La suya fue bautizada como la boda del siglo, no solo por el espectacular escenario en el que se ubicó y la majestuosidad de la celebración, sino por el millonario precio que se pagó por ella. La influencer y heredera Madelaine Brockway, de 26 años e hija del magnate Robert «Bob» Brockway, presidente y director ejecutivo de Bill Ussery Motors, la empresa matriz de Mercedes-Benz en Florida, quería que su enlace fuera viral y lo consiguió. Una ubicación inmejorable, el histórico Chateau de Vilette en París, decoraciones de miles de flores y luces led y una actuación en directo de Maroon 5. Unos 58 millones de euros se dice que le costó celebrar su amor con el agente musical Jacob LaGrone, de 29 años. Lo que no sabía la novia (o quizá sí se lo esperaba) es lo mucho que iba a dar que hablar apenas una semana después el controvertido problema al que se enfrenta su ya marido. Una cuestión desde luego espinosa.
Después de sus cinco días de fiesta LaGrone ha tenido que comparecer en un juzgado de Texas, concretamente en el condado de Tarrant, para enfrentarse a un proceso judicial por agredir presuntamente a tres agentes de policía el pasado mes de marzo. Al parecer los agentes acudieron al lugar para ocuparse de unos disturbios y Jacob les apuntó con un arma de fuego. Fue acusado así de agresión agravada a un servidor público, un delito grave de primer grado en el citado estado, según informa The Washington Post, que no dio detalles acerca del lugar en el que ocurrieron los hechos.
Algunos medios han informado de que la acusación ofreció a LaGrone un acuerdo de culpabilidad con una pena de 25 años de cárcel, algo que fue rechazado por él. Dado que irá a juicio se podría enfrentar a cadena perpetua, una condena de no más de 99 años ni menos de cinco. Una situación desde luego delicada. El implicado no ha hecho declaraciones al respecto, un silencio que guarda también su mujer pues ambos han tratado de mantener un perfil bajo en relación a esta cuestión. De hecho el perfil de los novios se ha privatizado en las redes sociales después de las informaciones acerca de la situación legal del agente musical.
La pareja no escatimó en gastos para su “sí quiero”. Fletó aviones privados para todos sus invitados, de los cuales se desconoce el número total, así como su estatus social y cubrió los costes de sus lujosos alojamientos. Se proyectaron imágenes de la Torre Eiffel y de una pareja de novios en el cielo y su primer baile fue al ritmo de She will be loved, cantado en directo. En las celebraciones previas al enlace, que tampoco fueron nada convencionales, se incluyeron una cena en la Ópera de París, un almuerzo privado en la Suite Chanel Haute Couture, una noche en el Palacio de Versalles, así como una semana de despedida de soltera en Amangiri, un lujoso resort en Utah, donde cada noche cuesta unos 3.000 euros por suite. Se organizaron esos días al menos dos fiestas temáticas, una de alienígenas y otra inspirada en la época de María Antonieta. Por supuesto todo fue debidamente documentado y detallado en sus redes sociales, aunque ahora solo se pueda encontrar en aquellos lugares que se hicieron eco de los fastos.