“En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”.— Albert Einstein
Queriendo entender -si es posible- lo que pasa por la cabeza del Presidente de Estados Unidos y su torpe estrategia que busca hacerse de fondos para el muro, recomiendo “Wag The Dog”, (2007) una extraordinaria película dirigida por Barry Levinson. Dicho filme plasma como pocos la forma en la que los políticos manipulan a la opinión pública y alteran el ciclo noticioso a su favor culpando a terceros o generando conflictos artificiales donde no los hay.
El elenco y las actuaciones no tiene desperdicio: Dustin Hoffman, Robert de Niro, Anne Heche y Woody Harrelson. Wag The Dog relata la historia de un presidente luchando por su reelección y quien a dos semanas de los comicios, es acusado de abuso sexual a una niña. Despavoridos pues las acusaciones son ciertas, los hombres y mujeres cercanos al mandatario comienzan a idear estrategias que distraigan la atención de un escándalo que no sólo le costaría al presidente la Casa Blanca, sino también implica que acabe en prisión.
Ante la gravedad de los hechos, los asesores del presidente caen en cuenta de que la única forma de distraer a la opinión pública es inventando una guerra con un país prácticamente desconocido para los estadounidenses, en este caso Albania, y contratan a un productor capaz de recrear una guerra ficticia y la subsecuente crisis humanitaria.
Lo que en principio parece descabellado, en cuestión de días prueba ser efectivo: el público aleja su atención del escándalo presidencial y comienza a apoyar sin miramientos a las tropas en su “cruzada” contra la “terrible” Albania, lugar que pocos son capaces de localizar en el mapa pero que gracias a los talentos de los asesores del presidente, pasa a convertirse en una verdadera “amenaza” para el estilo de vida norteamericano.
Guardadas las proporciones, Wag The Dog observa asombrosos paralelismos con la administración de Donald Trump. Y es que la noche del martes, Trump solicitó tiempo aire a las principales cadenas de televisión de Estados Unidos para dirigirse a la nación y hablar de lo que considera como una grave crisis humanitaria y afrenta a la seguridad de aquél país. Con el propósito de convencerlos de que el Congreso apruebe una asignación presupuestaria de más de 5 mil 700 millones de dólares para construir el muro en la frontera con México, el presidente habló de una supuesta crisis migratoria equiparable a la Guerra de Vietnam.
“Cada semana cientos de nuestros ciudadanos son asesinados y el 90 por ciento de las drogas viene por nuestra frontera sur. Este año han sido asesinadas más personas por los opioides que por la Guerra de Vietnam”, dijo el mandatario. Ante la negativa de los demócratas de asignar recursos para la construcción de un muro y la falta de acuerdos con los republicanos para llegar a un trato sobre el presupuesto, el gobierno de Estados Unidos enfrenta un cierre parcial desde el 22 de diciembre.
Dicho cierre afecta a 800 mil empleados que permanecen en casa sin cobrar sueldo, y también ha llevado a la clausura de museos y parques, acumulación de basura, el que la NASA opere a su mínima capacidad, entre otras cosas. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, califica el muro que propone construir Trump como una “pérdida de dinero”.
“La decisión de Trump de forzar el cierre del gobierno para orillar al Congreso a otorgarle recursos para su muro fronterizo es parte de su total apuesta a la inmigración como el tema bandera que mantendrá motivada a su base y lo llevará a la reelección. Y si bien todos los datos duros contradicen la narrativa xenófoba y demagoga de Trump que describe a EU acosado por la inmigración descontrolada y a ésta como la fuente de una serie de agravios económicos, culturales y de seguridad, esa lectura se está enraizando”, escribe el embajador Arturo Sarukhán.
A dos años de las elecciones, Donald Trump ya está en campaña. Su estrategia es la misma de siempre: elevar un problema binacional (la inmigración) a proporciones insospechadas culpando a los migrantes si es preciso, de todos y cada uno de los males que enfrenta Estados Unidos. Así como el presidente ficticio de “Wag The Dog” decide unilateralmente que Albania se ha convertido en la mayor afrenta internacional, Donald Trump busca reelegirse a toda costa si bien ello implique mantener cerrado el Gobierno y generar una crisis constitucional y de opinión sin precedente.
Lo cierto es que no hay una crisis ni un problema humanitario; Trump se lo ha sacado de la manga pues sabe que si no cumple una de sus más absurdas promesas de campaña, construir el muro, de toda suerte perderá buena parte de su voto duro. Como ni los republicanos están dispuestos a concederle 5 mil millones de dólares para tal despropósito, el presidente decidió llevar las cosas por un camino peligroso.
