Omar Peralta
La Liga MX ha vuelto a vivir un trágico episodio de violencia. Fue en Torreón, a la salida del partido entre Santos Laguna y Rayados de Monterrey. Oficialmente, vía un comunicado, se ha informado que hay un muerto y otros heridos, luego de que una camioneta arrollara a aficionados de Rayados en las inmediaciones del Estadio Corona.
Después de la medianoche de este lunes, en redes sociales empezaron a difundirse videos de personas heridas. La Liga MX publicó su comunicado a las 02:39 AM. Ahí confirmaban que una persona falleció, pero no precisaban el número total de afectados. También destacaban que Santos Laguna había mantenido comunicación constante con las autoridades de Coahuila, con la liga y con Rayados. Los presuntos responsables fueron detenidos.
El clima de tensión que se vive en estos partidos es innegable. Aunque no se trata del partido clásico de la zona norte del país, como lo es Rayados vs. Tigres, sí existe una fuerte rivalidad deportiva entre estos dos clubes. Por lo tanto, la seguridad debió ser mucho más amplia. De hecho, antes de que el atropellamiento fuera conocido, Santos Laguna había informado en Twitter que su cerco de seguridad, para escoltar la salida de los aficionados de Monterrey, había concluido de manera satisfactoria.
Lo acontecido dejó evidenciado que la seguridad, en cantidad y cobertura, fue insuficiente. Habrá quien pueda decir que la policía no puede prever un caso así, pero esa excusa cae por su propio peso, ya que los hechos se dieron en zonas aledañas al estadio, como la misma Liga MX lo confirmó. Cuando, en 2023, hubo una pelea entre fans de Toluca y León en Metepec, Estado de México, la liga se deslindó argumentando que se dio fuera de su zona de obligación. La responsabilidad de la Liga MX sigue siendo evitar violencia en el contorno del estadio. Las fuerzas de seguridad subestimaron el factor de riesgo de este partido.
Mikel Arriola, presidente de la Liga MX, anunció una reunión extraordinaria a realizarse este lunes. Estará encabezada por Héctor Canchola, director de Seguridad de la competición. A la liga le faltó velocidad en su comunicación, pues tardaron hasta dos horas en dar un pronunciamiento oficial (lo cual, como es costumbre en estos casos, abrió la puerta para que surgieran un sinfín de rumores).
El contexto priva a la Liga MX de la certidumbre que debería brindar a los espectadores. A casi dos años del punto más crítico en cuanto a violencia se refiere, el ataque de barristas del Querétaro a aficionados del Atlas, ha sido imposible ofrecer garantías de seguridad para quienes asisten a los estadios. La implementación del FAN ID, una tecnología que se promocionó como gran solución a la problemática, no ha impedido que se presenten episodios funestos.
Diez días después de que La Corregidora reabriera sus puertas, en marzo del 2023 luego de cumplir su sanción, se presentó un conato de bronca entre aficionados de Querétaro y Cruz Azul. La seguridad intervino para impedir que creciera el asunto. La dinámica puede entenderse así: personas violentas que no se detienen pese a ninguna norma, y seguridad que actúa de manera reactiva, no preventiva. En ese mismo torneo, el Clausura 2023, hubo una pelea entre aficionados de Rayados y Santos en el Estadio BBVA. Hubo siete detenidos.
La violencia no para en el futbol mexicano y ninguno de los métodos nuevos funciona. Tampoco sirve la insuficiente seguridad que se coloca afuera de los estadios. Acudir a un estadio de futbol implica el riesgo hasta de perder la vida —sin importar la localía—. En eso se ha convertido un espectáculo que debería ser una fiesta.