El Museo del Palacio de Bellas Artes es uno de los recintos más importantes (sino es que se lleva el primer lugar) de la Ciudad de México y en todo el país. Durante más de 100 años, se convirtió en un icono de la cultura y el arte que ha resguardado más de mil 200 exposiciones (porque sí, tenemos el dato), haciéndolo uno de los recintos con más exposiciones temporales de México.
Sin embargo, el Museo, el cual se encuentra dentro del Palacio de Bellas Artes, es historia, y podría decirse que es una obra por sí misma. Por eso, les queremos contar su historia: desde que comenzó su construcción, los detalles en su arquitectura, la suspensión de la obra, los muralistas que lo vistieron, hasta la exposición que hoy se encuentra entre sus paredes (de mármol, no lo olviden).
Una obra negra durante la Revolución Mexicana
En 1904 iniciaron las obras del nuevo de lo que se tenía planeado sería el Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes. El proyecto corrió a cargo del arquitecto italiano Adamo Boari y el ingeniero Gonzalo Garita, quien dejó el proyecto ese mismo año. La construcción de este nuevo teatro tenía el objetivo de suplir el antiguo Gran Teatro Nacional ubicado en el primer cuadro de la Ciudad.
¿Se imaginan pasar por el (ahora) Eje Central Lázaro Cárdenas y ver un enorme esqueleto metálico recubierto de mármol? Esa era la vista de los mexicanos en 1905, cuando la obra iba tomando forma. Durante siete años (hasta 1912), se realizaron los detalles artísticos por parte de Gianetti Fiorenzo, artista italiano que colocó las impresionantes esculturas en la fachada del Palacio.
En 1910, se instaló una cortina de mosaico de cristales opalescentes en la sala de espectáculos. Este telón pesa más de 22 toneladas y mide unos 12.5 metros de altura con sus 14.5 metros de ancho. Por si no es lo suficientemente impresionante, este telón único tiene un espesor de 32 centímetros. Está conformado por 206 tableros que tienen millones de piezas de cristal.
Ahora. Seguro se preguntarán si todos estos elementos sólo están ahí como parte del diseño o tienen alguna funcionalidad. Y en realidad, es algo que debemos agradecer, pues este telón –con sus 22 toneladas y 32 centímetros de espesor– podría proteger a los espectadores en caso de un incendio en el foro.
¿Y de dónde sacamos el título de obra negra? Como sabemos, en 1910 estalló la Revolución Mexicana, y tres años después, se tuvo que suspender la construcción. El enorme Teatro Nacional se quedó en obra negra durante los años del conflicto y unos cuantos más…
¿Por qué el Palacio tiene varios estilos en su diseño?
Como les contamos, Adamo Boari fue el encargado del proyecto durante los primeros años. Con todo el tema de la Revolución, el italiano regresó a Europa en 1916. Pero no lo hizo sin antes dejar su huella en varias obras impresionantes en el país como el Templo Expiatorio de Guadalajara en el estado de Jalisco y el Palacio Postal Mexicano, también conocido como “Palacio de Correos”, en la Ciudad de México.
En 1919, parecía que la obra volvería a ponerse en marcha. El líder del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza, pidió que se hiciera uso la sala de espectáculos del Palacio… pero un años después fue asesinado, por lo que se interrumpieron, una vez más, las obras.
Fue hasta 1930 que se recuperó el trabajo, pero ahora bajo el liderazgo del arquitecto Federico E. Mariscal. Para estas fechas, el proyecto ya llevaba unos 25 años en proceso, por lo que Boari pretendía aplicar un estilo mientras Mariscal impuso otro, y esta es la razón por la que el Palacio de Bellas Artes tiene dos estilos arquitectónicos: Art Nouveau en el exterior y Art Déco en el interior.
Nota: Esto, estéticamente hablando, es una de las razones por las cuales el Palacio es único y ha sido estudiado por las escuelas de arquitectura. Por supuesto, este recinto es importante por el contexto social y político en el que nació, además de las funciones que integra en el mundo cultural en el país.
