El fútbol no siempre es un camino de éxito inmediato, y el caso de Santiago Márquez es una muestra de ello. A sus 22 años, el hijo de Rafael Márquez sigue buscando consolidarse como futbolista profesional y, lejos de los reflectores que acompañaron la carrera de su padre, ha fichado por los Potros de Hierro del Atlante en la Liga de Expansión MX, sumando así su cuarto equipo en pocos años.
La comparación con su padre es inevitable. A la misma edad, Rafael Márquez ya jugaba en el AS Mónaco de Francia y era un pilar en la Selección Mexicana. Poco después, ficharía con el FC Barcelona, donde se convertiría en leyenda, ganando títulos de LaLiga y la UEFA Champions League. Santiago, en cambio, no ha logrado debutar en Primera División y ha tenido que buscar oportunidades en divisiones inferiores y en el extranjero.
Su carrera comenzó en las Fuerzas Básicas del Atlas en 2019, siguiendo los pasos de su padre. Sin embargo, tras cuatro años sin lograr consolidarse, salió como agente libre con destino a Necaxa, donde jugó en categorías menores sin recibir una oportunidad en el primer equipo. En el verano de 2024, intentó un nuevo reto con el York United de Canadá, pero su aventura duró solo seis meses antes de regresar a México.
Ahora, en el Atlante, Márquez Lavat tendrá una nueva oportunidad para demostrar su talento en un equipo competitivo dentro de la Liga de Expansión. Sin embargo, el tiempo sigue corriendo y la presión de cargar con un apellido histórico en el fútbol mexicano no es menor.
El reto para Santiago Márquez será hacerse un nombre propio y construir su camino, sin vivir bajo la sombra de su padre. La Liga de Expansión podría ser el trampolín que necesita para dar el salto definitivo al máximo circuito o, por el contrario, un indicio de que su futuro en el fútbol profesional podría tomar otro rumbo.