JIRONES DE NUESTRA HISTORIA
“LA GUERRA DE LAS VÍRGENES”: LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS VS LA VIRGEN DE GUADALUPE, UN CAPÍTULO MUY SINGULAR E INVEROSÍMIL EN LA GUERRA DE INDEPENDENCIA DE MÉXICO.
Por: José Luis Jaramillo Vela
Cómo llega la Virgen de los Remedios a la Nueva España
La Corona Española tenía profundas raíces católicas, producto de sus múltiples alianzas con El Vaticano; debido a eso, el pueblo español tenía una fuerte vocación católica. En España, el Rey Carlos V entrega la imagen de la Virgen de los Remedios a Juan Rodríguez de Villafuerte, con la finalidad de que fuera la madre Protectora del Ejército Real de Hernán Cortés en sus incursiones por los nuevos territorios, de tal manera que la Virgen de los Remedios fue el símbolo y el estandarte de todos los Ejércitos Reales en los diferentes territorios conquistados; aquí en la Nueva España, Juan Rodríguez de Villafuerte, le entregó dicha imagen, al Conquistador Hernán Cortés. La Virgen de los Remedios fue la imágen protectora del Ejército Real hasta el fin de la Guerra de independencia.
La Guadalupana, la Virgen mexicana
Por su parte, acá en la Nueva España, el indio chichimeca Juan Diego Cuauhtlatoatzin recibió hasta en cuatro ocasiones las apariciones de la Virgen, todas ellas en el Cerro de Tepeyac; cuando por fin, a la cuarta aparición, el Obispo Fray Juan de Zumárraga quedó convencido de la veracidad del relato de Juan Diego y habiendo mostrado la imagen de la Virgen impresa en el ayate, entonces a partir de ahí se le consideró como “la Virgen mexicana”.
La desigualdad inicia la “rivalidad”
De inmediato, los grupos sociales tomaron a cada virgen como representativa del grupo social y económico al que pertenecían; los españoles, los hacendados, comerciantes, empresarios y gobernantes de la Nueva España, adoptaron a la Virgen de los Remedios; mientras que los indios, los oprimidos, los mestizos, los “hijos de la chingada” (como así se les llamaba en esa época a los bastardos) y todos los esclavos, adoptaron a la Virgen de Guadalupe como su protectora, porque ellos se identificaban con la virgencita de piel morena y pensaban que era a ellos a quien cobijaba; todo esto fue de forma natural y espontánea, pero confrontó a ambas vírgenes, situación que representó un problema para la Iglesia. Por su parte, los novohispanos adoraban indistintamente a las dos vírgenes.
La Guerra de Independencia politiza y confronta a las dos vírgenes
La Generala
Entre los días 15 y 16 de septiembre de 1810, estalla el Movimiento de Independencia; el Virrey Francisco Javier Venegas, recordó cómo cuando le llegó la Virgen de los Remedios a Hernán Cortés, fue cuando por fin pudo llevar a cabo la conquista de Tenochtitlán, y siendo esta Virgen el símbolo de los Ejércitos Realistas, decide de manera inverosímil para unos y ridícula para otros, otorgar a la Virgen de los Remedios, el grado de General del Ejército Realista, todo esto ante el asombro, estupor y molestia del General Félix María Calleja del Rey, jefe del Ejército Realista, a quien no le pareció la idea, puesto que dicha Virgen, ya pertenecía al Ejército; el Virrey Venegas fue más allá, además del grado militar, la llamó “La Generala” y la incorporó a todos los estandartes, lábaros y pendones del Ejército Realista; la mandó a grabar en los escudos y cascos de los soldados, así como coser su figura a los uniformes de la tropa; como era de esperarse, el General Calleja (aunque era católico), se rehusó a portar dicha imagen en su uniforme, bajo el argumento de que “Aquí yo soy el único General”.
La Patrona
Miguel Hidalgo, quien era un cura muy liberal y libertino también, pero muy astuto e inteligente, comprendió que en la población estaba muy bien arraigado el catolicismo y la veneración a la Virgen de Guadalupe; lo que hace Hidalgo para aglutinar al grueso de la población en torno al Movimiento de Independencia, es que del pueblo de Dolores se va a San Miguel el Grande y al pasar por Atotonilco, en la iglesia del pueblo toma un estandarte de la Virgen de Guadalupe y bajo el grito de “¡Viva la América, muera el mal gobierno!” y “¡Viva Nuestra Madre Santísima de Guadalupe!” y procede a llamarla como “Patrona de la Libertad”.
De forma casi inmediata, el Movimiento de Independencia tomó fuerza y Miguel Hidalgo usó a la Virgen de Guadalupe como el motor principal del movimiento, adhiriendo miles y miles a la causa de Independencia.