En un principio, el proyecto de construcción estaba pensado únicamente para reemplazar el antiguo teatro con el nuevo Teatro Nacional. Sin embargo, alguien le vio potencial y se añadieron más planes para el recinto.
Diego Rivera, José Clemente Orozco y los grandes muralistas
El 29 de septiembre de 1934, se inauguró el Palacio de Bellas Artes. Para esto, la Secretaría de Educación Pública, ya dentro de la gestión de Lázaro Cárdenas, invitó a Diego Rivera y José Clemente Orozco a realizar un par de murales. El resultado de este fue El hombre controlador del universo de Rivera, el cual tardó ocho meses, y Katharsis, en el cual Orozco invirtió unos 40 días en hacerlo.
El Palacio, para finales de ese año, contaba con una colección de arte popular, grabado, libros, estampas, arte colonial y arte moderno. Y así se convirtió en el primer museo de artes plásticas del país.
10 años después de la inauguración, le hicieron la invitación a David Alfaro Siqueiros para colaborar una obra en el Palacio de Bellas Artes, y lo hizo con el mural Nueva Democracia. Para 1944, año de su creación, sólo los “tres grandes” del muralismo estaban dentro del Palacio: Rivera, Clemente Orozco y Alfaro Siqueiros.
Para 1945, Siqueiros terminó Víctimas de la guerra y Víctimas del fascismo. Los murales fueron realizados al término de la Segunda Guerra Mundial y acompañan al panel central formando un tríptico.
Dos años después, se inauguró de manera formal el Museo Nacional de Artes Plásticas dedicado a presentar obra de los artistas más representativos del arte moderno mexicano. Aquí participó el museógrafo y promotor cultural Fernando Gamboa, y los pintores Julio Castellanos y Julio Prieto.
El primer homenaje luctuoso en el Palacio de Bellas Artes
El 7 de septiembre de 1949, murió José Clemente Orozco, y para honrar su memoria, se realizó el primer homenaje luctuoso en el Palacio de Bellas Artes. De hecho, dos años antes, el muralista fue el primer artista en tener una exposición nacional.
A lo largo de su historia, el Palacio ha rendido homenaje a las máximas figuras de la cultura en México de diversos ámbitos como Frida Kahlo, María Félix, Miguel León Portilla y Juan Gabriel, entre muchos otros.
Pero los primeros, es un hecho, fueron en memoria de los grandes muralistas que en vida, vistieron el Palacio. Por ejemplo, el 24 de noviembre de 1957, murió Diego Rivera, por lo que se llevó a cabo el funeral en el Palacio de Bellas Artes.
Rivera es considerado uno de los exponentes más relevantes de la pintura en México y fue referente de los artistas en nuestro país y en América Latina, específicamente como muralista. Su trabajo, como les hemos platicado, está presente en cada rincón del recinto.
El 6 de enero de 1974, murió David Alfaro Siqueiros y se realizó, desde luego, un homenaje en el Palacio.
El Museo del Palacio de Bellas Artes
En 1951 se inauguraron los murales Tormento de Cuauhtémoc y Apoteosis de Cuauhtémoc de Siqueiros. Ambos componen un díptico en representación de la lucha y resistencia de “los pueblos débiles” por su libertad.
Rufino Tamayo, quien nunca se integró de lleno al grupo de los muralistas (o al menos como lo conocimos), también está presente en el Palacio, y su primer proyecto fue en 1952 con el mural Nacimiento de nuestra nacionalidad, y un año después, México de hoy. Las obras de Tamayo representaron un cambio significativo en el desarrollo artístico del país debido a la consolidación de la pintura abstracta en el recinto cultural más relevante de México.
En 1963, se integró a la lista de artistas el nombre de Jorge González Camarena con su obra Liberación, el cual fue el último mural en ser pintado exprofeso para el Palacio de Bellas Artes. El mural de Camarena se realizó para suplir la obra Díptico de la vida que se ubicaba en el Edificio Guardiola en la Ciudad de México, y que fue destruido por un sismo en 1957.
