La muerte inmortalizada
Antes de que el rigor mortis se adueñase del cadáver, se llamaba al fotógrafo, después de que el médico y el cura se iban, era un gasto importante, aún más que el de flores, o el de bodas y los más humildes podían perder todo lo ganado en un año, pero no importaba, porque así sus seres queridos estarían siempre con ellos.
La fotografía post mortem nació en Francia, poco después de la fotografía. En México llegó a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Se comenzó entonces a crear retratos de personas fallecidas: niños, hombres, mujeres, ancianos, gente con niños muertos, etcétera.
Los familiares llegaban arregladas al estudio con su muertito. Las fotografías post mortem se convirtieron en una tradición y era muy común que la gente quisiera retratarse para darles el último adiós.
Fotografías
Velatorio de angelito, Fotógrafo no identificado, ca.1910, plata sobre gelatina, 20 x 25.5 cms. Colección “Sergio Evangelista Márquez”
Familia Esparza López vela a Nachito, Fotógrafo no identificado, ca.1915, plata sobre gelatina, 13.5 x 8 cms. Colección “Reviviendo el Pasado”
Nachito Esparza López, Fotógrafo no identificado, ca.1915, plata sobre gelatina, 8 x 13.5 cms. Colección “Reviviendo el Pasado”
Fototeca INAH Chihuahua
La Fototeca se localiza en el sótano de Casa Chihuahua, Centro de Patrimonio Cultural (C. Libertad 901, Zona Centro, C.P.31000), está abierta de lunes a viernes de 8am a 4pm y en el teléfono 429 3300 ext. 11740