Todo, como en Wag The Dog, por otros cuatro años en La Casa Blanca. Pésele a quien le pese.
Twitter: @patoloquasto
El elenco y las actuaciones no tiene desperdicio: Dustin Hoffman, Robert de Niro, Anne Heche y Woody Harrelson. Wag The Dog relata la historia de un presidente luchando por su reelección y quien a dos semanas de los comicios, es acusado de abuso sexual a una niña. Despavoridos pues las acusaciones son ciertas, los hombres y mujeres cercanos al mandatario comienzan a idear estrategias que distraigan la atención de un escándalo que no sólo le costaría al presidente la Casa Blanca, sino también implica que acabe en prisión.
Ante la gravedad de los hechos, los asesores del presidente caen en cuenta de que la única forma de distraer a la opinión pública es inventando una guerra con un país prácticamente desconocido para los estadounidenses, en este caso Albania, y contratan a un productor capaz de recrear una guerra ficticia y la subsecuente crisis humanitaria.
Lo que en principio parece descabellado, en cuestión de días prueba ser efectivo: el público aleja su atención del escándalo presidencial y comienza a apoyar sin miramientos a las tropas en su “cruzada” contra la “terrible” Albania, lugar que pocos son capaces de localizar en el mapa pero que gracias a los talentos de los asesores del presidente, pasa a convertirse en una verdadera “amenaza” para el estilo de vida norteamericano.
Guardadas las proporciones, Wag The Dog observa asombrosos paralelismos con la administración de Donald Trump. Y es que la noche del martes, Trump solicitó tiempo aire a las principales cadenas de televisión de Estados Unidos para dirigirse a la nación y hablar de lo que considera como una grave crisis humanitaria y afrenta a la seguridad de aquél país. Con el propósito de convencerlos de que el Congreso apruebe una asignación presupuestaria de más de 5 mil 700 millones de dólares para construir el muro en la frontera con México, el presidente habló de una supuesta crisis migratoria equiparable a la Guerra de Vietnam.
“Cada semana cientos de nuestros ciudadanos son asesinados y el 90 por ciento de las drogas viene por nuestra frontera sur. Este año han sido asesinadas más personas por los opioides que por la Guerra de Vietnam”, dijo el mandatario. Ante la negativa de los demócratas de asignar recursos para la construcción de un muro y la falta de acuerdos con los republicanos para llegar a un trato sobre el presupuesto, el gobierno de Estados Unidos enfrenta un cierre parcial desde el 22 de diciembre.
Dicho cierre afecta a 800 mil empleados que permanecen en casa sin cobrar sueldo, y también ha llevado a la clausura de museos y parques, acumulación de basura, el que la NASA opere a su mínima capacidad, entre otras cosas. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, califica el muro que propone construir Trump como una “pérdida de dinero”.
“La decisión de Trump de forzar el cierre del gobierno para orillar al Congreso a otorgarle recursos para su muro fronterizo es parte de su total apuesta a la inmigración como el tema bandera que mantendrá motivada a su base y lo llevará a la reelección. Y si bien todos los datos duros contradicen la narrativa xenófoba y demagoga de Trump que describe a EU acosado por la inmigración descontrolada y a ésta como la fuente de una serie de agravios económicos, culturales y de seguridad, esa lectura se está enraizando”, escribe el embajador Arturo Sarukhán.
A dos años de las elecciones, Donald Trump ya está en campaña. Su estrategia es la misma de siempre: elevar un problema binacional (la inmigración) a proporciones insospechadas culpando a los migrantes si es preciso, de todos y cada uno de los males que enfrenta Estados Unidos. Así como el presidente ficticio de “Wag The Dog” decide unilateralmente que Albania se ha convertido en la mayor afrenta internacional, Donald Trump busca reelegirse a toda costa si bien ello implique mantener cerrado el Gobierno y generar una crisis constitucional y de opinión sin precedente.
Lo cierto es que no hay una crisis ni un problema humanitario; Trump se lo ha sacado de la manga pues sabe que si no cumple una de sus más absurdas promesas de campaña, construir el muro, de toda suerte perderá buena parte de su voto duro. Como ni los republicanos están dispuestos a concederle 5 mil millones de dólares para tal despropósito, el presidente decidió llevar las cosas por un camino peligroso.
Todo, como en Wag The Dog, por otros cuatro años en La Casa Blanca. Pésele a quien le pese.
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