Enrique Pérez Quintana
Cuando se dieron a conocer los resultados de las encuestas de Morena para la designación del Coordinador para la Defensa de la Cuarta Transformación, en la que resultó ganadora Claudia Sheinbaum, no estuvo presente Marcelo Ebrard, quedó en segundo lugar, cuestionó los recursos utilizados durante la campaña de la ganadora y demandó la reposición de las encuestas.
Las irregularidades que denunció Ebrard para favorecer a Sheinbaum fueron: apoyo de gobernadores y alcaldes de Morena, brigadas de “Siervos de la Nación”, de la Secretaría del Bienestar, diciendo a los posibles encuestados que López Obrador la quería, exceso de recursos para pinta de bardas y renta de carteles espectaculares en todo el país, entre otros.
Desde el 6 de septiembre Marcelo Ebrard declaró que ya no cabía en Morena, no obstante, mantuvo latente su determinación de abandonar al partido, lo que originó especulaciones, llamados al dialogo de la dirigencia de Morena, de Claudia Sheinbaum y hasta del presidente López Obrador. La respuesta fue el silencio.
La actitud de Marcelo Ebrard ha sido de confrontación por la vía de los canales formales de Morena de los que espera una respuesta que, según dice, será la que determine su futuro en el partido. La respuesta que estaría esperando de la Comisión de Honestidad y Justicia, es la reposición de las encuestas, lo que es previsible que no sucederá.
Aunque Ebrard quiere estar en la boleta electoral de 2024, los plazos legales para hacerlo por la vía independiente llegaron a su término, los partidos de oposición del Frente Amplio por México no lo consideran una opción y el partido Movimiento Ciudadano, hasta el momento, parece que participará en las elecciones con su propio candidato.
Es una realidad que los caminos para que Marcelo Ebrard dispute la presidencia se estrecharon y quedó marginado de esa posibilidad, lo que no implica que, sin estar en la boleta electoral, deje de ser factor de influencia en la disputa por el poder en la sucesión presidencial.
La respuesta a la pregunta ¿se va Marcelo de Morena? ya obtuvo respuesta el lunes 18 cuando anunció la creación de una asociación civil para organizar a sus seguidores y simpatizantes, e iniciar un camino que podría desembocar en la fundación de un nuevo partido político en 2025.
La asociación de Ebrard se llamará El Camino de México, como su autobiografía. Marcelo se mantiene dentro de Morena, en su calidad de fundador y lo hace configurando un grupo de presión interno, prohibido por los Estatutos del partido, pero que le dará la oportunidad de negociar desde dentro de la estructura posiciones de elección popular para los grupos que continúan con él y serían marginados en el futuro reparto.
El activismo de Marcelo Ebrard continuará ahora promoviendo por todo el país su asociación, lo que podría ser interpretado como una competencia para el proselitismo que lleva a cabo Claudia Sheinbaum, la creación de las condiciones para una ruptura dentro de Morena y la confrontación con el diseñador de la sucesión presidencial adelantada, López Obrador, que vería en la gira de Marcelo una amenaza para sus deseos de continuidad de la 4T.
La gira por el país que en breve realizará Ebrard, será para denunciar lo que considera fueron irregularidades en la disputa interna de Morena por la candidatura a la presidencia, la exigencia de que se reconozcan y enmienden esas irregularidades y que la práctica de la ética de Morena cancele las prácticas corruptas.
En el contexto de nuestra realidad política las denuncias que Ebrard plantea en su discurso configuran una denuncia contra las prácticas corruptas al interior de Morena y dirigidas a quien las tolera para conseguir sus fines, López Obrador, quien sería el receptor final del mensaje. En la disputa por el poder la ética es un valor frecuentemente ausente y que solo puede ser apelado cuando existen condiciones y convenios democráticos, que obligan a las partes a respetar las reglas pactadas. Lo que evidentemente no sucedió en la disputa de Morena.
A sus seguidores Marcelo Ebrard les dijo que están formando una asociación civil, “porque los partidos no se pueden formar ahorita”. Su propuesta es para organizar un movimiento político y gestar una estructura paralela dentro de Morena, que podría permanecer hasta que se llegara a decretar su expulsión. Entonces Ebrard tendrá el argumento de que lo corren porque son intolerantes.
El aviso está dado, Marcelo Ebrard se dispone a actuar en la sucesión presidencial adelantada como un grupo de presión al interior de Morena lo que incomodará a Claudia Sheinbaum y a López Obrador. La fuerza y peso político que logre podría ser moneda de cambio para negociar con el mejor postor. La posibilidad de que esté en la boleta electoral es poca. Gestará la primera ruptura y escisión dentro de Morena, cuando solicite el registro de su partido en 2025 e inicie la peregrinación que lo lleve al poder, como hizo quien lo traicionó.