La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· La soberanía perdida
México vive una etapa compleja. La problemática económica actual, caracterizada por el nulo crecimiento de la economía y los decrementos en la calificación crediticia del país, no son los únicas adversidades que la nación enfrenta. La inseguridad y la violencia se han enseñoreado, convirtiéndose en una de las mayores amenazas para nuestra estabilidad social, política y económica. Hablar de los casos “Culiacán”, “Le Barón” y “Ciudad Juárez” acontecidos en las últimas semanas y días, es quizá referirnos a la apertura de un inédito y lamentable capítulo que jamás se había vivido en nuestra historia nacional, pues el uso ilícito de la coerción y la barbarie confirmaron ante los ojos del mundo lo que al interior de esta patria era ya una verdad inocultable: la existencia de un Estado fallido a raíz de la debilidad institucional derivada del rebasamiento de la autoridad por poderes fácticos fincados en la clandestinidad y la ineficacia del estado de derecho.
México ya no es el mismo, los acontecimientos registrados tanto en Culiacán, como en los límites entre Chihuahua y Sonora, así como en Ciudad Juárez, constituyen una circunstancia sin precedentes en nuestro devenir histórico, porque la inexorable realidad ha demostrado en los hechos el verdadero nivel de gobernabilidad de las instituciones que conforman al aparato gubernamental. Parece inminente el riesgo de un desafío aún más frontal hacia la autoridad legítimamente constituida; por desgracia la actual coyuntura parece presagiar de modo peligroso barruntos de terrorismo y sabotaje.
Hoy la sociedad y la opinión pública mexicanas se hallan inmersas en la incertidumbre y el temor, mientras el gobierno mexicano parece no estar dispuesto a aceptar el ofrecimiento de ayuda formulado por los Estados Unidos para combatir la inseguridad en nuestro país. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha respondido que no recibirá el apoyo ofrecido por su homólogo Donald Trump, aduciendo que México realizará las investigaciones correspondientes y actuará de manera soberana. Paradójicamente, los alarmantes sucesos que día a día ocurren en diversos lugares del territorio nacional parecen demostrar que tal soberanía -consistente en la supremacía del Estado Mexicano para actuar frente sus súbditos, así como en la autonomía e igualdad en las relaciones con sus pares- por lo menos al interior del país está perdida.