La matriarca de la Dinastía Aguilar, doña Flor Silvestre, contó varias anécdotas sobre los amores de su juventud y el gran matrimonio que vivió con Antonio Aguilar
POR FRANCISCO INZUNZA
Flor Silvestre vive rodeada de muchos recuerdos allá en el Rancho El Soyate, ubicado en el municipio de Villanueva, Zacatecas. Dicho rancho fue mandado construir por Antonio Aguilar como símbolo de su amor por su esposa.
En un video que publicó Pepe Aguilar como parte de su vlog en su canal de YouTube, compartió varias anécdotas contadas por su mamá Guillermina Jiménez Chabolla mejor conocida como «La reina de la canción mexicana», «la sentimental», «la voz que acaricia» o simplemente Flor Silvestre. La esposa del fallecido cantante Antonio Aguilar («El Charro de México») contó lo estricta que eran las tías con las que vivía, sobre los jóvenes de quien se enamoró pero nunca les habló y hasta los celos de su esposo.
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Doña Flor Silvestre recordó que en su juventud se enamoró de algunos muchachos a quienes solo podía ver pasar, ya que de acuerdo a la educación que recibía y las costumbres de aquella época, no era permitido ni bien visto, que una jovencita anduviera «de volada» con un hombre. Contó de una ocasión cuando le llevaron serenata:
Era una cosa de mucha disciplina, que aunque nos gustara y quisiéramos, no lo hacíamos (andar de novios) porque era pecado.
A esos amores la ex cantante de la música mexicana lo llama, «novios nomás de lejecitos».
Doña Flor Silvestre es fanática de Julio Iglesias, cantante español quien llegó a despertar los celos de su esposo Antonio Aguilar. «Yo no paraba de oír a Julio Iglesias». La mamá de Pepe Aguilar recordó que su esposo le decía: «¿pero que le oyes a ese? ¡parece borrego!».
A mí me gustaba mucho, pero no me gustaba como hombre sino cantando, lo admiraba.
Muchas mujeres querían con Antonio Aguilar, reveló Flor Silvestre
Asimismo Flor Silvestre confesó que todos los años que vivió con Antonio Aguilar, vivió con celos, ya que las artistas que contrataban para sus películas «todas querían con él, todas».
Relató cuando una actriz se quedó a dormir en su casa, tras terminar la filmación de unas escenas de una de las películas que protagonizó su esposo. En altas horas de la madrugada esta mujer pidió un coñac y además quería que Antonio Aguilar se lo llevara a su habitación, pero quien terminó llevándolo fue Flor Silvestre llena de celos.
Agradecida está de que Antonio Aguilar le fue fiel:
Se portó muy bien conmigo, si no se hubiera portado bien conmigo yo creo que me muero porque soy muy sensible a todo eso.