Rehenes y ridiculeces
La Guerra de Independencia convirtió a estas dos Vírgenes en “rivales” y en instrumentos y herramientas para difundir y operar los intereses políticos, sociales y económicos de cada uno de los bandos en pugna; por ese motivo a la Guerra de Independencia se le conoció también como “La Guerra de las Vírgenes”. El propio Ejército Insurgente aseguraba que la Virgen de Guadalupe estaba siempre con ellos, porque “si ella lo hubiese querido, se habría aparecido en otro lugar, pero eligió a México y a los mexicanos para protegerlos”; bajo este sentimiento religioso, cuando se pelea una guerra enarbolando una causa de carácter religioso, esta se vuelve mucho más enconada y mucho más sanguinaria.
A Hidalgo, el usar a la Vírgen de Guadalupe le dio extraordinarios resultados, la manipulación religiosa que hizo con la morenita del Tepeyac, le produjo que en tres días ya tenía un ejército de setenta mil hombres, dispuestos a luchar por la independencia de México bajo el nombre de la Vírgen de Guadalupe, esa era su gran motivación y el cura Hidalgo la supo explotar muy bien.
De modo que estas dos imágenes religiosas quedaron como rehenes de los dos grupos en pugna y tanta importancia tomaron que durante la batalla, cuando alguno de los dos bandos lograba capturar la imagen de la virgen del bando rival, ésta era llevada a juicio, acusada de traición y posteriormente fusilada la imágen; estos actos, aparentemente ridículos, pero cargados de un exacerbado fanatismo se veían en la guerra de independencia, provocadas por la introducción del factor religioso.
Otro factor de extremo fanatismo, era que en ambos bandos existía el temor de rendir culto a sus respectivas virgencitas, debido a que había espías que en caso de sorprender a alguien rindiendo plegaria a su virgencita, corría el riesgo de ser hecho prisionero y fusilado; por lo tanto, la Iglesia quedó en predicamento, al considerar que en ambos bandos hubo actos de sacrilegio, al poner en el paredón de fusilamiento a la madre de Jesús.
Triunfa la Independencia, el gran ganador: la Iglesia
Al triunfo de la Guerra de Independencia, por supuesto que ganó México, el país y la población; sin embargo, la Iglesia quedó muy lastimada, tuvo que recomponer y reunificar los estratos sociales, pues los españoles pensaron que los insurgentes tomarían represalias por venerar a la Virgen de los Remedios, pero aquí es donde intervino la Iglesia para que la herida social sanara lo más rápido posible, pero en lo individual, la Iglesia en México, fue el gran ganador.
Conforme se fue asentando el país ya independizado, el nuevo gobierno se puso a trabajar en lo social, en lo económico y en lo político; por su parte, la Iglesia comenzó también a trabajar y se fue asentando en lo religioso, de esta manera, la Iglesia promovió la veneración a la Vírgen de Guadalupe como la que guió a México a su independencia y fue imponiendo en el catolicismo mexicano, la veneración y adoración a la Virgencita de Guadalupe, hasta ser la gran Patrona de México.
Al establecer la imágen de la Virgen de Guadalupe como símbolo de adoración en el pueblo de México, la Iglesia contribuyó y le ayudó en gran medida al nuevo gobierno a asentar al país en lo social, a calmar a la población a través de las misas y celebraciones religiosas; con esas grandes contribuciones, la Iglesia reencontró su coto de poder en la nueva sociedad mexicana.
La Iglesia se posicionó otra vez como una entidads poderosa, tenía controlada a la población por medio de la religión, y todo el país venerando a la Virgen de Guadalupe; esto le permitió a la Iglesia tomar posiciones de influencia y de poder en el nuevo gobierno mexicano, al grado de incidir e influir en la toma de decisiones y en la selección de los gobernantes.
Tanto poder acumuló la Iglesia, que posteriores gobiernos la quisieron eliminar, provocando la Guerra Cristera, pero esa es otra historia que será contada en posterior ocasión. De cualquier forma, la Virgen de Guadalupe, la morenita del Tepeyac, continúa siendo la Patrona de México y no parece que nada ni nadie le vayan a quitar ese lugar en el alma del pueblo mexicano.
De cualquier forma, este capítulo de la historia, conocido como “La Guerra de las Vírgenes”, se destacó por sus actos de fanatismo religioso, rayando en lo absurdo al confrontar a dos imágenes religiosas.
Fuentes Bibliográficas:
+ nmas.com.mx
+ relatosehistorias.mx
+ excelsior.com.mx/historianacional
+ abc.es/historia
+ laprensadecoahuila.com.mx
+ capillaalfonsina.uanl.mx
+ naucalpan.gob.mx