Ana Merodio
En el mundo del motociclismo, es común que los pilotos caigan en el olvido tras retirarse de la competición, a menudo cansados de la presión, los viajes constantes y las estrictas rutinas que la disciplina exige. Este fue el caso de Axel Pons, un joven talento del motociclismo español y heredero del legado de su padre, el legendario Sito Pons, bicampeón del mundo de 250cc. quien tras criarse subido sobre dos ruedas se dio cuenta de que su felicidad no pasaba por subirse a un podium.
Axel comenzó su carrera en el Campeonato de España de 125GP y llegó a competir en Moto2 entre 2011 y 2017. Durante esos años, participó en 144 carreras, alcanzando su mejor posición en la general con un 16.º puesto. A pesar de las expectativas que rodeaban a su apellido, el piloto no logró destacar como se esperaba y en 2018, con 27 años, tomó una decisión drástica: dejar atrás los circuitos y dedicarse al diseño de moda.
Sin embargo, esta transición marcó solo el inicio de un cambio aún más drástico en su vida. Un año después, Axel reveló en una entrevista con El País que no solo abandonaba el motociclismo, sino también su trabajo en una agencia de modelos y una relación sentimental que mantenía en ese momento. «Estaba atrapado», confesó, evidenciando as su necesidad de buscar un nuevo sentido a su vida.
Del rugir de los circuitos al silencio de peregrinar descalzo
Ahora, y tras un largo tiempo sin saber nada de él, Axel Pons ha reaparecido por sorpresa en un video publicado por el canal de YouTube Pakistan Tourism. En él, se muestra como un hombre completamente transformado a quien es difícil identificar con el anterior Axel. Luce rastras, se ha hecho mochilero y camina descalzo allá por donde va. Y es que tras y como el mismo ha relatado, lleva tres años recorriendo mundo haciendo que su filosofía de vida haya dado un giro radical.
En el video, Pons relata cómo ha dedicado los últimos 15 meses a caminar desde España hasta Pakistán, atravesando 10 países. Su objetivo inicial era llegar a la India, pero complicaciones con la visa lo obligaron a cambiar sus planes, aunque sus planes futuros pasan por intentar cruzar a China.
Caminar descalzo se ha convertido en el símbolo de su nueva vida. Según Pons, esta práctica le permite conectar con el entorno de manera más profunda y apreciar los detalles que antes pasaban desapercibidos. «Normalmente, ando sin zapatos, es precioso», comentó en una de las entrevistas realizadas durante su travesía.
Búsqueda interna y experiencia espiritual
En una conmovedora conversación con un niño pakistaní, Pons explicó el motivo detrás de su decisión de abandonar el ritmo frenético que había llevado durante años. «Empecé a ser más y más lento, hasta que empecé a ir por el mundo despacio, apreciando los detalles de la vida», dijo, destacando cómo este cambio de velocidad le ha permitido encontrar la paz que no había logrado experimentar pilotando.
Además de su transformación personal, Axel también ha adoptado un enfoque espiritual en su camino. «Solo teníamos el deseo de completar la unión con Alá o Dios, y esta es nuestra manera de rezar y practicar; caminando», expresó, dejando claro que su viaje no es solo físico, sino también una búsqueda interna y una experiencia espiritual. Y es que Axel ha encontrado en cada paso que da descalzo la motivación que no encontró en el rugido de los circuitos.