Por: EFE
Nueva York.- Jesús «el Rey» Zambada García, testigo en el juicio por narcotráfico contra Joaquín Guzmán Loera, dijo que el Chapo ordenó asesinatos como el del jefe de investigaciones del crimen organizado de la Procuraduría General de México en 2005, y reveló el uso de un submarino casero para transportar droga a EE.UU.
En su tercer día de testimonio, Zambada señaló que se le pidió que localizara a Santiago Vasconcelos porque no aceptaba sobornos y que también decidió no participar en esa operación porque implicaría matar a civiles inocentes «y no me parecía correcto».
Zambada, a cargo de las operaciones del cartel de Sinaloa en Ciudad México y hermano de Ismael «Mayo» Zambada, quien se alega fundó ese organización con el Chapo, dijo que Juan José Esparragoza conocido en la organización como «el Azul», otro alto líder, le permitió no participar.
Sin embargo, el intento por asesinar al funcionario de la Procuraduría falló porque los sicarios fueron detenidos.
En su testimonio de hoy, en que la fiscalía intentó esbozar un organigrama del cartel de Sinaloa antes de la guerra contra el cartel de los Zeta, en el que Guzmán Loera estuvo siempre a la cabeza y a su lado Mayo Zambada, «el Rey» dijo además que ambos le ordenaron también el asesinato de Julio Beltrán, del cartel de Sinaloa, «porque no seguía instrucciones».
Según su testimonio, el Chapo y Mayo le ordenaban los asesinatos, muchos de ellos ejecutados por un sicario del cartel de Sinaloa que trabajaba para él, que identificó como Mechudo.
Recordó que participó en varias reuniones con su hermano en las que se discutieron los asesinatos y también del pago de soborno de 250.000 dólares ordenado por el Chapo a un capitán de la policía para evitar, en 2003, que fuera capturado nuevamente, tras su primera fuga dos años antes de un penal de alta seguridad en México.
También aseguró que conoció a el Chapo en 2001 en la montaña donde se había refugiado, que siempre estaba armado y rodeado de seguridad, unos 30 o 40 hombres.
Contó además haber visto la pistola del alegado capo con incrustaciones de diamante y sus iniciales en el mango del arma.
Durante la mañana, hizo un recuento de cómo operaba el cartel, cómo se transportaba la droga, entre ellos un cargamento procedente de Panamá en un submarino de fabricación casera construido en Colombia y que tenía como destino final EE.UU, de las que 20 toneladas fueron confiscadas.
Dijo que él y su hermano invirtieron dinero, así como un millón de dólares del Chapo.
En la tarde, la defensa de Guzmán intentó poner en duda el testimonio de Zambada García, debido al tiempo transcurrido entre el momento en que ocurrieron los hechos y su declaración al Gobierno de EE.UU tras haber sido extraditado en 2012.
El abogado William Púrpura, con un agresivo interrogatorio, confrontó a Zambada García en momentos con documentos de su testimonio entonces, y le dijo que en ningún momento, cuando habló de asesinatos con fiscales, agentes de la DEA y el FBI y su abogado, mencionó a Guzmán Loera como responsable, si no a su hermano.
«¿Recuerda haber dicho al Gobierno que a Julio lo mató Mayo, que lo mataron porque no respetaba la autoridad de Mayo?», dijo Púrpura para escuchar un «no lo recuerdo» del testigo.
«Ni una sola vez cuando habló de Julio mencionó a mi compa el Chapo», afirmó la defensa, a lo que Zambada contestó «así es».
Púrpura también le dijo que todas las personas que podían confirmar su testimonio al Gobierno están muertas.
«Afortunadamente estoy vivo», le contestó el testigo, que también admitió que había cosas que no recordaba mientras el abogado seguía cuestionando sus recuerdos de los hechos, en particular que recordara con detalles palabras del acusado.
El abogado preguntó en un momento a Zambada: «¿usted sabe lo que son las telenovelas, usted ha escrito para ellos?».
Púrpura también trajo al juicio que Zambada García tenía licencias de conducir, pasaporte y actas de nacimiento falsas, bajo los nombres de Víctor Rosas y Abraham Flores, con los que obtuvo visados para viajar.
Víctor y Abraham son mentira. Yo soy Jesús», admitió el testigo, quien dijo que los documentos eran para «cuidar de mi».