Se añadió a la colección del museo el mural Carnaval de la vida mexicana de Diego Rivera, pintado en 1936. La obra de Rivera fue censurada posterior a su realización debido a la sátira política que incluyó el pintor guanajuatense en la pieza compuesta por cuatro paneles. Pero finalmente, encontraba una salida y qué mejor lugar que integrarlo en su “casa”.
Después de varios años de llamarse Museo Nacional de Artes Plásticas, fue que en 1964 adoptó el nombre con el que se le conoce hasta ahora: Museo del Palacio de Bellas Artes.
Pero este no fue, de ninguna manera, el primer cambio de nombre. Antes de esto también se llamó Museo Nacional de Arte Moderno (1958 – 1964). Hasta este año, el Museo Nacional de Arte Moderno contaba con obras como Las dos Fridas de Frida Kahlo como parte de su acervo. La salida de estas piezas “descentralizó” la cultura, pues se fueron a varios museos que se formaron en los años sesenta.
Como les mencionamos, el último mural hecho para el Palacio, fue en 1963. Así que se comenzaron a integrar varias obras. Un gran ejemplo es el mural de Roberto Montenegro titulado Alegoría del viento que llegó al Palacio en 1965.
Este mural se ubicaba en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo en el Centro Histórico de la Ciudad de México, uno de los lugares que dieron origen al muralismo mexicano y donde se firmó la Independencia de nuestro país en 1821.
En el 67, el Museo acogió como parte de su acervo el mural La piedad en el desierto de Manuel Rodríguez Lozano. El mural fue realizado originalmente en la Penitenciaría del Distrito Federal, también conocida como el “Palacio Negro” de Lecumberri posterior al encarcelamiento del pintor en diciembre de 1941.
Nota: Como recordamos, este otro palacio también tuvo entre sus paredes José Revueltas (de aquí nació El apando) y al mismo Juan Gabriel.
¿Qué ha sucedido en los últimos años?
El Museo del Palacio de Bellas Artes en el máximo referente de cultura en la Ciudad de México, y nos atrevemos a decir que en el país. Por lo mismo, es que ha sido casa de un sinfín de grandes exposiciones que albergan las obras de los artistas más grandes en la historia.
En 2015, para que se den una idea, se presentó en el Palacio Miguel Angel Buonarroti. Un artista entre dos mundos que reunió más de 300 mil visitantes. Dos años después, el Museo reunió en un mismo lugar las obras de Diego Velázquez y Vincent Van Gogh en la muestra Rojo mexicano. La grana cochinilla en el arte. ¿Sabían que esta muestra tenía al centro un pigmento mexicano que fue utilizado por estos pintores?
El 2019 fue un año espectacular. El Museo del Palacio de Bellas Artes presentó Pinta la Revolución. Arte moderno mexicano 1910 – 1950; Picasso & Rivera. Conversaciones a través del tiempo; Kandinsky. Pequeños mundos; y Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza, entre otras.
Actualmente, está la exposición El París de Modigliani y sus contemporáneos, la cual está compuesta por la Colección Jonas Netter. Esta exhibición contiene piezas que por primera vez vienen al continente americano.
En próximas entregas de #AdoptaUnMuseo, les estaremos contando de El París de Modigliani y sus contemporáneos…
Ubicación y horarios del Museo del Palacio de Bellas Artes
El Museo del Palacio de Bellas Artes se encuentra en Eje Central Lázaro Cárdenas esquina con Avenida Juárez. Después de un periodo inactivo por la crisis sanitaria, logró abrir sus puertas para continuar con sus distintas actividades, además de servir como un espacio de conversaciones que no podemos perder de vista, sobre todo durante un periodo de incertidumbre como el que vivimos.
Estos son los horarios:
Martes – domingo
11:00 am – 5:00 pm
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