Quién se puede imaginar que es una tierra de abundantes riquezas naturales únicas en el mundo. ?Las Tetas de Juana? es una muestra de la belleza que encierra la flora y la fauna del desierto
A través del tiempo, únicamente las personas que habitan cerca del lugar en el que se encuentran ?Las Tetas de Juana? tienen conocimiento de que existen estos cerros ubicados en lo que hace millones de años era el fondo de un mar.
Las rutas que llevan a los sitios formados por la naturaleza y que a su vez dejan al descubierto los paisajes desérticos que se tienen en la región, son muy poco recorridos por los propietarios de los patrimonios de la región: los laguneros. Estas zonas son más visitadas por exploradores extranjeros -en su mayoría estadounidenses-.
Para llegar hasta las faldas de los montículos es necesario contar con un guía experto en la zona, pues en el suelo arenoso que se tiene que recorrer, aparecen grietas aproximadamente de un metro de ancho que van cambiando su ubicación constantemente. Es ahí cuando el guía tiene que conducir a los visitantes por el camino correcto.
Una vez que se llega hasta las faldas de los cerros empieza lo más pesado ?pero a la vez divertido- de la exploración, el escalar. Se puede subir con cuidado y sin equipo especial cerciorándose que las rocas en las que apoyan estén fijas y que soporten el peso de la persona.
Algunos cerros tienen áreas planas a las que comúnmente les llaman ?claros? . Uno de estos espacios ubicado exactamente a la mitad de uno de los montículos, ha sido estudiado por geólogos mexicanos encontrando un color de tierra rojinegra y piedras porosas a las que se les conoce como ?bombas volcánicas?. El diagnóstico dictado por los geólogos fue: que los cerros llamados ?Las Tetas de Juana? se conforman por rocas ígneas extrusivas, es decir, de origen volcánico clasificando así a los pequeños cerros como volcanes que duermen en tierras laguneras.
Las maravillas del desierto
Desde la cima de los volcanes son observadas las estériles dunas de arena, los lagos secos y los peñones remotos que resplandecen bajo los cegadores rayos del Sol; imágenes típicas del desierto, que justifican el significado latino del terreno desolado, árido, muerto…
En el entorno de ?Las Tetas de Juana? hay plantas nativas, animales y atardeceres. Esta región cuenta con la flora específica del desierto mexicano, como lechuguillas, matorrales espinosos, nopales y magueyes, plantas de candelilla, sotoles, aromáticos arbustos de gobernadora, así como de orégano, los que son especies endémicas, únicas en el mundo, abundantes plantas de cardenche, entre otras.
La fauna que se encuentra en el lugar son especies tales como: lagartijas del desierto, camaleones cornudos, algunas especies de abejas y abejorros con colores nunca vistos en esta clase de insectos, abundantes hormigas arrieras, conejos y liebres, así como el rastro del paso de víboras de cascabel, habitantes usuales de la región, entre otras especies animales.
El desierto o semidesierto conserva el paso del tiempo a través de los fósiles e intrusivos en las laderas de los cerros, cavernas, cementerios, vegetación y fauna, enseñando que quien conoce el desierto, lo respeta. Prueba de ello es la tragedia que aún está presente de aquel universitario capitalino que murió deshidratado a causa de la aridez, el extenuante calor así como el desconocimiento de la región, accidente que puso de manifiesto la necesidad de que las futuras exploraciones sean notificadas a las autoridades policíacas, por lo menos.
El mar que se secó
En el desierto el tiempo transcurre rápidamente y al ocultarse el Sol el panorama cambia por completo. Las peculiares montañas enclaustran información histórica que data desde muchos años atrás.
Los entornos de la zona en la que se ubican ?Las Tetas de Juana? se encontraban rodeados por abundante agua; mejor dicho un mar llamado ?El Mar de Tetis? motivo por el cual el subsuelo tiene un aspecto plano y arenoso. La versión es confirmada por Rufino Rodríguez Garza, historiador y explorador de muchos años, quien encontró un fragmento de una mandíbula dentro de una concreción calcárea atribuida inicialmente a una especie de antiguo tiburón, llamando científicamente Elasmobranquio del género Helicoprión, -antepasado del tiburón-.
Diversos objetos que se han encontrado alrededor de los montículos son característicos de mar, como conchas, caracoles, fósiles de peces incrustados en rocas, entre otros.
?Las Tetas de Juana? pertenecen a la era Cenozoica en el Terciario Superior, tienen una antigüedad aproximada de veinte millones de años, aunque el Mar de Tetis, lugar en el que se encuentran, es sesenta millones de años más antiguo. Este mar se secó precisamente al final de la última glaciación.
