La Independencia de México (1810-1821) Cesar Molina
Cada año, la noche del 15 de septiembre, en el marco de una ceremonia cívica conocida popularmente como “El Grito”, los mexicanos conmemoramos el movimiento que dio inicio a nuestra lucha por la independencia. En esa ceremonia recreamos el llamado que Miguel Hidalgo y Costilla, cura del pueblo de Dolores, hizo a las masas novohispanas la madrugada del 16 de septiembre de 1810, para levantarse en armas y luchar contra el mal gobierno virreinal. Esa lucha se radicalizaría para convertirse en una larga guerra por la independencia, consumada hasta el 27 de septiembre de 1821, para poner fin al dominio colonial de tres siglos que la Corona Española impuso en la Nueva España desde el 13 de agosto de 1521 cuando heroicamente defendido por Cuauhtémoc, Tlatelolco, el último reducto del Imperio Azteca, cayó en manos de Hernán Cortés.
Hidalgo
Después de 300 años de dominio español, los indígenas vivían en condiciones deplorables y muchos de ellos en la esclavitud. Los hijos de españoles nacidos en México, es decir, los criollos, enfrentaban también restricciones para ocupar altos puestos que quedaban reservados a los españoles nacidos en España. Esa situación se combinó con el surgimiento de las ideas liberales y la invasión napoleónica a España, para crear un ambiente propicio a la rebelión de parte de los criollos que eran el sector autóctono mejor educado del territorio colonial.
En 1808 con la invasión napoleónica de España, Juan Francisco de Azcárate y Francisco Primo de Verdad, integrantes del Ayuntamiento de la Ciudad de México, propusieron a las Cortes de Nueva España que en tanto la madre patria estuviera ocupada, el virrey asumiera la soberanía. Los españoles peninsulares y el clero vieron en este movimiento un paso hacia la independencia de España por lo que depusieron al virrey y encarcelaron a los miembros del Ayuntamiento. Luego, descubierta la rebelión que se planeaba para el 1 de octubre de 1810, el cura Miguel Hidalgo fue alertado en el pueblo de Dolores y llamó al levantamiento de las masas explotando su fe católica. El llamado se realizó mediante la campana que convocaba al pueblo a misa. De ahí que la campana de Dolores forme parte de los símbolos patrios mexicanos junto con la bandera y el himno nacional.
En “El Grito de Dolores” el cura Hidalgo no hizo un llamado a la lucha por la independencia, sino a la lucha contra el mal gobierno virreinal y a la defensa del Rey Fernando VII quien se encontraba prisionero de los franceses que habían invadido España.
Hidalgo, un hombre ilustrado pero neófito en el arte de la guerra, liberó a los presos e inició la formación de un ejército pobremente armado y sin instrucción militar, el cual crecería a su paso por rancherías y pueblos. En el santuario del pueblo de Atotonilco, Hidalgo tomó al estandarte de la Virgen de Guadalupe, la patrona de los indígenas, como la primera bandera del ejército insurgente a su mando.
El 20 de octubre de 1810 en la población de Charo, Michoacán, el cura de Carácuaro, José María Morelos y Pavón, se incorporó al ejército insurgente. Morelos sería a la postre el baluarte que mantuvo viva la lucha por la independencia en el sur del virreinato.
En uno de los hechos más importantes de la causa independentista, el 22 de noviembre de 1810 en la ciudad de Guadalajara, Miguel Hidalgo y Costilla emitió el decreto por el cual se abolió la esclavitud en la Nueva España. Este evento es de gran peso histórico si consideramos que en México la esclavitud fue abolida 52 años antes de que lo hiciera Abraham Lincoln en Estados Unidos mediante su primer decreto para emancipar a los esclavos de los estados confederados el 22 de septiembre de 1862.
Hidalgo y sus lugartenientes fueron hechos prisioneros y fusilados el 31 de julio de 1811.
