La Fiscalía General del Estado de Chihuahua, principal interesada en acelerar la audiencia de la segunda vinculación a proceso contra Maru Campos por presunto cohecho, marcha a paso de tortuga en la entrega de documentación al equipo de abogados de la candidata. Se trata de la investigación aquella en la que se acusa a la aspirante a la gubernatura de recibir poco más de un millón de pesos por parte de empresas constructoras, a cambio de asignarles contratos entre 2017 y 2018.
Desde el pasado 16 de abril, un juez de Control ordenó a la Fiscalía la entrega de 30 mil hojas, es decir, casi la mitad del expediente para que los abogados de Maru, encabezados por Paco Molina, analicen el caso. Mientras tanto no puede ser fijada una nueva fecha de audiencia, hasta que se entreguen las copias del expediente de la investigación completa. Ni siquiera ha sido necesario buscarle un nuevo amparo a Maru.
El asunto es que mientras avanza la campaña y se acerca el día de las elecciones, el tema legal por los llamados supuestos “maru-moches” sigue empantanado. Y si la candidata del PAN-PRD resulta ganadora de las elecciones, el caso se irá a dormir por lo menos seis años.
En el encuentro de candidatos a la gubernatura de Chihuahua organizado por el Consejo Coordinador Empresarial de Ciudad Juárez, no hubo ganador como muchos esperaban al final.
Así como llegaron los candidatos y los cuadros políticos que los acompañaron, así salieron, sin declararse vencedores del encuentro que nunca llegó a debate.
El formato no permitió la confrontación a través de réplicas y contrarréplicas. Los candidatos se limitaron a contestar preguntas sobre los temas de desarrollo económico y finanzas que fueron seleccionadas al azar de una tómbola.
Cinco de los aspirantes utilizaron la plataforma para lucirse y poner en práctica sus mejores dotes de oratoria y hacer sus propuestas para influir en la audiencia presencial que no alcanzó más de 100 personas y los miles de seguidores a través de las redes sociales.
Las exposiciones de los candidatos, nada nuevo revelaron. Maru, la candidata de la coalición “Nos Une Chihuahua”, reiteró sus propuestas para sanear las finanzas del estado y darle a Ciudad Juárez el recurso que se merece.
Juan Carlos Loera de la Rosa, candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia en Chihuahua” conformada por Morena, Panal y PT, firme en su posicionamiento de reestructurar la deuda actual del estado y acabar con la corrupción, bajo los principios de honestidad y decoro.
Por su parte la candidata del PRI, Graciela Ortiz González, anunció la creación de un Fondo Metropolitano por 2 mil millones de pesos y aseguró que de llegar a palacio estatal, convocaría a la revisión del pacto fiscal con el gobierno federal.
El candidato de Fuerza por México, Alejandro Díaz Villalobos, acaparó reflectores. Brilló en el escenario por su capacidad de discurso y sus múltiples propuestas para mejorar el desarrollo económico con la generación de empleos y salarios dignos.
Los asistentes al foro salieron con buen sabor de boca, calificaron el evento como un buen ejercicio que dejó una grata experiencia y bien parados a los convocantes.
Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas, porque faltaron tres de los ocho candidatos a la gubernatura y según dicen las lenguas picuetas, Brenda Ríos, del Partido Verde y María Eugenia Baeza, de Redes Sociales Progresistas, nunca fueron invitadas.
Literalmente por un tubo mandaron al profe Saúl Rocha, director de la prepa Allende, a quien su ambición política lo traicionó.
Le cuentan a Mirone que Rocha envió varias invitaciones a sus homólogos de otras escuelas para que convocaran a quince de alumnos, de cada plantel, a participar en un evento político con Maru Campos y Javier González Mocken.
Lo leyó usted bien, estimado lector. Se trata de un evento presencial que se celebrará el viernes próximo en el recreativo Las Fuentes y al que han denominado “Jóvenes con Maru” y “Jóvenes con Mocken”.
La flamante invitación del director Rocha encendió los ánimos de otros directores, entre ellos Eduardo Salmerón, quien molesto le espetó:
“Estimado profesor Rocha. En atención a su correo, le comento que no entiendo cómo es posible que no podemos regresar a clases presenciales y ustedes estén promoviendo una reunión de cientos de jóvenes a un acto de proselitismo político para una candidata en específico”.
