de unos Kings que siguen en pie y continúan su particular revolución en una temporada fantástica. Se mantuvo el guion que se estableció desde la sanción a Draymond Green por el pisotón a Domantas Sabonis en el segundo asalt, que privó al ala-pívot disputar el tercero. Jordan Poole salió de titular, pero su 2 de 9 en tiros (apenas 7 puntos) fue demasiado doloso y nunca encontró esas rachas que tanto ayudan a los suyos. Green, desde el banquillo, se fue a 4+4+10, pero tampoco fue la respuesta. El guion habitual esta vez no funcionó a pesar de todo: Stephen Curry consiguió 29 tantos, con 4 rechaces y 5 asistencias. Klay Thompson 22, pero con 2 de 9 en triples. Ni con uno ni con otro los Warriors consiguieron llevarse el partido.
En los Kings aportaron todos. La preparación mental de este partido es otro punto a favor de un Mike Brown que se ha reivindicado en una temporada en la que ha ganado el premio a Entrenador del Año y ha dejado atrás el sainete que le torturaba en el pasado, el que le definía como un técnico de un solo plan. Los ajustes han sido perfectos, especialmente en cuanto a la defensa a los exteriores de los Warriors. Y el hecho de venir de ser asistente de Steve Kerr le permite conocer muy bien los sistemas de sus ahora rivales. Su capacidad para mantener al banquillo involucrado es maravillosa (52-21 en puntos desde ahí) y el aumento de minutos de Lyles, que se ha ido a 26 cuando promediaba 14 en toda la serie, un soplo de aire ante la dificultad de Sabonis de lidiar con dos defensores de la talla de Lonney (7+13) y Draymond. Al lituano se le está haciendo larga la serie: 7+11+4, pero 5 pérdidas y un 3 de 12 en tiros. El relevo de Lyles ha sido clave.
De’Aaron Fox, por su parte, ha tenido otro partido de ensueño (26+4, con 11 asistencias) y ha acompañado la exhibición de Malik Monk desde el banquillo de una forma fabulosa. La rotación constante de Mike Brown, otra virtud demostrada por el técnico, impidió el castigo en las piernas de sus jugadores para llegar a todas las ayudas. Entraron en pista de forma real hasta 9 jugadores, algo extraño por el valor numérico en la fase final. Solo estuvo explotado Keegan Murray (45 minutos), el novato que está en edad de cansarse y que muchas veces no parece jugador de primer año: 15+12 para él. En definitiva, más balón en manos de Fox, menos tiempo de Sabonis (23 minutos) y victoria. Los Warriors están a una derrota de perder su primer partido en la Conferencia Oeste desde 2014. Y se quedaron en un pobre récord de 11-33 fuera de casa en regular season. Ahí queda eso. El Arco Arena dictará sentencia en lo que a buen seguro será un regalo para los aficionados. Habrá séptimo partido. Las dos mejores palabras del deporte.