Antes de conocerle como predicador, tenemos que conocer algo más de Él, de cuando era un niño. Jesús de Nazaret nace hacia el año 5 a.C. en un establo de Belén, en Judea, cuando dicha provincia pertenecía al Imperio Romano. Sus padres fueron José (que era carpintero) y María la Virgen.
Según conocemos por las Sagradas Escrituras, Jesús fue «concebido por obra y gracia del Espíritu Santo«. Con esto se quiere explicar la intercesión del Espíritu Santo para que la joven María, Madre de Jesús, quedase encinta del Hijo de Dios. Y como el Hijo de Dios, no podía habitar en el cuerpo de una pecadora, ella nació sin pecado alguno. Llamándola así Inmaculada Concepción, librándola del pecado original, con el que nacemos todos.
Además, a pesar de estar casada con José, ella se mantuvo sin conocer varón, que nunca yacieron en el lecho, como marido y mujer, por lo que su virginidad se quedó intacta. De ahí la expresión Virgen María.
Tras un tiempo en Egipto, escapando de las persecuciones del Rey Herodes, ya que escuchó hablar de este tan preciado niño y mandó a matar a todos los varones menores de un año, el niño Jesús por fin nace en el portal de Belén y pasa su infancia y juventud en Nazaret, en Galilea. Se dedicó a ayudar a su padre José en la carpintería y también pasó el tiempo estudiando las tradiciones judías de la época. Tal era su curiosidad, que queda reflejado en la Biblia, que acudía al Templo de manera asidua para poder hablar con su Padre e intercambiar ideas religiosas con los entendidos en la materia. Fue a los doce años, cuando desesperados, los padres de Jesús le buscaban y consiguieron hallarle en el Templo.