La cita textual por sí sola explica lo sensible del tema, que al calor de las campañas y de los intereses particulares, a muchos les vale la pandemia y la salud de los juarenses.
Cruz Pérez Cuéllar empieza a resolver, poco a poco, el desafiante reto de desmarcarse de Armando Cabada. Desde que el alcalde con licencia preparó, muy convenientemente, aquel encuentro en el exclusivo restaurante Ardeo, para enviar el mensaje de una alianza con el ahora candidato de Morena a la alcaldía, Cruz ha buscado la forma de sacudirse esos lastres.
Entre estas acomodaticias jugarretas se cuenta la vez en que Cabada se apersonó en el registro de la candidatura de Pérez Cuéllar en la Asamblea Municipal Electoral, y fue allí, donde soberbiamente, emulando a un monarca, Armando I señaló, palabras más, palabras menos, que Cruz era la mejor opción para sucederlo en la silla de la presidencia municipal.
Desde ahí, Cruz empezó a cargar una pesada losa, pero desde entonces, también, estratégicamente ha procurado aminorar sus efectos. El pasado sábado, Pérez Cuéllar afirmó que una de sus propuestas sería iluminar las calles del suroriente de la ciudad, para la seguridad de las mujeres trabajadoras, en esos lares en los que Cabada se siente más seguro electoralmente.
La encrucijada de Pérez Cuéllar consistía en desmarcarse de un “compañero” que ahora está en el mismo proyecto de Morena como candidato a diputado plurinominal. Pero este miércoles, en la inauguración de su casa de campaña, Pérez fue contundente.
Cuando Cabada pensaba que sería recibido con bombo y platillo en el evento, ni siquiera fue invitado para subir al presidium, así que desde gallopa, al lado de Daniel Murguía, tuvo que presenciar los discursos y tragar salivita amarga cuando los candidatos Juan Carlos Loera y Cruz Pérez Cuéllar le tupieron duro con los señalamientos de una pésima administración municipal.
Seguramente Cabada esperaba que le tendieran la alfombra roja, pero ni siquiera recibió una mención. Debe resultar bastante incómodo tratar de encajar en donde no te aceptan, en este caso, dentro de Morena con sus morenos originales.
Cabada anda desesperado por mostrarle a Mario Delgado que no se equivocó al brindarle la candidatura pluri pero, hasta ahora, no se ha visto dónde está el acierto de Morena al permitirle usar sus colores. Tal vez por eso aparece preparando carnitas los fines de semana, vaya usted a saber.
Lo que quedó de manifiesto el pasado miércoles fue la intrínseca rivalidad que prevalece entre Cruz y Cabada que igual, al final pelearon por la misma novia. Asentado quedó en ese evento que a Cabada, Cruz no lo quiere de aliado, ¿será por eso que el exindependiente salió del lugar echando chispas?
Será el sereno, la adrenalina de las campañas o la intensidad en los discursos entre candidatos contrarios, pero Juan Carlos Loera y Cruz Pérez Cuéllar no se midieron en criticar y reprochar el abandono en que se encuentra Juaritos, durante la inauguración del cuartel de campaña de Cruz allá por la curva de San Lencho, la tarde del miércoles.
Los melosos mensajes de unidad, de apoyo y las felicitaciones mutuas entre Loera y Pérez Cuéllar iban bien hasta que subieron de tono.
En efecto, se refirieron a “gobiernos panistas y priistas” cuando reprocharon el caos municipal que se experimenta en la atención de servicios como el alumbrado público, los parques secos y despintados, y el mal estado de las calles.
Pérez Cuéllar equiparó a Juarez con una ciudad en “ruinas”, herencia de los gobiernos que hemos tenido los juarenses.
El pequeño detalle que Pérez Cuéllar como Loera olvidaron fue que en primera fila se encontraba el alcalde con licencia, Armando Cabada, a quien no le quedó otra más que acomodarse el saco.
En medio de fuego amigo, Cabada debió apechugar la parte que le corresponde por los casi cinco años que le tocan.
Pero mire las paradojas de la vida, estimado lector, después de tanto criticar a la partidocracia, el exindependiente terminó refugiado en Morena con quien seguramente será diputado federal por la vía plurinominal. Así las cosas.
Don Mirone | Loera y Cruz: sándwich a Cabada