La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· La detención de Andrés Valles: una raya más de ese tigre llamado AMLO.
Es injusta e inaceptable la reciente detención del ingeniero Andrés Valles, efectuada por el Gobierno Federal, bajo la supuesta acusación de motín y daños a instalaciones públicas. Valles se ha distinguido por ser uno de los líderes de los productores agropecuarios de la región centro-sur del estado de Chihuahua, quien junto con el presidente de la Asociación Estatal de Usuarios de Distritos de Riego, ingeniero Salvador Alcántar, así como con el respaldo de los diputados federales ingeniero Mario Mata y Eraclio Rodríguez; y el acompañamiento de los ex-gobernadores Fernando Baeza y Reyes Baeza, y el ex-diputado federal Óscar Villalobos, y otros connotados representantes de esa vasta e importante zona agrícola, encabezaron protestas y movilizaciones durante el año 2020, en rechazo a las acciones que la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador realizó en perjuicio de ellos a través de la Comisión Nacional del Agua (CNA).
El motivo de las protestas fue la insensibilidad mostrada por el Gobierno de la República, al poner en riesgo la sustentabilidad de la producción agropecuaria cuando a través de la Guardia Nacional ordenó la extracción de enormes volúmenes de agua de las principales presas del Estado (“La Boquilla”, “Las Vírgenes” y “El Granero”), para pagar a Estados Unidos la cuota derivada del Tratado Binacional de Aguas que desde 1944 sostiene México con ese país vecino. Es cierto que durante una de las manifestaciones de repudio hacia la actuación del gobierno lopezobradorista efectuada ese año en ciudad Delicias, se suscitaron desmanes que causaron daños a las oficinas de la CNA y del Gobierno Estatal (Edificio “Lerdo de Tejada”). Sin embargo, también es verdad que hubo personas ajenas al movimiento de los agricultores, que se infiltraron en los actos de protesta de éstos y fueron los responsables de tales desmanes, como quedó acreditado por las declaraciones de un hombre que luego de ser aprendido por las autoridades locales durante los disturbios, reveló y reconoció que desde días atrás él y otras personas habían sido reclutados, pagados y entrenados por un militar, con la instrucción de inmiscuirse en las acciones de los agricultores.
Igualmente cierto resulta el hecho de que en forma infundada y arbitraria, a través de la Unidad de Inteligencia Financiera el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó el congelamiento de las cuentas bancarias personales del ingeniero Salvador Alcántar, así como del diputado Mario Mata y de otros importantes actores que protagonizaron dicho movimiento. Si las acciones llegaron a un punto álgido fue precisamente por la negligencia del gobierno de México, ya que los productores agrícolas y los diputados federales que los han apoyado durante sus reclamos jamás fueron atendidos ni escuchados por la Comisión Nacional del Agua, dependencia que en varias ocasiones les canceló citas previamente solicitadas por ellos para buscar soluciones al conflicto del agua. El presidente López Obrador siempre supo de tales desaires, y no hizo nada al respecto.
Desde un principio se vio que la actitud presidencial fue represiva e ilícita, pues no había motivo alguno para que los líderes agrícolas fueran violentados en sus derechos humanos negándoseles el acceso al patrimonio de ellos y sus familias, al serles congeladas sin razón válida sus cuentas bancarias. Por eso ahora, un año después, la injusta detención cometida contra el ingeniero Valles, evidentemente movida por la visceralidad y el afán de venganza política, es una muestra más del autoritarismo y la intolerancia que han caracterizado al régimen del presidente López Obrador. En términos coloquiales el caso de Andrés Valles constituye, sin duda, una raya más del tigre; de ese tigre llamado Andrés Manuel López Obrador que no admite disenso ni oposición frente a sus autoritarios designios.