El funcionario estatal y el directivo de un periódico impreso discutieron a grandes voces por despensas que serían entregadas a voceadores y a sus familias para intentar favorecer a partidos distintos al del propio funcionario estatalEl funcionario estatal y el directivo de un periódico impreso discutieron a grandes voces por despensas que serían entregadas a voceadores y a sus familias para intentar favorecer a partidos distintos al del propio funcionario estatal.
En un lado de la línea telefónica fue identificado el secretario de Desarrollo Social, Ramón Galindo Noriega; del otro el directivo de un periódico sincronizado durante los últimos años, particularmente el 2021, con todas las causas judiciales y político-electorales de Javier Corral Jurado, el propietario en turno de Chihuahua.
No fue sorpresa lo que escucharon testigos en alguno de los dos lados de la línea, las despensas serían distribuidas bajo la marca verbal de partidos distintos al PAN, al que han pertenecido durante décadas tanto Corral como Galindo, o “El Cholo”; éste último ya fue alcalde de Juárez, diputado local, senador y candidato a gobernador (1998) bajo las siglas del blanquiazul. De Corral es ampliamente conocido también su historial en cargos públicos, toda la vida, cobijado por Acción Nacional.
Galindo se molestó mucho con su interlocutor al otro lado de la línea. Le recordó que ya le había pedido antes no le enviara gente a sus oficinas en Chihuahua por todos los riesgos legales que implica. Hubo voces en altos decibeles, casi gritos.
No pasó de ahí. Ambos personajes gozan de una larguísima trayectoria en lides electorales como la actual, son colmilludos, y no dejaron más huella en su conversación que el intento de entregar despensas y que los beneficiarios políticos de las mismas no serían azulados.
El grueso de los funcionarios del estado proclives o pertenecientes al PAN han aguantado vara. Corral no los pudo disuadir, menos obligar a trabajar por proyectos opositores tras ser colocado bruscamente con el rostro en el suelo el 24 de enero.
Galindo es uno de los raros entre las excepciones. Es rabiosamente pragmático y no la piensa dos veces en traicionar cuando se trata de preservar su interés. Siempre quiso ser secretario de Desarrollo Social y no podía conseguirlo sin colocarse de tapete de Corral. Hoy debe cumplir esa función sin hacer gestos.
Fue el subsecretario del ramo en Juárez. Torpedeó de grilla incesante al secretario estatal, Víctor Quintana, pero nunca logró siquiera rasparlo porque el morenista pertenece al auténtico clan del gobernador.
Salió Víctor de Desarrollo Social hasta que ingenuamente creyó que AMLO le había perdonado la traición del 2016 retirándose de la posible postulación por la gubernatura en Morena y uniéndose justamente a Corral.
Renunció a la Secretaría para buscar infructuosamente la candidatura. Solo así cumplió Galindo su sueño.
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Ahora menos que nunca el gobernador ha sido leal a las siglas que lo han postulado a múltiples y generosamente redituados cargos públicos. Su falta de verticalidad doctrinal es muy añeja y famosas sus luchas fratricidas en el seno familiar partidario. Mueve sus lealtades y operaciones como cambiar de ropa interior.
No es, entonces, desconocido su apego a la traición. Recurre a ella confiado en “la falta de memoria de los electores” y las conveniencias circunstanciales de sus jefes en el partido. Ha salido airoso hasta ahora con solo dorarles la píldora.
Hoy se observa pasado de la raya. Retadora e inescrupulosamente pasado de la raya. La operación de Galindo Noriega es solo una de las incontables llevadas a cabo contra los intereses electorales del PAN.
Su boca es la que habla en voz de su secretario general de Gobierno, Luis Fernando Mesta, cuando ataca ordinariamente a la institución de la que él también forma parte. Dicho en términos campiranos, muerde la mano que le da de comer.
Gema Chávez, la fiscal estatal Anticorrupción, no es panista pero sí dependiente por completo del gobernador, y por lo tanto suyos los inesperados pronunciamientos buscando apretar al Poder Judicial para que alcance a la candidata a gobernadora azul y la tire antes del 6 de junio.