Morelos
De 1811 a 1815, la guerra de independencia liderada por José María Morelos y Pavón, se centró en el sur y el centro del virreinato. Morelos organizó en la ciudad de Chilpancingo, actual capital del estado de Guerrero, el Congreso de Anáhuac, primer cuerpo legislativo en la historia de México. De los trabajos del Congreso de Chilpancingo habría de surgir en 1814, inspirada en la Constitución de Cádiz, la llamada Constitución de Apatzingán, sancionada el 22 de octubre de 1814 como “Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana”. La mexicanidad aparece entonces como el nombre para identificar lo que a la postre sería el México independiente. La palabra México proviene de tres voces de la lengua náhuatl: metztli, que significa luna; xixtli, ombligo o centro; co, que significa lugar. En consecuencia, el significado de México es “lugar en el ombligo de la luna”; o bien “lugar en el centro del lago de la luna”.
Morelos fue fusilado en Ecatepec el 22 de diciembre de 1815.
Independencia de México
Sin un ejército insurgente capaz de derrotar a las fuerzas virreinales, el evento que habría de ser definitorio para la consumación de la independencia de México, llegó de España. En enero de 1820 el Coronel Rafael de Riego se levantó en armas en Andalucía, exigiendo que el Rey Fernando VII jurara la Constitución de Cádiz. El virrey Ruiz de Apodaca proclamó la Constitución de Cádiz en la Nueva España el 31 de mayo de 1820, lo cual generó un clima de inestabilidad y enfrentamientos entre los mandos novohispanos. Una nueva ola liberal ponía en peligro los privilegios del clero y del ejército que eran las muletas con las que caminaba el virreinato.
En noviembre de 1820 el virrey Ruiz de Apodaca nombró a Agustín de Iturbide comandante del ejército realista del sur para enfrentar a los jefes insurgentes Vicente Guerrero que operaba en el estado que hoy lleva su nombre y a Guadalupe Victoria quien operaba en Veracruz. Iturbide pactó la paz en Acatempan.
Ahí surge el Plan de Iguala o Plan de Independencia de la América Septentrional, el 24 de febrero de 1821. El 24 de agosto de 1821 Iturbide y O´Donojú, el último virrey, firmaron los Tratados de Córdoba mediante los cuales se reconoció a México como un imperio independiente al que se unirían las repúblicas centroamericanas. A los pocos meses Antonio López de Santa Anna derroca a Iturbide , las repúblicas centroamericanas siguen su propio camino y se instaura la forma republicana de gobierno que hasta la fecha mantiene México. El primer presidente del México republicano fue el general insurgente Guadalupe Victoria.
La celebración de “El Grito”
El 16 de septiembre de 1812 en el edificio Chapitel del poblado de Huichapan, en lo que hoy es el estado de Hidalgo, el General Ignacio López Rayón conmemoró por vez primera “El Grito de Dolores”, pero la primera celebración de “El Grito” en Palacio Nacional se llevó a cabo en 1824 encabezada por Guadalupe Victoria quien el 10 de octubre de ese año se convertiría en el primer presidente de México. Desde entonces, cada septiembre las calles del centro de la Ciudad de México se adornan con banderas y escudos nacionales en preparación para el festejo que juega un papel fundamental en la formación de la identidad nacional de los mexicanos.
Tristemente, la noche del 15 de septiembre de 1847, la bandera que ondeaba sobre el Palacio Nacional no fue la mexicana, sino la del ejército invasor norteamericano que había capturado la Ciudad de México la mañana de ese día tan simbólico para los mexicanos. La invasión norteamericana culminaría con la pérdida de más de la mitad del territorio que heredó México de España.
Si bien la independencia de México se celebra oficialmente el 16 de septiembre, la ceremonia cívica de “El Grito” se efectúa a las 23:00 horas del 15 de septiembre. La crónica popular menciona que fue Porfirio Díaz quien inició la tradición de celebrar “El Grito” la noche del 15 de septiembre, para hacerlo coincidir con su cumpleaños. No obstante, Artemio del Valle Arizpe en su libro El Palacio Nacional de México, asegura que fue el presidente Antonio López de Santa Anna quien decidió cambiar la conmemoración de “El Grito” a la noche del 15 de septiembre para evitar la fatiga de levantarse a horas tempranas para festejar el acontecimiento.
Lo cierto es que cada noche del 15 de septiembre al conmemorar “El Grito” lanzado por el cura Miguel Hidalgo y Costilla en 1810, los mexicanos recordamos el inicio del movimiento armado que once años después permitió el nacimiento de México como un país cimentado en la independencia, la libertad y la democracia, valores que compartimos con el pueblo hermano de los Estados Unidos de América.