Uno de los volcanes tiene una característica muy particular; una ermita, es decir, una capilla construida veinte años atrás en honor de la Virgen de Guadalupe por creyentes católicos y a la que en temporada de cuaresma acude un gran número de personas a venerarla.
Los rituales
Al igual que la capilla de la Virgen de Guadalupe, el claro de uno de los volcanes es muy concurrido en cierta época del año. Las personas que forman parte de sectas diabólicas, eligen lugares desérticos para realizar sus rituales. ?Las Tetas de Juana? son utilizadas por este tipo de personas especialmente en la temporada de Semana Santa.
El historiador maderense Gumaro Tonche Flores revela que ?efectivamente un gran número de habitantes de los diferentes ejidos y ciudades cercanas al municipio, visitan ?Las Tetas de Juana? para efectuar diversos actos religiosos y mágicos.
Cada secta tiene una forma de realizar los rituales, ejemplo de uno es: el que cuenta con apertura, ritual en sí y cierre. La apertura incluye las invocaciones, empezando con la purificación personal. Esto es sencillamente un baño ritual, quizás con hierbas, para limpiar el cuerpo físico. La purificación del ambiente es similar. Lo que le sigue a las invocaciones es más complejo y personal. Hay una meditación, un festín muy sencillo, usan medios adivinatorios y finalmente despiden a los dioses agradeciendo su presencia y liberan el círculo.
Una característica muy especial que tiene uno de los volcanes, es una bandera con textos bíblicos que dice: «Jesucristo rey de reyes y señor de señores». Este mensaje marcó el territorio de uno de los montículos, mientras que del otro se apodera el símbolo de la maldad; la lucha de uno contra el otro como si fueran enemigos, a pesar de que forman una misma riqueza natural. La ciencia, la naturaleza, la mística religiosa y la magia, unidas en la región de ?Las Tetas de Juana?.
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Riqueza natural en extinción
Los pueblos, villas, ciudades pequeñas y zonas poco exploradas por el hombre, suelen ser evocadores del pasado. El mundo pueblerino concentra generalmente a las personas que aman sus historias y alimentan diariamente el pasado por medio de tradiciones.
?Las Tetas de Juana?, ubicadas aproximadamente a 30 minutos al Norte del municipio de Francisco I. Madero, representan un mundo histórico en el cual centenares de geólogos, exploradores, excursionistas, entre otros, han descubierto diversos objetos de nuestros antepasados y fósiles de animales marinos, pues anteriormente la zona era un mar.
Aproximadamente seis kilómetros antes de llegar al lugar, se aprecian estos dos pequeños cerros, casi del mismo tamaño y estructura, separados por una distancia de dos kilómetros entre cada uno, tomando la forma de senos de mujer, por lo que se les llama comúnmente ?Las Tetas de Juana?.
Fue a fines del siglo XIX, época de los hacendados, cuando se descubrieron estos montículos peculiares. A principios del siglo XX, se realizaron investigaciones a cargo de geólogos especializados de la compañía Petróleos Mexicanos (PEMEX), quienes después de un largo período de estudios, clasificaron los pequeños cerros como volcanes, ya que resultaron ser de rocas ígneas extrusivas, es decir de origen volcánico, pues emergieron del centro ígneo de la Tierra, hacia la placa continental.
Dos de los expertos conocedores de esta región son el ingeniero geólogo Napoleón Otero Sanvicente y el doctor Luis Maeda Villalobos, quienes también comprobaron, ?a través de serios estudios geológicos-, que se tratan de pequeños volcanes, pertenecientes a una cadena volcánica formada por los Cerritos Prietos, el Cerro de Santiago, además de ?Las Tetas de Juana?.
Este sitio se encuentra en el paralelo 26º 03? latitud Norte y en el meridiano 103º 03? longitud Oeste. Está a 1,200 metros sobre el nivel medio del mar y cada cerro tiene una altura, de suelo a cima, de 150 metros aproximadamente. Su constitución es de roca ígnea extrusiva -como se explicó anteriormente- y en sus faldas, su suelo es regosol calcárico sedimentario (arenoso). Por esta razón la tierra de la cima es totalmente diferente a la de la parte baja de los alrededores de «Las Tetas de Juana», que luce un aspecto de arena muy blanca, mientras el polvo de la parte de arriba tiende al color rojo negruzco, indicio que confirma las sospechas de que los cerros en realidad son volcanes inactivos que duermen en la región.
Exploradores inexpertos de lugares como éste, han estado destruyendo lo que naturalmente se formó con el paso del tiempo. Pinturas rupestres, tumbas y fósiles, son dañados. El ser humano devasta las pocas creaciones de la naturaleza que existen en la región, por lo cual una mayor vigilancia vendría a poner un poco más de orden para preservar las riquezas naturales del desierto dela zona del silencio
https://youtu.be/8xl1dsqIKGY