Hubo movimientos recientes en el “Sistema Estatal Anticorrupción” operados personalmente por Corral. Sus dos directivas, Sofía Castillo Chávez y Nancy Escárcega, no ocultan en redes sociales su agradecimiento al patrón con su activismo contra los candidatos del “partido del gobernador”.
Dan muestras de cobrar más por eso que por ejecutar acciones propias de la “Secretaría Ejecutiva” de dicho órgano. Tenemos algunas capturas de pantalla como muestra.
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A principios de semana, un día después de su inmerecido asueto del Día de las Madres, Javier Corral habló de “mentiras y mentirotas que puso ayer El Diario” sobre los cientos de vuelos que ha llevado a cabo durante su administración en la flotilla aérea perteneciente al Gobierno estatal.
Abordamos aquí el enésimo “intento” del patrón de Palacio por vender en subasta varios helicópteros y aviones pertenecientes al Estado y presentamos a nuestros lectores el respectivo contexto de esa flotilla. El remate, desde luego, fue anunciado por el Gobierno estatal.
Ninguno de los datos publicados formalmente por El Diario son siquiera extraoficiales –salvo los generados en algún segmento de opinión-. Todos han sido extraídos de solicitudes oficiales formuladas mediante la plataforma electrónica del Instituto Chihuahuense para la Transparencia y Acceso a la Información Pública (Ichitap).
Más todavía, el órgano garante debió amonestar a diversas instancias del régimen corralista por negarse a entregar la información solicitada. Aflojaron hasta ser advertidos con posibles multas económicas, inhabilitación política y eventual sanción penal. Esos detalles son conocidos al dedillo por Corral.
Mintió hasta para acusar de mentiras a este rotativo; sin embargo, el pobre fue alcanzado horas después por su triste karma.
Javier Corral Jurado, el nacido en El Paso que negó tal naturaleza durante décadas para saltar de puesto en puesto público en México, apareció al par de días después en una encuesta nacional elaborada por la empresa Consultores Arias como el gobernador más mentiroso de los 32 gobernadores del país.
¿De toda la República azteca el de Chihuahua como el más mentiroso? Sí. Y la encuesta no fue elaborada ni ordenada por El Diario, sino por una empresa completamente ajena que cada mes evalúa a los mandatarios de las 32 entidades federativas.
Objetivamente imposible ponerle valor a la mentira y a la ineptitud. Así que desconocemos si es peor una conducta que la otra. Para evitar semejantes discusiones tanto semánticas como filosóficas, Corral arrebató en esa encuesta también el último lugar como el peor gobernador de los 32 del país.
Lo manejó en su momento Arias y lo retomó en sus publicaciones el Diario el viernes con los créditos respectivos. Corral Jurado el más mentiroso y el peor evaluado en términos generales.
“¿Crees que tu gobernador(a)/jefa de gobierno dice la verdad o miente?”, fue la pregunta.
Al deshonroso número 32 fue aventado sin clemencia el pésimo inquilino de Palacio de Gobierno de Chihuahua.
No es todo en materia de lúgubres calificaciones para el mandatario. Días antes también liberó los conocidos resultados de su propio ejercicio Mitofsky, la encuestadora de Roy Campos que cada día presenta mediciones sobre el desempeño de AMLO. El 32 fue el lugar obtenido por Corral. No por nada los chihuahuenses llevan ya más de dos años exigiendo sea destituido.
Con ese fracaso ganado a pulso de ineficacia y mucho odio prácticamente hacia todo y hacia todos durante cada día del ejercicio total como gobernador, el representante del “nuevo amanecer” va cerrando el círculo de su salida bajo el sello del otro antivalor cultivado antes de llegar a Palacio pero exhibido exponencialmente al colocarse no como autoridad sino como dueño de Chihuahua, la traición.
Días atrás escribimos en este espacio que Corral está consciente de su triste posición ante su partido después del 6 de junio, gane o pierda el PAN, pero era inimaginable la persistencia por la traición como único método para ayudar a los enemigos del blanquiazul que, por otro lado, lo rechazan cual infección sin duda maligna.
Platican y acuerdan en los lóbregos sótanos de Palacio pero ocultan del respetable público al infiel básicamente por antipopular.