Cada año, la noche del 15 de septiembre, en el marco de una ceremonia cívica conocida popularmente como “El Grito”, los mexicanos conmemoramos el movimiento que dio inicio a nuestra lucha por la independencia. En esa ceremonia recreamos el llamado que Miguel Hidalgo y Costilla, cura del pueblo de Dolores, hizo a las masas novohispanas la madrugada del 16 de septiembre de 1810, para levantarse en armas y luchar contra el mal gobierno virreinal. Esa lucha se radicalizaría para convertirse en una larga guerra por la independencia, consumada hasta el 27 de septiembre de 1821, para poner fin al dominio colonial de tres siglos que la Corona Española impuso en la Nueva España desde el 13 de agosto de 1521 cuando heroicamente defendido por Cuauhtémoc, Tlatelolco, el último reducto del Imperio Azteca, cayó en manos de Hernán Cortés.
Hidalgo
Después de 300 años de dominio español, los indígenas vivían en condiciones deplorables y muchos de ellos en la esclavitud. Los hijos de españoles nacidos en México, es decir, los criollos, enfrentaban también restricciones para ocupar altos puestos que quedaban reservados a los españoles nacidos en España. Esa situación se combinó con el surgimiento de las ideas liberales y la invasión napoleónica a España, para crear un ambiente propicio a la rebelión de parte de los criollos que eran el sector autóctono mejor educado del territorio colonial.
En 1808 con la invasión napoleónica de España, Juan Francisco de Azcárate y Francisco Primo de Verdad, integrantes del Ayuntamiento de la Ciudad de México, propusieron a las Cortes de Nueva España que en tanto la madre patria estuviera ocupada, el virrey asumiera la soberanía. Los españoles peninsulares y el clero vieron en este movimiento un paso hacia la independencia de España por lo que depusieron al virrey y encarcelaron a los miembros del Ayuntamiento. Luego, descubierta la rebelión que se planeaba para el 1 de octubre de 1810, el cura Miguel Hidalgo fue alertado en el pueblo de Dolores y llamó al levantamiento de las masas explotando su fe católica. El llamado se realizó mediante la campana que convocaba al pueblo a misa. De ahí que la campana de Dolores forme parte de los símbolos patrios mexicanos junto con la bandera y el himno nacional.
En “El Grito de Dolores” el cura Hidalgo no hizo un llamado a la lucha por la independencia, sino a la lucha contra el mal gobierno virreinal y a la defensa del Rey Fernando VII quien se encontraba prisionero de los franceses que habían invadido España.
Hidalgo, un hombre ilustrado pero neófito en el arte de la guerra, liberó a los presos e inició la formación de un ejército pobremente armado y sin instrucción militar, el cual crecería a su paso por rancherías y pueblos. En el santuario del pueblo de Atotonilco, Hidalgo tomó al estandarte de la Virgen de Guadalupe, la patrona de los indígenas, como la primera bandera del ejército insurgente a su mando.
El 20 de octubre de 1810 en la población de Charo, Michoacán, el cura de Carácuaro, José María Morelos y Pavón, se incorporó al ejército insurgente. Morelos sería a la postre el baluarte que mantuvo viva la lucha por la independencia en el sur del virreinato.
En uno de los hechos más importantes de la causa independentista, el 22 de noviembre de 1810 en la ciudad de Guadalajara, Miguel Hidalgo y Costilla emitió el decreto por el cual se abolió la esclavitud en la Nueva España. Este evento es de gran peso histórico si consideramos que en México la esclavitud fue abolida 52 años antes de que lo hiciera Abraham Lincoln en Estados Unidos mediante su primer decreto para emancipar a los esclavos de los estados confederados el 22 de septiembre de 1862.
Hidalgo y sus lugartenientes fueron hechos prisioneros y fusilados el 31 de julio de 1811.
