La leyenda de las Siete Cabecitas ¿Te atreves a visitarlo de noche? En el kilómetro 21 de la carretera libre a Ciudad Juárez, Chihuahua, existe un monumento al lado del camino que llama la atención de quienes transitan por la zona conocida como «Las Curvas del Perico».El calendario marcaba el 2 de agosto de 1939, la fecha que 25 niños de la YMCA (Asociación Cristiana de Jóvenes) de Chihuahua esperaban ansiosamente, pues la aventura en el Bosque de Majalca los aguardaba.Alrededor de las 5 de la tarde todos viajaban alegremente en el autobús, inclusive algunos entonaban canciones, sin embargo, al llegar al kilómetro 21 en lo que todos conocen como “La Curva del Muerto” la tragedia los aguardaba.Un camión de volteo que obstruía ambos carriles de la carretera perdió el control, impactándose de forma violenta con el autobús en el que viajaban los niños.Siete fueron los pequeños que perdieron la vida al instante al quedar decapitados por los fierros del camión, los heridos fueron trasladados de inmediato a los hospitales más cercanos.
En forma de homenaje y para recordar a los fallecidos en el lugar, se mandó construir un muro con la cabeza de cada uno de los niños que ahí habían perdido la vida el cual es conocido como Siete Cabecitas.Existe una leyenda derivada en torno al monumento y al accidente de los niños. Quienes habitan o venden artículos cerca de las Siete Cabecitas cuentan historias sobre extraños sucesos. Se dice que los espíritus de los niños aún vagan errantes en la zona, condenados a repetir el accidente una y otra vez. Otros más refieren a que a altas horas de la noche pueden escucharse los sonidos del accidente: los camiones chocando, los gritos y los lamentos de dolor de los niños moribundos o heridos sobre el asfalto.De manera más perturbadora, una versión reciente de la historia indica que al anochecer, cuando no hay tránsito en la zona, las pequeñas cabecitas del monumento cobran vida y lloran por la pérdida de sus vidas.