Les compartimos esta fenomenal entrevista con la Sra. Blanca Rosa Álvarez Cuellar, creadora y fundadora de AMMJE en 1965. – “La vida no se hizo para estar sufriendo”, tira Blanca Rosa Álvarez de Cuéllar, la empresaria a quien le cerraron las puertas cuando le dijeron: “Este banco no presta dinero a mujeres, porque se lo gastan en joyas y vestidos”. Pero la suerte y el trabajo la abrieron el camino para levantar nueve compañías en México y una asociación que la llevó a conocer casi todo el mundo, y la acercó al poder empresarial y político.
“Pensando que tenía mis centavitos ahorrados en un banco, les pregunté si me podían prestar dinero para poner una fuente de sodas, entonces el gerente de ese banco me dijo: señora lo sentimos mucho, pero este banco no presta dinero a mujeres, porque se lo gastan en joyas y vestidos”, cuenta a EjeCentral.
“Así fue como me di cuenta de lo mal que trataban a las mujeres que estaban comenzando con una empresa, porque pensaban que las mujeres no servíamos”, señala la fundadora de la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa (AMMJE), una organización no lucrativa y apolítica donde están afiliadas propietarias o accionistas de micro, pequeñas, medianas y grandes compañías.
La AMMJE es filial de Les Femmes Chefs D´Enterprises Mondiales, una asociación instituida en Francia en 1945 por Madame Yvonne Foinant, quien vio la necesidad de que alguien se quedara al frente de la dirección de las empresas que dejaban los maridos al morir durante la Segunda Guerra Mundial.
La organización comenzó en Europa, después extendió su presencia en 42 países de los cinco continentes. A la Ciudad de México llegó en 1964 con el propósito de fomentar el desarrollo de la empresaria mexicana a través del contacto con otras mujeres emprendedoras en el país y el mundo.
Álvarez de Cuéllar abrió una empresa, conocida como Helados Chantilly, debido a que a su esposo fue despedido de su empleo, cuando daba a luz a su segundo hijo y necesitaba sostener a su familia, que en ese momento vivía en Monclova, Coahuila. Ese negocio fue instalado sobre avenida de los Insurgentes, en la Ciudad de México.
“Inicié mi primera empresa en 1945, la cual comenzó siendo pequeña hasta convertirla en una empresa grande”, presume la mujer que saca unas fotografías para mostrar su cercanía con el papa Juan Pablo II, el expresidente de México, Vicente Fox, así como el actual mandatario, Enrique Peña Nieto.
También, comparte una gran parte de sus columnas publicadas cada domingo en el Heraldo de México, diario en donde escribía sobre belleza y salud.
Antes había sido colaboradora en Excélsior. “No me gustaba levantarme temprano, pero me levantaba muy temprano para cumplir con todos los quehaceres a diario y mi desgracia es que nunca me levanto tarde”, dice.
Presume un reportaje sobre Helados Chantilly, el cual la retrataba como la mujer que no quiso ser actriz de cine, porque prefirió fabricar helados, incluso su nombre es de guión cinematográfico: Blanca Álvarez. “Helados Chantilly tuvo mucho éxito desde un principio por la forma en cómo hago las cosas, porque desde pequeña me encantó hacer negocios”.
Así comenzó Blanca Álvarez a adentrarse al mundo empresarial mexicano y mundial, así como se alejaba de las pantallas del cine de oro mexicano, donde María Félix triunfaba y Los Olvidados del cineasta español Luis Buñuel era la película del momento.
¿Le propusieron ser actriz de cine?, — se le cuestiona a Blanca Rosa. Así es. Gente que se dedicaba al cine quiso contratarme para participar en una película, pero nunca quise hacer nada de cine.
¿Al final el banco le prestó el dinero que necesitaba? No.
¿De dónde sacó el dinero para expandir las operaciones de su empresa? Fíjate que me saque la lotería.
¿En serio? Sí. Y el premio mayor… En el camino que recorría para ir a un restaurante que estaba en Polanco, me paré a comprar unos aguacates. En una parada en Paseo de la Reforma vino una mujer que me pidió me dejara leer la mano, y me dijo que iba sacar la lotería con un número de tres cifras. Me fui a entregar los helados a un restaurante de Polanco; a la puerta estaba un hombre que vendía billetes de lotería. Lo llamé y le dije: ¿Tiene usted este número de tres cifras? La respuesta fue: No, lo tiene que pedir a la Lotería. Traigo un número de tres cifras. Le dije: Sí, véndemelo, pues si dicen que me voy a sacar la lotería qué importa. Días después el hombre me buscó para informarme de que la suerte era mía. Me había ganado la lotería”.
¿Cuánto dinero ganó? Gané un dineral… Fueron 6 millones de pesos.
¿El dinero ganado lo usó para instalar varias heladerías y fuentes de sodas en México? Sí. Era mucho dinero en 1948. Fueron 6 millones de pesos, es decir, 3 millones de pesos me dieron por cada entero.
La empresaria mexicana recuerda que fue propietaria del Instituto de Belleza Bio-Esthétique, Barraza Bienes Raíces, de Productos Farmacéuticos Biochimie.
“Tuve otro negocio de helados que se llamaba Yom Yomu e hice otra empresa de fuente de sodas… Hice una compañía de flores, pues me encantaban. Entonces, fundé nueve negocios…
“Toda mi vida la arreglé y la hice basada en mis hijos, y mis negocios se los di a mis hijos”, cuenta la mujer que hace 59 años de constituyó la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa, sin embargo, “un grupo de mujeres alegan que las siglas y el logo les pertenecen”.
“Ni en sueños que les voy a dejar el nombre de la Asociación”, advierte.
Blanca Rosa recuerda que le encomendó la labor de seguir con el empoderamiento de las mujeres a Blanca Estela Pérez Villalobos, a quien le donó el proyecto de la asociación que inició.
“Alegan que me compraron la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa, son un montón de mujeres que desgraciadamente tuve que conocerlas, porque se metieron a la Asociación y las saqué”, dice.
“El alboroto y el despojo de la marca de la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa lo hacen con la ayuda y apoyo de Ana María Sánchez, quien había sido elegida para ser presidenta nacional. Ana María Sánchez las está llevando a cometer muchos errores”, sostiene la mujer durante la entrevista con eje central.
Blanca Rosa Álvarez de Cuéllar confía que se termine la disputa por su Asociación, que fundó hace más de cinco décadas, gracias a que en ese momento viajó a Alemania a un congreso de cosméticos.
No se arrepiente de nada, sostiene que prefirió convertirse en una empresaria y no en una actriz del cine de oro mexicano, como se lo propusieron en esa época.
Blanca Rosa Álvarez de Cuéllar continúa contando las historias de un pasado en el mundo del cine que esquivó, por irse a triunfar en los negocios. Un mundo prohibido para las mujeres en su época. “Échale un ojo, por si no me crees, a todas las fotografìas y material hemerográfico”, pide la mujer de 93 años. http://www.ejecentral.com.mx/pensaban-que-las-mujeres-no-serviamos/.