Morelos
De 1811 a 1815, la guerra de independencia liderada por José María Morelos y Pavón, se centró en el sur y el centro del virreinato. Morelos organizó en la ciudad de Chilpancingo, actual capital del estado de Guerrero, el Congreso de Anáhuac, primer cuerpo legislativo en la historia de México. De los trabajos del Congreso de Chilpancingo habría de surgir en 1814, inspirada en la Constitución de Cádiz, la llamada Constitución de Apatzingán, sancionada el 22 de octubre de 1814 como “Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana”. La mexicanidad aparece entonces como el nombre para identificar lo que a la postre sería el México independiente. La palabra México proviene de tres voces de la lengua náhuatl: metztli, que significa luna; xixtli, ombligo o centro; co, que significa lugar. En consecuencia, el significado de México es “lugar en el ombligo de la luna”; o bien “lugar en el centro del lago de la luna”.
Morelos fue fusilado en Ecatepec el 22 de diciembre de 1815.
Independencia de México
Sin un ejército insurgente capaz de derrotar a las fuerzas virreinales, el evento que habría de ser definitorio para la consumación de la independencia de México, llegó de España. En enero de 1820 el Coronel Rafael de Riego se levantó en armas en Andalucía, exigiendo que el Rey Fernando VII jurara la Constitución de Cádiz. El virrey Ruiz de Apodaca proclamó la Constitución de Cádiz en la Nueva España el 31 de mayo de 1820, lo cual generó un clima de inestabilidad y enfrentamientos entre los mandos novohispanos. Una nueva ola liberal ponía en peligro los privilegios del clero y del ejército que eran las muletas con las que caminaba el virreinato.
En noviembre de 1820 el virrey Ruiz de Apodaca nombró a Agustín de Iturbide comandante del ejército realista del sur para enfrentar a los jefes insurgentes Vicente Guerrero que operaba en el estado que hoy lleva su nombre y a Guadalupe Victoria quien operaba en Veracruz. Iturbide pactó la paz en Acatempan.
Ahí surge el Plan de Iguala o Plan de Independencia de la América Septentrional, el 24 de febrero de 1821. El 24 de agosto de 1821 Iturbide y O´Donojú, el último virrey, firmaron los Tratados de Córdoba mediante los cuales se reconoció a México como un imperio independiente al que se unirían las repúblicas centroamericanas. A los pocos meses Antonio López de Santa Anna derroca a Iturbide , las repúblicas centroamericanas siguen su propio camino y se instaura la forma republicana de gobierno que hasta la fecha mantiene México. El primer presidente del México republicano fue el general insurgente Guadalupe Victoria.
La celebración de “El Grito”
El 16 de septiembre de 1812 en el edificio Chapitel del poblado de Huichapan, en lo que hoy es el estado de Hidalgo, el General Ignacio López Rayón conmemoró por vez primera “El Grito de Dolores”, pero la primera celebración de “El Grito” en Palacio Nacional se llevó a cabo en 1824 encabezada por Guadalupe Victoria quien el 10 de octubre de ese año se convertiría en el primer presidente de México. Desde entonces, cada septiembre las calles del centro de la Ciudad de México se adornan con banderas y escudos nacionales en preparación para el festejo que juega un papel fundamental en la formación de la identidad nacional de los mexicanos.
Tristemente, la noche del 15 de septiembre de 1847, la bandera que ondeaba sobre el Palacio Nacional no fue la mexicana, sino la del ejército invasor norteamericano que había capturado la Ciudad de México la mañana de ese día tan simbólico para los mexicanos. La invasión norteamericana culminaría con la pérdida de más de la mitad del territorio que heredó México de España.
Si bien la independencia de México se celebra oficialmente el 16 de septiembre, la ceremonia cívica de “El Grito” se efectúa a las 23:00 horas del 15 de septiembre. La crónica popular menciona que fue Porfirio Díaz quien inició la tradición de celebrar “El Grito” la noche del 15 de septiembre, para hacerlo coincidir con su cumpleaños. No obstante, Artemio del Valle Arizpe en su libro El Palacio Nacional de México, asegura que fue el presidente Antonio López de Santa Anna quien decidió cambiar la conmemoración de “El Grito” a la noche del 15 de septiembre para evitar la fatiga de levantarse a horas tempranas para festejar el acontecimiento.
Lo cierto es que cada noche del 15 de septiembre al conmemorar “El Grito” lanzado por el cura Miguel Hidalgo y Costilla en 1810, los mexicanos recordamos el inicio del movimiento armado que once años después permitió el nacimiento de México como un país cimentado en la independencia, la libertad y la democracia, valores que compartimos con el pueblo hermano de los Estados Unidos de América.
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