¿Sabes por qué los días de descanso por la Revolución, en 20 de noviembre, se pasaron para hacer un puente en lunes?
Max Carranza
La fecha —al menos la oficial— es el mero 20 de noviembre. Aquel era el día clave según el Plan de San Luis publicado por Francisco I. Madero y desde entonces, más de 110 años después, se le sigue considerando como el momento de inicio de la Revolución Mexicana.
La situación curiosa es que, en nuestro país, esa no es una fecha oficial de descanso… ni se usa para los amados puentes festivos.
Según la Ley Federal del Trabajo, la fecha de descanso para conmemorar la Revolución no es el 20 de noviembre. En realidad, se tiene que recorrer al tercer lunes de este mismo mes.
¿Por qué se recorren a los lunes?
Ese es un detalle interesante. Resulta que los puentes y los días de descanso se recorren al lunes para evitar que los sábados se metan en el camino.
Si, como muchas personas trabajan en sábado, la opción de poner el día libre en viernes perdía todo sentido. Si descansabas el viernes, pero tenías que presentarte a la chamba al día siguiente… pues de puente no tenías nada. Entonces, en lunes se hace más sencillo que SIEMPRE tengas días libres de corrido.
Además, esta iniciativa —que ya lleva 15 años en México— recuerda que es más fácil encontrar algún lunes determinado que elegir un viernes, ya que esos pueden pasarse de la fecha celebrada.
Puente revolucionario: Una “tradición” de 15 años
¿Cómo es que la celebración, los puentes y las vacaciones del 20 de noviembre se olvidaron de la fecha específica y se movieron para el lunes? Pues eso habrá que platicarlo con los diputados… pero los de inicio del siglo XXI.
En el año 2000, un diputado del PRD —que se llama Carmelo Enríquez Rosado— propuso seguir la experiencia de otros países como Argentina, Colombia o Sudáfrica y mover todos los días de descanso oficial a lunes o viernes, sin importar la fecha festiva y así poder tener más puentes vacacionales durante el año.
La iniciativa, extrañamente, no rindió frutos.
Sin embargo, fue rescatada a finales de 2005 por otro grupo de diputados que le bajaron dos rayitas a la iniciativa original y aprobaron recorrer solo algunas de las fiestas nacionales. Y como les decíamos arriba, moverlas solo al lunes.
Propusieron “regalarnos” tres puentes largos en el año recorriendo las celebraciones al lunes. El del del 5 de febrero, el del 21 de marzo y el que nos ocupa ahorita: el de la Revolución del 20 de noviembre que, según las leyes mexicanas, caerá —siempre— en el tercer lunes del mes.
La iniciativa se hizo oficial la primer semana de 2006 y desde ahí agarró patín la idea de más vacaciones, más puentes largos y más días de descanso. Sin embargo, había una curiosa intención detrás.
No solo fue para dar más vacaciones
Esto está muy cañón. Cuando revisas la iniciativa original presentada por los diputados para buscar agrandar los puentes vacacionales de descanso oficial, los motivos se vuelven extraños.
Sí, por un lado mencionan las ventajas turísticas —incluso contando con el apoyo de las cámaras de Morelos, Quintana Roo y Baja California Sur. También hablan de la derrama económica en playas, balnearios y restaurantes. Incluso comentan los beneficios de la convivencia familiar y el descanso.
La bronca es que también lo hicieron para evitar las faltas al trabajo.
Uno de los principales puntos de la iniciativa, comentado por los propios diputados que la hicieron, era evitar el ausentismo laboral. “Es sabido que una costumbre es tomar días adicionales a los autorizados y genera ausentismo no planeado”, explicaban para eliminar la “práctica indeseable”.
Querían terminar con las faltas laborales de cuando el día festivo caía en jueves o en martes… y la banda agarraba los días libres.
Entonces, así es como empezó la propuesta de mover algunas fechas festivas a los lunes. Fomentar la planeación de vacaciones, el turismo local y evitar las faltas al trabajo. Ya saben, de mientras, disfruten su puente por la Revolución, aprovechando que es el último del año. Chale.