La mentira, el abuso de poder y matar al pueblo de hambre, también son corrupción
Por Froilán Meza Rivera
Entre el 18 de marzo y el 12 de mayo, en la Ciudad de México se emitieron 4,577 actas de defunción en las que como causa de muerte, confirmada o probable, aparecen las palabras Covid-19, o coronavirus o Sars Cov 2; es decir, 3 veces más muertes relacionadas a la pandemia que las que reportan las cifras oficiales. MCCI (México Contra la Corrupción y la Impunidad) reportó que tuvo acceso a una base de datos de miles de registros y, tras cotejar en el portal web del Registro Civil una muestra representativa de los mismos –compuesta de 345 actas—, “validamos que el universo de fallecidos en ese periodo podría ser del triple de lo que se ha informado oficialmente” (portal contralacorrupcion.mx). ¡El triple de lo que manejan los gobiernos federal y de la CDMX!
Mentir en un asunto tan delicado y sensible como lo es el comportamiento de la pandemia y ocultar muertes y contagios es corrupción.
Más corrupción: ICA fue la adjudicataria directa del cuarto tramo del Tren Maya. Ingenieros Civiles Asociados (ICA) es la principal empresa del ramo de la construcción en el país, con un capital de 20 mil 401 millones de pesos. Entre las principales obras en las que ha intervenido se incluyen presas e hidroeléctricas, carreteras, sistemas de drenaje, acueductos, plantas de tratamiento, edificaciones importantes tales como estadios, hospitales y aeropuertos, además de sistemas ferroviarios y de transporte colectivo subterráneo. El director general del Fondo Nacional del Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez, explicó a El Financiero, a manera de excusa y como una pretendida justificación, que el hecho de haber dado ese cuarto tramo a ICA, es “el camino más fácil”, ya que ellos ya tienen la concesión de la carretera Kantunil-Cancún -autopista paralela al trazo del proyecto ferroviario-, por lo que son quienes tienen el derecho de vía. El paquete completo ¿y cómo no? para este grupo económico propiedad del multimillonario Carlos Slim. Pero por supuesto que aquí el gobierno no incurre en corrupción ni en favoritismo al arrodillarse para besar las botas del poderoso.
Según López Obrador, corruptos fueron todos los anteriores gobiernos, menos el de él.
Y tampoco se considera corrupción el hecho de que la empresa Cyber Robotics Solutions, propiedad de Manuel Bartlett Álvarez, hijo del director de la CFE Manuel Bartlett Díaz, haya vendido al IMSS de Hidalgo, 20 ventiladores respiratorios para pacientes con coronavirus, a un precio 85% más caro que el que se pagó a otros proveedores. Este asunto, revelador de un clarísimo tráfico de influencias, fue atajado por el gobierno por la vía de cancelar los contratos con el proveedor.
No es corrupción asegurar que los hospitales están bien abastecidos. Tampoco es mentira el dicho del presidente de la república, de que con el recién creado Insabi, con el que se sustituyó al antiguo Seguro Popular, todas las medicinas y toda la atención iban a ser gratuitas. Y que conste que estamos hablando de mucho antes de que llegara la pandemia del coronavirus. Día tras día, López negaba también con una sonrisa que es su mueca permanente, que las quejas cotidianas del personal médico en el sentido de que faltaba material, medicina, equipo,
camas, fueran fundadas y justificadas. Él las catalogaba como una acometida de los “conservadoras”, como también califica a todo lo que no le gusta ni le cuadra, y a toda crítica a su gestión.
El hecho de que un hombre al que sus partidarios han presumido como “de izquierda” niegue que haya en México explotación laboral de los patrones para con sus trabajadores asalariados, y que por el contrario, atribuya la existencia de las grandes fortunas en este país a la “corrupción”, no es otra cosa que otra manifestación de corrupción, ésta sí real. Porque con esa tesis peregrina y sin el menor sustento científico (“En México la acumulación del capital se llevó a cabo en la corrupción y el saqueo. Aquí el maestro Marx no le atinó”, dijo sin rubor el apóstata), a quien beneficia con tamaña invención, es a los dueños del capital, a los detentadores del neoliberalismo que él dizque “desapareció” con una declaración de su santa lengua. Ah, pero eso no es corrupción.
Tampoco es corrupción que, en medio de la pandemia del Covid-19, y en el punto más álgido de las infecciones, con el mayor número de contagiados y de muertos, López y su vocero López Gatell, insistan en que “estamos domando la pandemia” y en que lo peor está pasando, con un desprecio total a los propios números que ellos mismos manejan y que, falsos y todo, sí reflejan la algidez de la epidemia. Y lo peor de todo es que hayan conspirado, junto con la Embajada de los Estados Unidos, para decretar una etapa de relajamiento de la vida nacional y la reapertura de la actividad industrial de las maquilas proveedoras de las cadenas de producción de los Estados Unidos. La denominada “nueva normalidad”.
¿Y no es corrupción y un abuso gigantesco del poder que detentan, el hecho de ignorar olímpicamente las quejas, las denuncias, las peticiones que están haciendo todos los estratos socialmente perjudicados con el enclaustramiento por la pandemia y por la pérdida de empleos? López se niega a escuchar el clamor de los desprotegidos, para que se realice un programa federal de emergencia para proveer de alimento a las familias más necesitadas.
Si todo lo anterior (y sólo escogí unos pocos casos, de los cientos con que nos han obsequiado López Obrador y su 4T en tan sólo 18 meses de desastroso gobierno) no es corrupción, entonces ¿qué es? Ya nos dieron muestras sobradas de que la presidencia de la república les quedó grande y de que nos están llevando a un abismo del que nos va a resultar muy difícil salir. Sólo resta que los mexicanos hagamos caso al llamamiento que acaba de hacer el Ingeniero Aquiles Córdova Morán, secretario general del Movimiento Antorchista Nacional: “Tenemos que ganar las elecciones del 2021 los que estamos inconformes con esta situación, tenemos que unir nuestra fuerza electoral, como fuerza pacifica, como fuerza democrática, para enderezar el rumbo y tenemos que proponer, entre todos, un proyecto de país que nos lleve hacia adelante”.